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Las cinco mejores frutas para saborear durante la estación que finaliza son las mandarinas, manzanas, bananas, pomelos y melones. En el momento de adquirirlas es fundamental constatar cómo se encuentran externamente: si están lastimadas por golpes o se observan algunos cortes que producirán la descomposición. Las maduras se distinguen a través de su olor y color. En el caso de las sandías, resulta difícil identificar su estado, pero existe un truco que consiste en darle golpes con los dedos o las palmas de las manos; si la fruta suena “hueca”, significa que está lista para ser consumida. También es crucial que los alimentos se encuentren en un lugar fresco e higienizado para que no se perjudiquen.
Vida a nuestro cuerpo
“La gama de frutas que nos ofrece la naturaleza está caracterizada por ser principalmente hidratantes y depuradoras. El melón es rico en vitamina A, y ayuda al mantenimiento y formación de dientes, se destaca además por su acción antioxidante, ya que contiene vitaminas C y E, que permiten la formación de colágeno en la piel y de células rojas en la sangre. Asimismo, contiene un elevado porcentaje de agua en su composición. Si bien, la cantidad de minerales es relativamente baja en comparación a otras, una correcta combinación bastaría para evitar carencias”, comenta la licenciada Rocío Alejandra Florentín Suárez, máster en Nutrición y Biotecnología Alimentaria.
El consumo de mandarinas está indicado en personas que padecen hipertensión arterial, como también para aquellas que sufren enfermedades renales. Es un antioxidante que cumple la función de retrasar el envejecimiento de las células, también contiene provitamina A y ácido fólico.
Ración diaria
“La ingesta apropiada es de dos a cuatro frutas por día, ya que, de esta manera, se podrán cubrir las necesidades vitamínicas, siempre y cuando las comidas sean las adecuadas”, manifiesta la profesional.
Guardadas en el hogar
“Si queremos conservarlas en la casa, primero debemos lavarlas y secarlas, porque así disminuyen los microorganismos que habitan en ellas. Posteriormente, se conservan en lugares frescos. No es conveniente esperar mucho tiempo para consumirlas”, puntualiza Florentín.
Prevención y peligro
Las precauciones a tener en cuenta son la higiene y el estado en que se encuentra la fruta, principalmente porque el consumidor final no conoce las manipulaciones que sufrieron los alimentos antes de adquirirlos. Primeramente, se debe asegurar que el olor y color correspondan a sus características organolépticas, es decir, que se perciban por los sentidos del olfato, la vista y el tacto. Las enfermedades de transmisión alimentaria son causadas por la ingestión de un alimento contaminado que podría provocar efectos nocivos, como infecciones, intoxicaciones o toxiinfecciones. Los microorganismos peligrosos viven en los alimentos desde su producción en origen, hasta que son servidos en el hogar, toda vez que no estén higienizados correctamente.
Texto dbattilana@abc.com.py