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Marta García (33) llegó hace cinco años de Barcelona (España), proyectando crear conciencia en ámbitos culturales, ambientales y sociales. Licenciada en Medios de Comunicación por la Universidad de Wolverhampton (Reino Unido) y posgraduada en Gestión Cultural y Cooperación Internacional por la Universidad de Barcelona (España), se dedica a la gestión y producción de proyectos internacionales vinculados a la cultura, comunicación y cooperación. Trabajó, además, en empresas privadas e instituciones públicas, así como también de manera independiente en Europa, África y América Latina.
A poco de concluir el proyecto Chaco Ra’anga, nos habla de la conexión que generó con nuestro país, la gente, el territorio y las diversas costumbres.
¿Qué aspectos del Paraguay llamaron tu atención a la hora de direccionar tus proyectos en el país?
Hace poco escuché una frase que me hizo sonreír: “El Paraguay no es algo que elijes, es algo que te pasa”. A mí me pasó Paraguay. De hecho, no escogí ninguno de los países en los que me tocó estar. En este caso vine por una oportunidad laboral del Centro Cultural de España Juan de Salazar, y lo único que sabía antes de llegar era que el paraguayo hablaba guaraní y que la canción Recuerdos de Ypacaraí tenía sus orígenes en el Paraguay.
Este es un país que me ganó poco a poco y que, finalmente, caló muy profundo en mí. Tengo grandes amigos aquí y me considero, en parte, paraguaya. Cuando viajás por el interior y tomás tereré con la gente, comprendés algunas palabras en guaraní, quedás fascinada y atrapada. Considero un privilegio vivir en un lugar tan auténtico.
Contanos acerca del proyecto Chaco Ra’anga.
Se trata de un proyecto de la Cooperación Española e impulsado por la Red de Centros Culturales, llevado adelante con la colaboración del programa Acerca, y la Fundación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas. Desde el 2013 se coordina desde el Centro Cultural Juan de Salazar, como una continuación del proyecto Paraná Ra’anga. Primero organizamos un viaje por el Gran Chaco Americano, durante un mes, en mayo de 2015. Se planteó un recorrido de 10 días por cada país a visitar, y donde las actividades se enfocaban en torno a los pueblos indígenas, su tierra y territorio, acceso al agua, soberanía alimentaria, derechos y modelos de desarrollo, medioambiente, recursos naturales y memoria histórica. Para el viaje, se seleccionaron, a través de una convocatoria pública, 12 personas de distintas nacionalidades y ámbitos profesionales, quienes –teniendo en cuenta su especialidad– realizaron un proyecto sobre el Gran Chaco. A partir de allí, organizamos las otras fases con los contactos realizados, expertos y organizaciones con las que colaboramos. Justamente, el jueves 17, en el Juan de Salazar, se inaugura la exposición Territorio Acotado/Expandido; una muestra colectiva, curada por Lía Colombino, y basada en el viaje y los 12 proyectos presentados a partir de esa experiencia.
¿Qué aspectos socioculturales del Chaco merecen mayor atención?
La diversidad de culturas que tiene es un patrimonio que tenemos la obligación de proteger, ya que habitualmente es un tema desatendido por el Estado y el sistema económico dominante de muchos países. Es importante asegurar los territorios indígenas, el acceso a la justicia, y el derecho a una sanidad y educación multicultural y de calidad. El Chaco es la segunda región boscosa más extensa del continente después del Amazonas; sin embargo, está siendo rápidamente deforestado, y las principales amenazas a su biodiversidad son la expansión de la frontera agropecuaria y la explotación de hidrocarburos.
También existe el debate entre los modelos de desarrollo. La explotación intensiva de los recursos naturales versus otros modelos de relación con el ambiente, como la agroecológica y agricultura familiar, que respetan los ecosistemas y la vida tradicional de sus pueblos. Nuestro objetivo es visibilizar, tanto a nivel regional como internacional, la importancia que tiene esta región. Destacar su enorme diversidad cultural y riqueza ambiental, enfocando los desafíos y amenazas a los que se enfrenta actualmente.
¿Cuáles son las principales diferencias que encontrás entre la gestión cultural privada y estatal?
La gestión estatal responde a un interés general y a la prestación de un servicio público. Se define a través de la política de cada país y depende mucho del presupuesto asignado. En cambio, la privada responde a la acción a través de un producto o servicio retribuido, que ha de conseguir rentabilidad y sostenibilidad económica. Es necesario entablar relaciones de cooperación e intercambio entre todos los sectores. La combinación resultante de asociar recursos, ideas e intereses amplía las áreas de acción, y multiplica la capacidad de hacer y pensar la cultura. El sector público debe apostar a detectar y apoyar la creación de sus artistas, las iniciativas de emprendedores y el surgimiento de industrias culturales, mientras que en lo privado se debe ampliar el campo de visión más allá de los negocios, hacer foco en el valor social de las producciones culturales.
¿Cómo ves el rol de la mujer gestora en una sociedad conservadora y machista como la nuestra?
El sector cultural, generalmente, está lleno de mujeres y gays; es como una especie de mundo aparte, no tan machista y bastante más liberal que el resto de la sociedad paraguaya. Aun así, es inevitable encontrarte de vez en cuando con personas machistas en el Paraguay, y no queda otra que esquivar o confrontarle sin perder la profesionalidad. Creo que por ser extranjera, en muchas ocasiones, me libro de comentarios y prejuicios que la gente tiene con una mujer paraguaya. Es como que al ser de afuera hay cosas que se te justifican y es normal escuchar frases como “ella hace esto o se comporta de esa manera porque no es de aquí”. Con esa excusa, a veces, me evito muchos juicios y comentarios.
¿Cuáles son los aspectos socioculturales que más admirás del Paraguay?, ¿en qué se diferencian con los de tu país?
Admiro cómo el paraguayo vive el día a día y disfruta de la vida. No se planifican tanto las cosas como en Europa, se improvisa más, y esa manera de vivir me gusta. Desde hace algún tiempo, España atraviesa un momento muy pesimista. En el Paraguay, sobre todo, destacaría la libertad, desde el concepto de lo legítimamente correcto y cómo funciona la sociedad. En Europa vivimos la dictadura del civismo. Todo está regulado y muchas cosas están prohibidas; dejando poco espacio a la improvisación, creatividad y libertad humana.
Ya sea exponiendo aspectos sociales, analizando las divergencias entre lo privado y estatal, o simplemente dejándose llevar por el murmullo, ella seguirá aportando a la sinergia cultural desde donde le toque estar, llevando su convicción y libertad como principales equipajes.
Marta García
Enfocada en un vital proyecto, esta joven que sucumbió a las virtudes de nuestro país nos comenta aspectos de su trabajo y la gestión que viene desarrollando en varios ámbitos sociales, analizando ideas contundentes.
Día Internacional de la Mujer Trabajadora
Desde 1975, año en el que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, es una fecha que se recuerda en numerosos países. La celebración original, sin embargo, se remonta a 1910/1911, tras la realización de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en Copenhague, Dinamarca, y luego de que más de 140 jóvenes trabajadoras, en su mayoría inmigrantes, perecieran en el trágico incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist, de Nueva York. Actualmente, y pese a la lucha constante por la igualdad de condiciones, la mujer lucha a diario contra la violencia, y sigue en busca de mejoras laborales y equidad en derechos básicos.
Fotos Gustavo Báez, gentileza
Maquilló y peinó Patricia Ríos y Susana Pérez, para Dino Hautte Coiffure
carlos.canete@abc.com.py