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Japón. Ya en la década del 80, la cultura nipona era un tema recurrente en videos musicales, las artes plásticas y el cine. Posteriormente, surge una camada de diseñadores japoneses muy talentosos que se desenvuelven en altas casas de moda europeas y luego con sus marcas propias, llevando elementos de su cultura a las grandes pasarelas. Rei Kawakubo, Yohji Yamamoto y Junya Watanabe son algunos de los renombrados diseñadores que, hasta el día de hoy, llevan su influencia asiática y deconstructivista a la moda.
Latinoamérica. De manera descendente, esta tendencia empieza en México y se extiende hacia el sur del continente. Comenzando con la colorida estética de los bordados manuales, las pinturas de Frida Kahlo, pasando por los motivos tropicales de las flores y frutos de Colombia, Brasil y Venezuela. De Perú, Bolivia y el norte de Argentina llegan a la moda los motivos de los aguayos, gorros y distintos tejidos. Del Paraguay, el ñandutí y sus delicadas y complejas tramas. Todos estos elementos empiezan a verse en editoriales de revistas como Elle y Vogue.
África. En este caso, la trama es más compleja. Los países africanos reciben telas europeas, cuadrillés, escoceses y estampados. Las tribus toman esas telas y las utilizan a su propia manera, armando túnicas drapeadas, turbantes y diferentes tipologías que combinan con sus propios accesorios. La moda toma estos elementos reinventados a partir de otra mirada, creándose así nuevas tendencias.
India. Los complejos motivos de los mosaicos y las telas, las siluetas amplias y prendas holgadas. Los saris y velos, todos fueron llegando a Occidente en un fuerte giro de los intereses de las personas hacia otras formas de vivir. El yoga, la práctica y sus fundamentos son un claro ejemplo de lo profundo que se ha insertado esta cultura en otros países. La moda no escapa a estos movimientos, y lleva estas temáticas al diseño textil, indumentaria y decoración.
En conclusión
Es interesante reflexionar sobre cómo las marcas regionales miran constantemente las vidrieras europeas cuando es Europa la que mira hacia nosotros. Habría que pensar si estamos consumiendo la mirada de los otros sobre nosotros mismos cuando tenemos un discurso lo suficientemente fuerte y rico en contenido, como para marcar tendencias y crear nuestra propia moda.
@tieffemberg