Cargando...
Todo comienza desde el momento en el que un caballero decide mover la silla para ayudar a una dama a sentarse; esto se efectuará con habilidad y discreción, sin demasiados movimientos. Lo mismo se hará al retirar la silla en el momento de abandonar el restaurante.
La utilización de la servilleta dice mucho de la persona que tenemos delante. Es importante saber que esta tiene la única tarea de limpiarnos suavemente la boca antes, después de beber y al finalizar la comida. Lo indicado en la etiqueta de mesa es que, si la servilleta fuera de papel, podrías mantenerla siempre sobre la mesa; solamente las de tela se colocarán sobre nuestro regazo, doblada en dos y abierta hacia nosotros. Una vez terminada la cena, colocaremos la servilleta en el lado derecho del plato, pero sin volver a doblarla.
Si tenemos varios tipos de cubiertos, esperaremos a que nos sirvan el primer plato y utilizaremos los de fuera hacia dentro (empezamos usando los más alejados del plato y, a medida que los vayan retirando, iremos acercándonos a los más próximos). Todos aquellos alimentos que se puedan partir fácilmente con el borde del tenedor se comerán sin cuchillo; el ejemplo más típico son las pastas y el pescado. Mientras se espera, no se debe jugar con los cubiertos ni con el pan.
¿Se debe esperar a que todo el mundo esté servido para empezar a comer?
Definitivamente, no. Las normas de etiqueta y protocolo cambiaron esta regla en señal de respeto a los chefs de cocina, que hoy en día son considerados verdaderos artistas de la gastronomía, ya que plasman auténticas obras de arte en la elaboración de alimentos, y algunas de las comidas se deben degustar en el momento exacto y a la temperatura justa, en el mismo instante que son servidos a los comensales.
Es interesante saber que la comida la servirán por el lado izquierdo del comensal y se retirará por la derecha. Siempre se deberá facilitar esta labor a los profesionales de la sala.
Si no se tienen suficientes conocimientos sobre los platos o vinos, lo adecuado es pedir asesoramiento a los profesionales del restaurante. De la misma manera, se recomienda preguntar el significado de alguna palabra de la carta que no sea familiar.
Si el centro de mesa molesta porque dificulta la vista de los otros comensales u otro motivo, se puede pedir que lo retiren.
En una mesa elegante no se deben pedir ni usar escarbadientes. Si un pedacito de alimento se ha metido entre tus dientes, pide permiso y retírate para ir al baño a quitártelo.
En cuanto a la propina, sí se considera de buena educación darla. Si el servicio y la comida han sido buenos, se dejará no menos que el 10 % del total de la factura.
Si te han sido útiles algunos de estos consejos, solo te queda disfrutar de lugares finos y elegantes que te toquen visitar sin nervios o miedos que puedan distraer un buen momento, una buena comida o, sencillamente, una buena compañía.
Hasta la próxima entrega…