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Hoy en día, la apariencia física es una de las cartas más importantes que nos jugamos en los diferentes ámbitos de nuestra vida. El envejecimiento, según estudios, comienza entre los 26 y 30 años, cuando llega el cambio de fisonomía: aumenta el peso, bajan el metabolismo y los niveles de ciertas hormonas, y aparecen los cambios en los patrones de sueño. El rostro es la parte de nuestro cuerpo que más nos suele preocupar. En personas de edad media (40 años) se ha observado que algunas mantenían una edad biológica de 30, mientras que otras rondaban una apariencia de 60. Esto ocurre porque la edad cronológica puede no coincidir con la biológica. Entre las causas más nombradas está la genética, aunque se dice que solo cuenta en un 20 %. El porcentaje mayor depende del comportamiento en términos de consumo, salud y medioambiente.
Naturalmente, la piel es flexible; tiene pliegues, líneas y surcos pequeños. Los tenemos desde niños, aunque no se ven o son muy suaves; sin embargo, se irán acentuando con los años y, cuando alcanzan cierta profundidad, se consideran arrugas. Veamos los tipos de arrugas y qué factores las causan.
- La pérdida de colágeno: arrugas paralelas, una al lado de otra. El colágeno es una proteína que da elasticidad a la piel. Además del rostro, la notamos mucho en los brazos.
- Por elastosis: estas arrugas no tienen forma definida ni desaparecen al estirar la piel. Salen en la zona de la boca, los ojos y el cuello, que es la más expuesta al sol. Se producen por el aumento de la proteína elastina, lo que se da cuando falta el colágeno. Las personas de piel blanca sufren más que las de piel oscura.
- Expresionales: tienen la forma causada por nuestros músculos faciales; al reírnos, por el paso del tiempo y, aunque no estemos riendo, están ahí permanentemente. Se deben a los movimientos repetitivos de los músculos de la cara. Este tipo de arrugas se puede notar en el entrecejo y las “patas de gallo”.
- Gravedad: son las arrugas causadas por la acción de la fuerza de la gravedad; la piel tira hacia abajo, causando arrugas. Estas aparecen, más o menos, en rostros que tienen poca grasa.
¿Es posible prevenirlas?
Las arrugas que no se pueden prevenir son las expresionales y las causadas por la gravedad. No existe prevención, aunque hay tratamientos correctivos. En cambio, aquellas debido a la pérdida de colágeno y elastosis sí se pueden evitar, ya que son provocadas por el mismo agente: el sol.
Una vida saludable, sin vicios, y una nutrición correcta (antioxidantes, vitaminas C, E y betacaroteno) aportan resultados a nuestra apariencia. La higiene de la piel es fundamental para darle frescura; la piel sucia es más vulnerable a las infecciones e irritaciones. El tabaquismo es uno de los peores enemigos. Cuando una persona fuma, los vasos sanguíneos se contraen y restringen el flujo de sangre hacia las extremidades y la piel. Tanto el sol como el viento y frío excesivo dañan nuestra piel; por eso es importante la humectación regular, el uso diario de protector solar y las prendas que utilizamos.
Entre los tratamientos estéticos antiarrugas que ofrece la dermatología se incluyen las exfoliaciones químicas, la microdermabrasión, el rejuvenecimiento con láser y el IPL fotofacial. Estos procedimientos eliminan las capas más externas de la piel, dañadas o muertas, para dejar al descubierto la piel sana y estimular la producción de colágeno. A nivel de inyectables y rellenos se utilizan el botox, una inyección de pequeñísimas cantidades de toxina botulínica tipo A que inmoviliza temporalmente los músculos del rostro que son causantes de las arrugas; las inyecciones de colágeno, que se utilizan además para relleno de labios y cicatrices; el ácido hialurónico, que tiene menos reacciones alérgicas que otros; relleno de hidroxiapatita de calcio, que suele tener un efecto un poco más perdurable; la transferencia de grasa (requiere mayor seguridad y compatibilidad), que consiste en extraer grasa del cuerpo del paciente e inyectarla en la zona a tratar las arrugas, y la cirugía plástica para el estiramiento facial, levantamiento y estiramiento de cejas, y lifting de ojos. Los pedidos de aumentos de pómulos y mentón, y el estiramiento de cuello están en auge.
Las naturales
Existen muchas mascarillas naturales que se utilizan desde antaño. Entre las más conocidas están aguacate y miel, clara de huevo y zanahoria, aloe vera para las líneas de expresión de los ojos, aceite de ricino con leche o, sencillamente, echar un par de gotitas de este aceite en su crema habitual.