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Charles Duhigg, periodista estadounidense de The New York Times y autor del libro El poder de los hábitos, asegura que para cambiar de hábitos se debe entender la mecánica de funcionamiento y, a la vez, ser consciente de que un 40 % de las decisiones diarias no son meditadas, sino rutinas que el cerebro repite inconscientemente durante meses o años. En su material, también, describe acerca de los beneficios de hacer ejercicios, fundamentando que las personas comienzan a alimentarse mejor y ser más productivas, y reafirmando además que “el ejercicio es un hábito clave que desencadena un cambio generalizado”. Para algunos, empezar a ir al gimnasio no es tarea fácil y ser constante tampoco. En ese caso, Duhigg propone pensar en beneficios más tangibles, como una recompensa, de tal forma que el cerebro considere que la actividad efectuada valió la pena. Después de un tiempo, el cerebro tendrá clara esa asociación y no será necesario darse un premio al finalizar el entrenamiento.
Por su parte, Marcello Carro, licenciado en Ciencias del Deporte y propietario de Athlon Sports & Life, considera que la clave es conseguir una motivación y convertir la actividad física en una prioridad. “Uno debe rodearse de personas que busquen el mismo objetivo y trazarse una meta a largo plazo, para no volver a caer en el conformismo. Para iniciar un programa de actividad física y mantenerlo, esto debe formar parte de nuestra costumbre diaria. Primeramente, es recomendable realizarse un chequeo médico y asegurarse de estar en óptimas condiciones; es responsabilidad del entrenador exigir dicho estudio”, asegura Carro, quien asevera que el punto de partida debe ser progresivo, optando por una rutina aeróbica y de musculación. Antes de empezar la actividad física, se debe realizar un buen calentamiento, de 10 a 15 min, para evitar lesiones y mejorar el rendimiento físico. Luego, continuar con ejercicios de pesos bajos, pero con altas repeticiones durante 30 a 40 min y, posteriormente, un entrenamiento cardiovascular, como caminata de 30 min, generando un mayor gasto energético y, por ende, calórico.
La ventaja es que no necesariamente se debe entrenar una hora. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 30 min diarios de actividad física son efectivos, aplicando el camino largo y lento, pero eficiente con la finalidad de visualizar cambios progresivos. El profesional manifiesta que practicar con un personal trainer asegura una rutina de mucha exigencia y ejercicios personalizados en intervalos cronometrados. Durante la actividad no se indica la utilización de fajas o fundas, ya que estas evitan la transpiración, y provocan severos aumentos de temperatura y deshidratación por la pérdida de agua. Asimismo, propone enfocarse en un plan nutricional e hidratarse antes, durante y después de cada clase. “Los beneficios se observan a partir de la tercera semana y ellos son: mayor capacidad cardiopulmonar, reducción de masa adiposa, aumento de autoestima, cuerpo y mente en armonía, y mejor calidad de vida de cualquier ser humano”, finaliza Carro.
Resultados comprobados
Dos investigadores australianos realizaron una serie de experimentos para saber si la fuerza de voluntad puede ser fortalecida con el tiempo (algo así como un músculo). En su estudio, publicado en el 2006, los participantes siguieron un programa de ejercicios de tres veces por semana. Esta rutina tuvo una duración de dos meses. Luego de solo dos meses, los participantes fortalecieron sus músculos y su sistema cardiovascular. La mayoría logró llegar a su peso ideal y aumentó su masa muscular.
dbattilana@abc.com.py