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No existe consenso entre los grandes maestros en cuanto a los términos ceremonial, protocolo y etiqueta, pero apelando a la mejor fuente, la Real Academia Española, encontramos los siguientes significados:
“Etiqueta: Ceremonial de los estilos, usos y costumbres que se deben observar y guardar en las casas reales y en los actos públicos solemnes”. Por extensión, ceremonial es “la manera de tratarse las personas particulares o en actos de la vida privada, a diferencia de los usos de confianza o familiaridad”.
La misma fuente otorga cinco acepciones a la palabra protocolo de las cuales reproducimos tres: 1) “Ordenada serie de escrituras matrices y otros documentos que un notario o escribano autoriza y custodia con ciertas formalidades”. 2) “Acta o cuaderno de actas relativas a un acuerdo”. 3) “Regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto o por costumbre”.
“Ceremonial: Acción o acto exterior arreglado por ley, estatuto o costumbre para dar culto a las cosas divinas o reverencia y honor a las personas”. El término ceremonial “es un adjetivo referente o relativo al uso de las ceremonias”. Como sustantivo, es una “serie o conjunto de formalidades para cualquier acto público o solemne”, al igual que “libro, cartel o tabla en que están escritas las ceremonias que deben observarse en ciertos actos públicos”. Puede decirse que el ceremonial crea el cuadro y la atmósfera dentro de los cuales se llevan a cabo las relaciones pacíficas entre Estados soberanos, mientras que el protocolo codifica las reglas que gobiernan el ceremonial, con el objetivo de dar a cada persona el lugar que le corresponde.
Viene al caso citar la precisa descripción de uno de los grandes maestros en esta materia, el diplomático español José Antonio Urbina: “Protocolo es aquella disciplina que con el realismo, técnica y arte determina las estructuras o formas bajo las cuales se realiza una actividad humana importante. Es todo, porque realmente es el arte y la técnica de la creación de las formas en las que se realiza la acción del Estado”. El protocolo sería, pues, la forma operativa de aplicar el ceremonial. Así, cuando se habla de un acto, se hace referencia a dos componentes esenciales, orden del acto (contenido), y ubicación de invitados.
Por lo tanto, no debemos pensar en el protocolo como algo superficial o frívolo, que quita naturalidad a nuestras actitudes; es todo lo contrario, ya que el orden simplifica y, sabiendo esto, el resultado de cualquier acto es perfecto. Finalmente, etiqueta no puede ser considerada sinónimo de protocolo, puesto que, aunque tienen mucho en común, las normas sociales pueden ser diferentes y, de hecho, varían de un país a otro, en tanto que el protocolo pasa a ser una especialidad particular más internacional. Y precisamente, la etiqueta será el tema central de este diálogo que comienzo a establecer con los lectores de ABC Color. Espero poner un granito de arena sobre todo aquello que tiene que ver con un relacionamiento armonioso entre quienes vivimos en nuestro querido país.
Muchas gracias y hasta la próxima entrega.