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La formación debe ser profunda y abarcar desde lo administrativo, dado que tutela presupuestos y costos, dice Ana Laura Morales, directora general del Instituto Iberoamericano Event Planner (Inibep), del Uruguay, sobre la instrucción impartida a event planners.
“También inspiración para lograr la meta empresarial anual. Más allá del ABC, un wedding & event planner certificado debe dirigir un staff, el manejo de marca y desarrollo tecnológico 3.0; saber de evacuación, brigadista de bomberos y reanimación cardiopulmonar (RCP), pues un imprevisto amerita un proceder diligente”, acota.
La periodista con 18 años de desempeño en tevé y radio, y actual cabeza del Inibep, constantemente cursa actualizaciones en los Estados Unidos y Europa. “Mi oficio me sirvió mucho en las áreas de comunicación y producción”, cuenta. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de la República, es analista de medios por la Universidad Católica del Uruguay, y se especializó en organización de bodas y eventos en la Universidad de San Diego, California.
“El secreto es el conocimiento profundo de cada área en una industria, a la que muchos acceden por moda. Un wedding planner 3.0 no solo gerencia la organización, gestiona, asesora, se reune con proveedores y coordina, sino también pasa largas horas frente a la computadora trazando un plan de comunicación y marketing. Este profesional empieza trabajando en unipersonales, gesta pymes, carece de rubro para community manager, por eso debe dominar cómo orientar su imagen de marca, construirla y alimentarla para atraer a más clientes en busca de un servicio diferencial”, indica una de las más solicitadas conferencistas internacionales.
El minuto a minuto
Ante dos ceremonias –civil y religiosa– apuntemos ciertos tips de nuestra referente. “En lo posible, que no se celebren ambas el mismo día. Si el presupuesto lo condiciona, la coordinación, una muy buena hoja de ruta y prever qué sucederá minuto a minuto son vitales. Lo que no se planifica, sencillamente, no sucede”, sentencia.
Para la magíster, las corridas de última hora no son buenas consejeras. Si la pareja y la familia realmente desean disfrutar, deben dedicarse. “Nadie puede ejecutar a la perfección dos cosas a la vez”.
Plan B
“Aprender a detectar conflictos o hechos fortuitos, siempre con un plan B, es parte del entrenamiento contemplado en nuestros diplomados, porque cada velada es distinta. No obstante, sabemos que lo primero que puede fallar en una fiesta suele ser el ingreso de los invitados”, revela Ana Laura.
Son innumerables las eventuales contrariedades desde la cocina, la llegada tardía del músico, un corte eléctrico, que un invitado no aparezca en la lista o figure por su sobrenombre; que los asistentes se muden de mesa sin avisar, causando que otros se encuentren con el desagrado de que en su sitio no hay lugar, pues ya está ocupado, que un niño se caiga en una piscina sin ser visto... “Sin embargo, todo se puede prever con técnica y conocimiento”, alienta la entendida.
Conciliación entre agentes
Ana Laura concede especial reparo a las reuniones con proveedores. “Son imprescindibles y sin la presencia del cliente no entienden cuando hablamos de detalles específicos; automáticamente, sienten que nada está organizado. Los encuentros técnicos despejan dudas, informan a los participantes en la gestión y se planifica”, finaliza.
mirtha@abc.com.py