Sensaciones sonoras

“El sentir te hace crear y el crear te ayuda a crecer”. Partiendo de esta contundencia, Dahia Valenzuela construye sensaciones proyectadas en el plano de los sonidos y refleja narrativas reales.

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En el 2007 inició sus estudios en la carrera de Tecnología en Sonido, al mismo tiempo que comenzaba su carrera en la música profesional, siendo primera guitarrista en el grupo Las Residentas del Rock. Tres años después empezó a trabajar en el campo audiovisual, desarrollando proyectos hasta el día de hoy.

Junto con otros profesionales es propietaria del estudio 1120, en el que brindan servicios de sonido para audiovisuales y trabajos relacionados. Incursionó desde el audio en varias obras de teatro, como Adiós Rohejata, Ménage Á Trois, Bajo Terapia, La Salita Roja, Maldita Sea (La Hora), entre otras, para –luego de un interesante transcurrir– encontrarse con el equipo de En Borrador. En el Teatro Municipal de Asunción Ignacio A. Pane estrenó, el sábado 22 de julio, la obra itinerante Kuñá Rekové Pave’y, bajo la dirección de Paola Irún, en homenaje a Edda de los Ríos; una nueva experiencia de desarrollar todos los matices sonoros que fue afianzando desde su colaboración en este campo.

De tu paso por el equipo de En Borrador, ¿cuáles fueron los primeros desafíos de abordar una puesta desarrollando aspectos musicales y cómo dialoga esta narrativa con la obra en sí, más aún desde que el sonido adquiere un rol relevante en ellas?

Los desafíos de este equipo son los más interesantes del juego. Cuando me llamó Paola Irún y me comentó de una obra de teatro en la que estaba trabajando, le dije que sí, aunque sin saber exactamente de qué se trataba. Nos reunimos con Manu Alviso y me dijeron que deseaban crear un mundo sonoro para una obra que necesitarían jugar con las voces de los actores, efectos de sonido, pero la pieza no existía aún y me explicaron el proceso del teatro en construcción. Fue un reto desde el vamos. El camino era el desafío. Entonces recurrí a Margie Nielsen, la señorita efectos. Sin duda, ella iba a ser la dupla perfecta para este proyecto. Al desarrollarse la propuesta participamos de un ensayo y supimos en qué nos metíamos. Dijimos: “Creo que esto nos va a gustar demasiado”. Comenzamos así, abordando el universo sonoro de la obra. Fuimos a ver dónde se realizaría y surgió un nuevo reto: el espacio era enorme y teníamos un desafío electroacústico para lograr el protagonismo del sonido, generando las sensaciones que la directora planteaba. 

Luego hicimos Entremeses obvios del cautivo (…). En esta oportunidad estuve desde el primer ensayo, creando con los actores y participando con ellos en escena.

¿Cómo se dio la dinámica en la incorporación de textos que surgen de un reconocimiento a una obra emblemática como lo es Kuñá Rekové, desde el universo de los sonidos, el paisaje acústico y la música que entrelaza las historias?

En Borrador toma como punto de partida la esencia de Kuñá Rekové, creando una versión libre que conserva el nombre y le agregamos el Pave’y, que significa que no tiene límites. Es una continuación de la original, tomando testimonios de mujeres urbanas con la mirada de la directora. Cobra un significado totalmente diferente cuando percibís lo que estás viendo, sintiendo y viviendo; más aún al surgir de una realidad. El teatro te seduce, haciéndote sentir la fuerza de los personajes a través de las actrices o actores. El sonido recrea también esta intensidad. Él te puede llevar desde la tristeza hasta la felicidad, la melancolía, etcétera, mediante las frecuencias. Lo bueno de este equipo es que siempre tenemos riendas sueltas para la imaginación con los recursos que existen. Desde el sonido podemos cortar totalmente lo que está pasando, así como también podemos apoyar cualquier sentimiento. Al leer los testimonios, cada uno de ellos te lleva por un camino diferente en el que todas las mujeres, de alguna manera, demuestran su fortaleza. El mundo sonoro acompaña o rompe con eso en esta obra, entrelazando las historias.

¿En qué facetas cambió tu percepción artística el hecho de interactuar con los actores, enfatizar ciertas sensaciones mediante tu trabajo en la consola o instrumentos y qué retribución agrega a tu desarrollo como música?

Trabajar en el mundo sonoro de estas tres obras hizo que desarrolle mi imaginación y ponga a prueba básicamente todo lo que aprendí en mis años de estudio.

En la anterior obra trabajamos con Silvio Rodas y Jorge Brítez, y descubrí el proceso de creación actoral. Nos regalaron tan hermosas improvisaciones, mirándonos a los ojos y dejándonos entrar a través de ellos, a la mirada del personaje que estaban creando. Creo que suena muy bohemio lo que estoy diciendo, pero hoy vamos caminando tan rápido por la vida que pocas veces nos ponemos a sentir lo que realmente está pasando y, a veces, ese es el respiro para el alma que necesitamos. Al crear y estar conectada con las emociones de los actores, el mundo sonoro fluye; claro está, después de intensivos ensayos y preparación.

Siento que no solo avancé como música, sino también como sonidista y diseñadora de sonido.

¿Cuáles fueron los principales desafíos de esta puesta, los momentos de mayor retribución y cómo ves luego de este proceso la concepción de piezas vinculadas con el cotidiano transcurrir de las mujeres?

El mayor desafío es estar en el escenario a la vista de todos, compartiendo con actrices espectaculares, y cantar, que realmente no me gusta hacerlo en público. Igual, si mi guitarra me acompaña, sé que todo va a estar bien en esta vida.

Cuando la obra cerró y nos pusimos a disfrutarla, cada pasada fue como un viaje en el que entramos en los diferentes testimonios, conociendo a estas mujeres feroces que decidieron contar sus historias de vida para que todos sepamos lo grandiosas que son.

Al entablar charlas con ellas y mostrarles la manera de contar sus historias, mirar sus reacciones también fue una retribución hermosa.

¿Te gustaría incursionar como actriz en el teatro o audiovisuales?

(Risas) Realmente estoy superlejos de ser actriz. Soy sonidista, guitarrista, pero no actriz. Si bien Paola decidió ponerme en el escenario, nunca interpreté a nadie más que a mí misma. El actor tiene que poder ser el personaje que interpreta, ser otra persona, a veces partiendo de lo que uno es, para crear un personaje nuevo o poder interpretar algo que sabe bien que no va a ser. Yo, definitivamente, no hago eso. Estar en un escenario no te hace actor. Hay demasiadas cosas más allá de aprenderse unas líneas e interpretar. Hay muchísimos métodos de actuación para aplicar. Es como “cualquiera puede sentarse detrás de una consola de sonido y subir o bajar el volumen”, pero no todos podrían entender el funcionamiento y solucionar algún inconveniente. Así también, cualquiera puede aprenderse unas líneas de memoria, subir al escenario a decirlas, pero no cualquiera va a interpretarlas como quiere el director.

Luego de incorporar distintas disciplinas para contar historias divergentes, ¿qué opinión te merece, desde un plano sociocultural, la labor y el modo en el que las artistas conquistan sitios de privilegio para explayar realidades?

Hay historias que deben ser contadas. La labor de un artista es, justamente, hacerlo, aplicándolas a todo tipo de expresión. Al abordar el proceso, las personas pueden pensar al respecto y tomar sus propias conclusiones. Nuestro deber es ayudar a quien lo necesita, pero si no contamos las historias, no podemos hacerlo.

Con la disposición de encarar propuestas que se originan en diversas expresiones artísticas, Dahia busca afianzar también su faceta como directora de sonido, potenciando el estudio 1120, y aplicar el conocimiento que reproduce la consola en todas las frecuencias del espectro cultural de nuestro país.

Dahia Valenzuela

Rindiendo tributo a una de las obras teatrales más celebradas de nuestro acervo artístico, esta joven sonidista y música comparte su talento con exponentes de la cultura, asimilando conceptos y experiencias que resuenan desde la realidad en el universo acústico.

Todos los sonidos de un homenaje

“En Kuñá Rekové Pave’y contamos los testimonios de siete mujeres feroces, interpretadas por grandes actrices”, cuenta Dahia.

“Las músicas de la obra son originales casi en su totalidad. Algunas son creaciones de Margie Nielsen, otras mías y otras en conjunto. También tomamos una música que estaba en la obra original: Canto de mi selva, del maestro Herminio Giménez, creando así el lazo sonoro con ella”, refiere.

“Con Margie estamos trabajando intensivamente desde mayo, todos los días, con contados días libres. Fueron tres meses de ensayos continuos”, acota.

“Vayan a ver las funciones y espero que puedan, como mujeres, sentirse inmensas y, como hombres, valorarnos más”, finaliza la artista.

carlos.canete@abc.com.py

Fotos: Claudio Ocampo, gentileza

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