Subir a las tablas

Estudia teatro en Los Ángeles. Es bailarina y trabajó para la aerolínea Emirates, de Emiratos Árabes Unidos, antes de partir a EE.UU. De su tierra paraguaya se llevó una sólida educación académica y familiar.

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Maia (27) charló con Nosotras desde su actual lugar de vida, Los Ángeles (EE. UU.). Partió de Paraguay hace cinco años aprovechando que la aerolínea Emirates, de Emiratos Árabes Unidos, reclutaba personal. “Tenía curiosidad por conocer otras culturas; esto coincidió con el trabajo de Emirates, donde fui asistente de cabina en clase ejecutiva. Después hice licenciatura en Marketing por la Universidad de Phoenix. Desde hace unos meses, estoy en la Academia Stella Adler, estudiando teatro”, relata. La formación expresiva de Maia se inició desde pequeña con danza clásica. Como bailarina de otros estilos también, participó en varios concursos en América y Europa. Por la AFS, vivió un año en Wels, Austria (2003-2004), donde formó parte de la compañía de danza Hippmann Tanzschule. “La danza me enseñó a trabajar con disciplina y a la vez me liberó creativamente. Hace mucho que no bailo, pero llevo la danza en mis venas”, apunta.

Maia lleva orgullosa sangre rusa, es hija del exsenador paraguayo Basilio Nikiphoroff. Poco recuerda de sus abuelos paternos, pero por relatos familiares guarda de ellos los mejores recuerdos de adaptación y trabajo. De parte de su mamá, Graciela Pecci, mantiene viva la tradición, pasión y cultura italianas. “Hace poco nos juntamos todos los Pecci. Lo organizó mi tía Marisol y, como dice ella, parecíamos una familia de las películas de Fellini”.

¿Por qué decidiste dar este giro hacia el teatro? Creo que las personas no se definen en una sola cosa; a lo largo del camino, van apareciendo oportunidades que te atraen. Ahora mi pasión se centra en la actuación y, a medida que estudio, me doy cuenta de lo mucho que me gusta.

¿Instalarte en Los Ángeles fue por esa atracción teatral? Sí, pero si surgieran proyectos en otro lugar, no tendría problema en trasladarme.

¿Qué es lo más difícil en esta experiencia artística? Muchas veces me conecto muy fácil con el personaje, otras casi me es imposible entender su perspectiva. Me cuesta dejar de lado mi ego, esa voz que constantemente te traiciona.

¿Creés en la suerte para triunfar? Creo en las circunstancias; de a poco uno se las va creando. Con frecuencia, a cosas que no podemos explicar las llamamos suerte. Yo prefiero pensar que tengo, en parte, las riendas de mi vida.

¿Cómo definís el éxito? Es algo muy personal, para mí es hacer lo que me gusta.

Los sueños implican gastos, ¿cómo costeás este estudio? Con mis ahorros de cuando trabajé en Emirates, y gran parte me ayudan mis padres. Estudiar teatro cuesta mucho dinero, pero hay formas de buscar recursos. En Paraguay podés buscar becas a través del Fondec o El Cabildo, y en EE. UU. hay becas en las academias y hasta préstamos estudiantiles. La falta de dinero es un factor importante, pero no un impedimento.

¿Qué necesita un actor para serlo cabalmente? Hay muchos factores para ser un actor exitoso, uno de ellos es la disciplina; podés ser un actor nato, ¿pero de qué te sirve sin disciplina? El actor nace y se hace.

¿Cuál es tu punto a favor para convertirte en actriz? Mi perseverancia, formación y experiencia vividas hasta hoy.

¿Cuánto te ayuda o te frena la preparación académica que llevaste de Paraguay? Me ayudó mucho; estudié en un colegio privado, bilingüe, con un buen sistema educativo. Se lo debo todo a mis padres; ellos sabían lo importante que es tener una buena educación.

¿Qué les falta a los buenos actores paraguayos? Siendo honesta, no puedo contestarte porque no trabajé en Paraguay. Pero me parece que la sociedad se está abriendo de a poco a la actuación como carrera que se estudia y se entrena. Agustín Núñez, por ejemplo, ofrece programas muy buenos.

¿Sos la única paraguaya en la Academia Stella Adler? No, Javier Morga tomó clases. De a poquito vamos haciendo conocer nuestro país.

¿Cómo trabajás tu acento paraguayo? Tenemos clases para corregir nuestro acento y hablar general american, el inglés que te piden que domines. Por suerte, aprendí inglés desde chiquita y no me es difícil reducir el acento, pero es algo que tenés que trabajar diariamente.

¿A qué famosos viste de cerca? A muchos, entre ellos a Colin Farrel, Bruce Willis, Mel Gibson y conocí a Holland Taylor (la mamá de Charlie y Alan en Two and a half men), porque es parte de la junta directiva de la Academia.

¿Qué actores te inspiran? Charlize Theron me inspira mucho; Meryl Streep —no creo que haya una persona a quien no le guste—; Sally Field, Ewan Mcgregor, Benicio del Toro. Y me encantan las francesas Marion Cotillard y Audrey Tautou.

¿Qué te gustaría hacer principalmente: drama, comedia, televisión, cine, teatro? Me gustaría probar todo; cada área es un desafío interesante.

¿Cómo evaluás tu primer año de teatro? Fue más de autodescubrimiento; aprendí más de mí en un año que en los 27 que tengo. Tuve que identificar rasgos míos para hacerlos a un lado y adoptar los del personaje. Aprendí mucho sobre cómo usar el cuerpo, la voz, la imaginación. Recién estoy comenzando.

¿Qué dirías a una propuesta de desnudo? Si el desnudo ayuda a la escena, no tengo problema en hacerlo. Lo que no haría es un desnudo para darme a conocer.

¿Tenés miedo al ambiente de teatro? Sí, tengo miedo, pero en este ambiente aprendés a manejarte; a través de la experiencia aprendés en quién confiar y en quién no. A veces me frustra e impacienta no lograr mis metas, pero no llega a deprimirme. Mi familia es un respaldo muy importante.

¿Tenés un plan B si esto no resulta? Una buena pregunta para la que no tengo idea de respuesta. No sé si llegará un momento en que diga “esto no va más”, el camino que elegís te va mostrando hacia dónde vas. Las prioridades cambian con el tiempo, lo que te responda hoy capaz que no se aplique al futuro.

¿A qué tuviste que renunciar por este proyecto? Extraño a mis amigos, muchas cosas de mi vida en Paraguay; pero lo que me costó más fue dejar a mi familia.

¿Sos hija única? Tengo un hermano, Nicolás, por parte de mi papá, y tres de parte de mi mamá: Geraldine, Paul y Alain.

Aprendiste a vivir sola. Sí, vivo sola desde hace unos cuantos años; al comienzo cuesta pero nos acostumbramos al cambio más rápido de lo que creemos. Tengo novio; se llama Aaron Serfaty, es músico y un excelente compañero de vida.

Con la facilidad de idiomas tendrás muchos amigos. De todas las nacionalidades, y ahora estoy conociendo a la comunidad paraguaya de Los Ángeles.

¿Qué cambiarías en tu forma de ser? Nada. Soy trabajadora, ambiciosa en todo lo que hago. Y soy muy leal a mis seres queridos. Soy autocrítica y creo que todos lo somos, lastimosamente.

A Maia le gusta ir a la playa, caminar, patinar, bailar salsa, ir al cine o al teatro; a la hora de vestir es clásica y versátil. Trata de que el ejercicio físico sea también mental y espiritual. Su frase al despertar es “Crea hoy tus propias oportunidades”.

“Absurda y excéntrica”

Días atrás, Maia actuó en Middletown, una obra de Will Eno. Fue dirigida por un ganador del Oscar, Milton Justice. La pieza es existencial, trata de vidas no vividas, de la soledad, el presente y el futuro, con personajes estereotipados, como el policía, la bibliotecaria, el mecánico o el astronauta. Maia encarnó a la bibliotecaria. “Me costó porque es un personaje muy absurdo y excéntrico –explica Maia–, tuve que trabajar muy despacio para que sea un personaje auténtico y no una caricatura. Hice un gran trabajo interior para adentrarme en su voz, sus pensamientos, sus pasiones. Me encantó trabajar con ella, aprendí muchísimo”.

Texto lperalta@abc.com.py 

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