Universo de sensaciones

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Augusto Roa Bastos escribió: “Tendría que haber en nuestro lenguaje palabras que tengan voz. Espacio libre. Su propia memoria. Palabras que subsistan solas, que lleven su lugar consigo. Un espacio donde esa palabra suceda igual que un hecho”.

Al evocar ese espacio –quizá abstracto, quizá real– mencionamos también al teatro, que en la diversidad de su esencia utiliza la palabra, en la voz de los actores, y nos cuenta la realidad. Una de esas voces es la de Fátima Fernández, quien, actualmente, lleva consigo las palabras de este gran escritor en la puesta El trueno entre las hojas.

Es profesora superior de declamación, tomó cursos de piano, cantó con maestros nacionales; realizó talleres en el extranjero, como en la New York Film Academy NYC (2015), Go Broadway, en Buenos Aires (2016), y participó del Congreso Internacional de Musicales y Óperas Rock, en la misma ciudad argentina.

Durante esta temporada –que promete muchas más funciones dentro de lo habitual en nuestra escena cultural– sorprendió gratamente por la versatilidad en la ejecución de cuatro personajes en la obra El trueno entre las hojas, surgida del realismo mágico de nuestro Premio Cervantes, demostrando que su caudal artístico –lejos de encasillarla en un género– admite el desarrollo de una actriz integral.

¿Cómo se dio tu proceso al encarar personajes concebidos por la pluma de Augusto Roa Bastos y adaptados por Arturo Fleitas?

Cuando me convocaron, supe que desde el vamos sería una de las grandes experiencias actorales de mi vida. Es un clásico en las manos de gigantes del teatro nacional, como José Luis y Pablo Ardissone, y quien adaptó la obra: Arturo Fleitas. Al hurgar en mis personajes me percaté de que los cuatro roles que me tocaban eran completamente diferentes, lo cual requería un trabajo mental y físico muy profundo, y así ser fiel a lo que Roa Bastos quería contar.

Los más difíciles fueron el de la esposa de Forkel, una señora que se entregaba a todos los hombres del pueblo, sin escrúpulos, ni tapujos ni límites. Su actitud corporal era muy masculina, tenía una mirada provocadora y la voz direccionada hacia los graves. 

Por otro lado, Jasy Morotî era una kuña Paraguay de armas tomar, pero sin perder la delicadeza en los movimientos y la voz. Ambos fueron roles difíciles y estoy contenta de haberlos interpretado.

Al hacerlo, ¿tomabas conciencia de la realidad de esas historias y cómo contribuye la disciplina actoral al momento de reivindicarlas en la memoria del público?

Es inevitable relacionar todo lo que ocurre en nuestro país con lo que Roa quiso contar en esos cuentos. Es una tremenda responsabilidad social la que tenemos los artistas al reflejar sobre el escenario una realidad tan latente y dolorosa como la que él relata.

Sabemos que la opresión a los sectores desfavorecidos del país continúa, aunque la historia se escribió hace más de 50 años.

En relación con las puestas de carácter folclórico clásico y las producciones independientes, ¿qué le falta a la escena cultural de nuestro país para fortalecer todos los espacios?

Casi todas las productoras teatrales estarán de acuerdo en que el teatro en el Paraguay se realiza prácticamente a puro pulmón y buscando hasta de donde no se tiene para generar oportunidades. Trato siempre de ser optimista, pero la realidad es que, en muchas ocasiones, algunas empresas del sector privado no consideran rentable apoyar la actividad artística. Pienso que desde el sector privado y, por supuesto, del estatal también se debe entender que esto es una inversión a la cultura, algo que nos conviene a todos como sociedad.

¿Algún anhelo artístico que persigas y quieras materializar?

Quisiera convertirme en una buena escritora. Es una faceta que estoy retomando y cada vez me enamora más. El único camino que hay es haciéndolo y equivocándome.

Contanos de tus proyectos en puerta.

Estoy produciendo dos obras teatrales: una se llama Chaco Épico Experimental, dirigida por Jorge Fernández, y la otra se llama Naufragio, que escribí y también dirijo. En noviembre del año pasado abrí mi propia productora teatral: Cábala Teatro, junto con mi compañera Julieta Benjamín. En julio planeamos una obra infantil y, en octubre, una para adultos. En el 2018 hay planes de viajar, así que aprovecharemos este año para producir mucho teatro.

Fátima Fernández

La carrera de esta joven actriz despunta con un exquisito abordaje de personajes que dan cuenta del talento y dedicación. Con el reciente estreno de un clásico de la literatura paraguaya en su haber, ahondamos en su pasión puesta en el género teatral.

carlos.canete@abc.com.py

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