Vigorosa contemplación

Las artes tienen esa capacidad de reinvención permanente. Si bien existen premisas establecidas, la creatividad, el talento innato y la constante formación permiten a sus representantes abordar nuevos desafíos. Es así que la carrera de la versátil Lara Barreto (29) confiere deleite al público, fusionando su caudal interpretativo en la música y el teatro.

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Gracias a su madre, Celia Medina, quien la llevaba casi todos los días al Instituto Municipal de Arte (IMA) de Asunción, transitó el sendero teatral desde muy pequeña. Trabajó con varios exponentes del rubro en el país, como Miguel Gómez, Raquel Rojas, Omar Mareco, Wal Mayans, Víctor Sosa Traverzzi, entre otros.

Durante su proceso de formación realizó un curso de artes escénicas en Salvador de Bahía (Brasil), aproximándose a la realidad artística regional.

Desde hace cinco años incursiona en la música, con estudios de técnicas y lenguaje con el maestro Celso Joabe, destacándose cada vez más con el saxofón.

Actualmente, cursa Licenciatura en Música, en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional de Asunción (FADA/UNA). Integra la banda profesional de músicos de la Dirección del Servicio de Bandas Militares (Diserbamil) de las Fuerzas Armadas de la Nación.

En el marco del Mes de Teatro Hispano Paraguayo V Edición, desarrollado en estos momentos en el Centro Cultural de España Juan de Salazar (CCEJS), encarnó la sugerente sensualidad, temperamento y sensibilidad del protagónico originalmente concebido por Cervantes para su obra La Gitanilla, y magistralmente adaptada a la psiquis coloquial de nuestra sociedad en América Latina.

Transportémonos de las tablas a los pentagramas, y ahondemos en sus vivencias, trabajos y prominentes triunfos.

Tras abordar el lenguaje actoral, ¿qué te motivó a hacer lo mismo en la música, específicamente con un instrumento tan versátil como el saxofón?

Fue la necesidad de complementar mis conocimientos artísticos para utilizar algún día el instrumento en escena como parte de un espectáculo. Justamente, su versatilidad me llevó a escoger el saxo. Creo, además, que para un actor es sumamente importante desarrollar las nociones básicas de melodía y ritmo. De ese modo comencé. Sin que importara mi edad, me involucré de lleno con la expresión musical. Descuidé por bastante tiempo el teatro, para organizarme mejor; entonces, con la puesta de América Latina experimenté un hermoso reencuentro con el arte escénico.

Teniendo en cuenta esta fusión, ¿cómo dialogan en escena el lenguaje instrumental y las distintas técnicas actorales?

Me llena la capacidad de complementar la música con el teatro. No se trata solamente de crear un acompañamiento instrumental de fondo para algún cuadro, sino más bien que el saxofón –en mi caso– sea un personaje o parte importante de él. Eso hace mucho más interesante un espectáculo, para mi gusto.

Ya sea con la música, la actuación o ambas, ¿cómo te sentís en el escenario, dejando de ser Lara para convertirte en alguien más?

Para mí, esa es la mejor parte del arte: la transformación que nos lleva a dejar de ser quienes somos diariamente. Esa capacidad de crear otra realidad. En las tablas ocurre al interpretar algún rol y en la música creo que se experimenta en el momento de la improvisación.

¿Cómo viviste la experiencia de la obra América Latina y el trabajo relacionado con tus dos disciplinas?

Esta obra fue un reencuentro con el teatro después de varios años. Estar en manos de Víctor Sosa Traverzzi, como director, me dio mucha seguridad para expresarme. Confío en su trabajo e indicaciones; compartimos gustos artísticos similares y el hecho de utilizar al saxo como parte del personaje. Es un incentivo que venía buscando hace tiempo. Quería que el propio personaje sea el ejecutante, no Lara. Yo no toco el saxo igual que América Latina; ella lo hace de manera distinta, con más sensualidad y mayor decisión e ímpetu en el carácter.

¿Cómo se dio la dinámica con tus compañeros, el abordaje de escenas apasionadas y el proceso de adaptación de un texto clásico al lenguaje coloquial paraguayo?

Al principio me fue difícil encarar las escenas apasionadas, porque nunca antes había hecho algo así en teatro, pero el equipo supo aceptar mis tiempos y llegamos a lo que nos propusimos: sensualidad con mucho carácter. Con respecto al texto, no fue fácil. Maruja Bustamante, quien adaptó la versión original de la obra La Gitanilla, de Cervantes, lo hizo pensando en la realidad de su país (Argentina), incorporando modismos de allí. Ella participó en los ensayos y, junto con el director y el elenco, la readaptamos al plano paraguayo.

¿Cómo valorás la interacción de diferentes disciplinas artísticas en una obra que sugiere, desde el texto, interpretaciones sobre la psicología de los personajes y la crítica sociológica?

Lo que más admiro es la interacción de diferentes expresiones y la capacidad de fusionar el arte. Por eso siento profunda admiración hacia el trabajo que realizan Wal Mayans y Raquel Martínez. Creo que lo desarrollado por ellos es lo más revolucionario que existe en el Paraguay. Les considero el ejemplo de interacción corporal, vocal, musical y rítmico más acertado, con una profunda transgresión de estéticas comerciales.

Implementando técnicas de dos disciplinas artísticas siempre relacionadas, pero con interesantes contrastes en su ejecución, Lara consigue plasmar su talento abordando propuestas que impliquen mucho más que solo actuar o ejecutar un instrumento, colaborando de ese modo con el dinamismo en la construcción de nuevas propuestas culturales.

Lara Barreto

Luego de una temporada alejada del teatro, dedicándose al estudio del saxo, esta multifacética artista regresa avasallante, amalgamando las virtudes de sus dos pasiones y posicionándose con fuerza dentro de la escena cultural alternativa.

Mes de Teatro Hispano Paraguayo

Este fin de semana concluye la V Edición de este reconocido encuentro, en el que el teatro junto con sus representantes y propuestas devenidas –en su mayoría– de la adaptación de obras escritas por Miguel de Cervantes, al cumplirse 500 años de su fallecimiento, adquieren en la coyuntura de nuestro país notables matices socioculturales, plasmados en los libretos, dirección, montaje y, por supuesto, la interpretación de los actores. En este marco se realizaron clases magistrales con profesionales nacionales e internacionales –destacándose la impartida por el dramaturgo español Alberto Conejeros–, conversatorios en los que el intercambio de experiencias fue dinámico y puestas de gran nivel.

La última obra en subir a escena es una reinterpretación de textos que el Manco de Lepanto escribió cuando estuvo en la cárcel. Se trata de Entremeses obvios del cautivo consciente, en la oquedad del intertexto liberador, ontológico, deontológico, crítico y dialéctico de una fuga existencial, de la compañía En borrador, dirigida por Paola Irún. Este es uno de los eventos programados por el 40.º aniversario del CCEJS.

carlos.canete@abc.com.py

Foto Silvio Rojas y gentileza

Maquilló y peinó Alberto Romero

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