Cargando...
El origen de las tarjetas de Navidad se remonta a principios del siglo XIX (1843), cuando en el Reino Unido, sir Henry Cole hizo imprimir un buen número de ellas con la siguiente frase: Merry Christmas and Happy New Year; en español, ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!. La costumbre se arraigó y, en la actualidad, remitir una tarjeta de fin de año es un gesto cordial, tanto entre amigos como a nivel empresarial. Lo más tradicional es enviar las tarjetas de Navidad por correo. Las enviamos a los familiares con los que no coincidimos en las celebraciones navideñas, a conocidos y amigos. Hoy día, las tarjetas de felicitaciones por las fiestas de Navidad y Año Nuevo se sustituyen por el correo electrónico o mensajes al teléfono celular. En la actualidad, con la evolución de las tecnologías de la comunicación, es perfectamente válido hacer una felicitación electrónica y, para ello, existen múltiples opciones como: aplicaciones, tweets, videos online, correos electrónicos, tarjetas online, sms, mms, etcétera. Pero recuerde que debe hacerla a personas que estén relacionadas con este medio y que tengan acceso a ella. No sería correcto enviar una felicitación electrónica a una persona que no maneje las redes sociales. Es importante recalcar que las tarjetas electrónicas conservan su formato original, pero convengamos que, una tradicional tarjeta de Navidad impresa siempre proporciona una nota de elegancia y, al recibirla, nos hace pensar que la persona que nos la envió se tomó una molestia adicional, y más aún, si la misma está personalmente manuscrita o firmada. La tarjeta impresa puede tener diversos tamaños y calidades. Lo que se deberá tener en cuenta, en este caso, es que tarjeta y sobre se correspondan exactamente; mismo tamaño, misma calidad. En cualquier caso en que recibamos de una manera u otra, siempre debemos contestarla de la misma forma en que nos la enviaron. En las felicitaciones para los amigos o familiares es mejor olvidarse de la impresora o la máquina de escribir; lo ideal sería escribir a mano, que no parezca algo que se ha hecho en serie para un montón de gente. Si se envía la tarjeta postal en nombre de toda la familia, a amigos, a los padres o abuelos, por ejemplo, lo ideal sería que firmen todos los miembros de la familia. Los niños pueden poner su nombre. Si la felicitación se hace desde la empresa, puede ser preimpresa, pero al menos debe llevar la firma de su puño y letra. Las fiestas de Navidad y Año Nuevo son una ocasión para ser felices y tratar de hacer felices a los demás. Por eso, es recomendable adquirir tarjetas de Navidad en cualquier oenegé que destine su recaudación a fines y ayudas sociales. Su felicitación ganará elegancia y valor no solo por el mensaje escrito, sino también por su colaboración con una finalidad social.
Cuándo enviarlas
Las tarjetas de Navidad deben remitirse a partir de la primera semana de diciembre hasta mediados de ese mismo mes, incluso si acompaña algún obsequio. Remitiéndolas más tarde se corre el riesgo de que no lleguen a tiempo, pues los servicios de correos y mensajería se ven sobrepasados en esas fechas por la gran cantidad de trabajo que tienen. El contenido típico se extiende desde símbolos verdaderamente cristianos tales como el nacimiento de Jesús y la estrella de Belén.
Recuerde que, con las tarjetas, se renuevan los sentimientos y afectos a las personas y que, aunque a veces no las veamos, no nos olvidamos de ellas.