Ofelia

Es licenciada en Administración de Empresas y estudia Diseño de Modas en Art Studium. En 2006 realizó su primera presentación de accesorios para luego incursionar en la creación y producción de indumentarias.

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Cuando estudiaba Administración vendía accesorios a sus amigos y compañeros; al parecer era solo un hobby. Posteriormente, por la gran aceptación de sus productos, una de sus amigas la invitó a exponer sus artículos en una boutique para llegar a más personas; pero necesitaba contar con una factura legal. Esta documentación fue un paso muy importante en su carrera, y dio lugar a la concepción de la marca de modas que más tarde vestiría a muchas mujeres paraguayas. En una oportunidad, después de ser conocida por sus accesorios, una empresa de edulcorantes le ofreció realizar una presentación de indumentarias. Para Ofelia fue un desafío y lo aceptó. Se aventuró a un mundo que conocía, pero en el que jamás se imaginó ingresar. Aunque trabajaba en una compañía de seguridad, en el área para la cual se capacitaba, administración, las vueltas de la vida la llevaron a recalar en el diseño de modas. En el desfile Paraguay Alta Moda 2011, le nació el amor por el diseño, dedicándose también desde ese momento a las prendas de vestir: “Estuve allí ocupándome desde la ropa hasta la selección de la música y toda la puesta en escena. Todo lo sentí tan mío, me encantó”, comenta. Hoy, con 29 años, es una joven emprendedora que descubrió su pasión en las telas.

Comenzaste con los accesorios. Sí, primeramente solo producía para mujeres, pero por una presión de mis amigos tuve que confeccionar también para los varones. De ahí nace el nombre Otello, buscando el opuesto a Ofelia. Tienen la misma cantidad de letras. Entonces comencé con los accesorios masculinos y tuve muchísimo éxito, hasta vendía más que los artículos femeninos.

Así pasaste de los accesorios al diseño de ropas. Cuando trabajaba en una empresa de seguridad, en el área de administración, me di cuenta de que había muchos gastos para los uniformes, casi G. 9.000.000. Visualicé esa oportunidad y me dije: “Yo puedo confeccionar los uniformes, qué tan difícil puede ser”. Entonces les propuse a los directivos dejar la compañía, pero proveyendo los atuendos para los empleados y, así, trabajar indirectamente. Hoy es una fuente fija de ingreso que me permite contar con mi propio negocio.

Lastimosamente, acá no te podés enfocar en un solo campo, sino que debés ser versátil.

¿También confeccionás? Tengo las máquinas para confeccionar, pero no soy yo quien las maneja; no es eso lo que me apasiona. Escoger las telas, prepararlas, eso sí me gusta. Pero para el armado de las prendas cuento con costureras en talleres externos. Hice algunos cursos de corte y confección para poder guiar a las personas y corregir algún error.

¿Cómo fue tu experiencia hasta hoy? De a poco, uno va ganando campo. En el primer desfile comencé a tomar medidas, palpar las telas; fue un mundo totalmente nuevo y digamos que uno va aprendiendo así. En el 2006 comencé con el Asunción Fashion Week con la presentación de accesorios y seguí hasta el 2007. Luego pasé al Paraguay Alta Moda y, en el 2011, presenté mi primer desfile de ropas. Desde aquella ocasión me presento en ese evento con un estand o con un desfile. Siempre trato de participar. Eso es muy importante, porque es como una vidriera de tu trabajo. La gente quiere saber qué hiciste durante todo ese tiempo. Y es bueno.

¿Quién es tu mayor referente internacional? Es difícil nombrar a alguien, todos son muy buenos. Pero con el que más me identifico es con Roberto Cavalli, porque es muy bohemio y utiliza muchos elementos de la naturaleza. Él confecciona sus telas a mano, ya que además es diseñador textil. Sus colecciones son únicas; ningún otro diseñador puede lograr lo mismo que él ni copiar sus telas. Me gusta.

¿Y a nivel nacional? Son varios. Me gusta Fernando Preda, Fauvè Gaubbè, porque son únicos y la identidad de cada uno se refleja en sus prendas. Eso es lo que uno debe hacer, mostrar su propio estilo en lo que se hace.

¿Cómo definís tu estilo? Mi estilo tiende hacia el folk. Me gustan las faldas largas, las rayas, lo hippie, pero les doy un toque de elegancia y glamour.

¿A la gente le gusta? Algunas personas vienen con pedidos puntuales, pero uno debe darle el plus, que es el diseño de la base que ellos piden. Hay que lograr que el cliente se sienta bien y cómodo a la vez.

¿Cómo es la competencia? Cada vez aparecen más personas trabajando en el diseño. Gente a la que le gusta plasmar sus ideas en las telas. Eso es bueno. Me encanta formar parte de esto.

¿Qué es lo positivo y negativo de esta profesión? Lidiar con las costureras suele ser difícil. Algunas no son constantes. Eso podría decir que es lo negativo. Por otro lado, lo que resta es lo positivo. Es muy satisfactorio saber que mi trabajo es reconocido y que la gente usa mis productos.

Un mensaje para las mujeres que quieran marca un estilo en la moda. Estudien, capacítense y no teman; al principio seguro es difícil, pero si es un sueño, no duden en luchar hasta alcanzarlo. Hay campo y cada día crece. No tengan miedo de soñar; inspírense en cualquier cosa que encuentren.

Ofelia disfruta de sus trazos, y observa con una mirada radiante y emocionada el resultado de su trabajo. El diseño de modas, para ella, es un arte. Envuelta en un mundo de colores, formas y estilos, la dueña de Ofelia Otello goza de su esfuerzo y lo refleja en una sonrisa.

INSPIRACIÓN

Para Ofelia la venta de los productos de moda va creciendo cada vez más. “A mí me sorprendió  la comercialización de mis accesorios y prendas. La demanda va en aumento y más en los artículos nacionales”. Asegura que la gente ya no opta por atuendos comunes, sino por uno especial, único. “Las personas no quieren un vestido del shopping, con cuyo doble pueden toparse en una fiesta; todo lo contrario, quieren ser las únicas que lo luzcan”. Explica, además, que por esta razón se recurre a los diseñadores en busca de un atuendo sin comparación. “Algunos clientes traen consigo un modelo de vestuario que vieron en algún catálogo, revista o en otro lugar y me piden algo similar, pero con algunos detalles específicos; me dicen 'inspirate'” (risas). Subraya que para lograr la satisfacción del comprador, primero hay que conocer cuáles son sus gustos. “En fin, es un mundo apasionante y me encanta”, finaliza.

Texto jose.riquelme@abc.com.py  

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