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Indiscutiblemente, se trata de uno de los complementos femeninos más deseados, atractivos y delicados, que generan un comportamiento natural de seguridad y elegancia. En numerosas ocasiones no producen comodidad y, sin embargo, a pesar de que causen dolores, la mujer nunca dejará de caminar sobre tacones elevados.
Las opciones de calzados que exhiben las marcas nacionales e internacionales muestran una vasta originalidad, buen gusto, finura y distinción. Casi con seguridad, podría afirmarse que la gran mayoría de las mujeres que desean adquirir nuevos zapatos o elegir entre los suyos para salir, sin pensar demasiado, optan por los altos o imposibles, incluso teniendo la certeza de las posteriores molestias en los pies. “La persona que usa tacos muy altos no camina de forma normal, es decir, el peso completo del cuerpo pasea en metatarso y el antepié termina mortificado”, analiza la Prof. Inés Beatriz Iturmendi, podóloga. Asiente además que es sorprendente la cantidad de chicas que utilizan tacones durante el día. “Acostumbro a decir a mis pacientes que para ir al trabajo elijan el calzado más bajo y para conquistar, el más alto, pero este último no llevarlo todo el tiempo”.
Su labor en el área de la podología trata especialmente la prevención de los problemas. “Es inevitable que, luego de soportar durante horas un par de zapatos con taco 10, se desarrollen trastornos que finalicen en complicaciones graves. Puntualmente, las zonas de la cintura, la espalda, las piernas y los pies son las afectadas”, afirma la especialista.
Problemas frecuentes
La recomendación de Iturmendi es inclinarse hacia unos tacos que no excedan los tres centímetros y sean de diseño ancho. De lo contrario, los dolores de espalda serán constantes, además de afectar la postura corporal, ya que la misma se modifica a consecuencia del desequilibrio en el apoyo de los pies. Puede presentarse una lordosis de la columna lumbar, es decir, una curvatura fisiológica de la columna. Otros perjuicios, por más pequeños que sean, conforman la lista de daños más comunes, como “los callos en el antepié, las durezas en la zona plantal y los juanetes que se forman en los lados de ambos dedos gordos, que si no se controlan con un podólogo pueden ser muy dolorosos. Otra secuela que se observa es la patología llamada ‘dedo en martillo’, una deformidad en el dedo que puede ser causada por diversos motivos, aunque uno de ellos es la presión de un juanete, resultado de la inestabilidad de los tacones”, explica.
Aunque numerosas mujeres tengan mejor equilibrio que otras, los inconvenientes son los mismos. El maltrato a los pies existe y con los años se comprueba. “Para la persona que padece de sobrepeso es aconsejable que no intente utilizar diariamente tacones, porque es mejor obtener cuidados y beneficios”. De igual modo, es importante la calidad de los zapatos por más bajos o altos que sean, el confort. No agonizar al lucirlos no tiene precio.
Soluciones prácticas
Es necesario que luego de largas horas caminando con calzados muy altos se logre apaciguar los desagradables dolores. Por lo tanto, se podría acudir a la práctica de ciertos ejercicios caseros que no requieren de mucho tiempo ni sacrificio. Para ejercitar los músculos y fortalecerlos, la clave se centra en estirar las puntas de los pies y realizar pequeños movimientos circulares en uno y otro sentido. Si de mejorar el equilibrio se trata, se recoge con los dedos del pie algún pañuelo o media del suelo, agarrarlo, sostenerlo durante unos segundos y repetirlo cinco veces con cada pie. También es conveniente efectuar el baño de pies, que consiste en sumergirlos en agua a temperatura ambiente y después enjuagarlos con agua fría. Otra táctica es masajear los dedos con cremas exclusivas para pies.
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