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Su afecto por la danza se inició a muy tierna edad y, aunque durante aquellos años todavía no existía en Asunción una escuela dedicada a la docencia, Sussy –como todos la conocen– tomaba clases en vacaciones, cuando alguna profesora llegaba del extranjero para impartir sus conocimientos durante un corto periodo. Recién a los ocho años se inició su educación formal en la danza y, finalmente, recibió su título de profesora a los 15 años. Sumamente joven, la indecisión por su futuro la llevó a querer estudiar Arquitectura y Periodismo, pero en 1968, tras realizar su primera presentación pagada, tomó la determinación de encausar su vida al baile.
Han pasado 50 años; tiempo que Sussy ha dedicado por completo a adiestrar en la danza a un sinfín de niños, jóvenes y, también, adultos.
¿A qué edad se inició tu incursión en la danza?
Comencé a los tres años, cuando asistí por primera vez a un salón de baile. En aquel entonces no existían en Asunción las academias de danza que hoy conocemos. Una debía adecuarse a los profesores que llegaban al país desde el extranjero, generalmente, por un periodo de tres meses. Tras varios años en los que asistí a clases de danza solo en vacaciones, inicié mi formación profesional a los ocho años con Reina Menchaca para, finalmente, ser profesora de danza a los 15 años. Desde ese momento, nunca dejé de aprender, seguí estudiando y haciendo cursos para perfeccionarme.
¿Fue complicado profesionalizarse en aquellos años?
Sí, pero comencé muy joven. Seguí estudiando y sigo aprendiendo hasta hoy, porque esta profesión no tiene punto final con el aprendizaje. Cada año existe algo nuevo, nuevos estilos y, como todo se moderniza, hay que aggiornarse y seguir adelante.
¿En qué momento decidiste enfocarte en la enseñanza?
Aunque ya había realizado varias presentaciones en años anteriores, fue en 1968, tras realizar mi primer espectáculo con entradas pagadas, que decidí emprender en la danza. En aquellos años, también, era profesora de dibujo, por lo que todavía existía cierta indecisión sobre mi futuro. En mi intención siempre estuvo estudiar Arquitectura, así como Medios Modernos de Comunicación Social, que hoy sería Periodismo. Es a partir de ese momento, con 19 años, que cuento mis años de enseñanza.
¿El Paraguay ya ofrece hoy una educación a nivel internacional?
En el Paraguay todavía carecemos de escuelas que brinden una educación integral al bailarín. Por ejemplo, aún no contamos con una especialización en dirección de escena, por lo que el bailarín debe salir al exterior para formarse. Afuera, el abanico es tan amplio que, incluso, podemos encontrar una especialización en esceno-arquitectura, un estudio que en nuestro país tampoco existe. El bailarín no se enfoca solo a bailar; existen otras posibilidades, pues –además de poder dedicarse a ser un gran artista– el profesional también puede ser un excelente docente. A esto se debe añadir la opción de ser un coreógrafo, una posibilidad a través de la cual se puede transmitir muchísimo, pues el baile debe contar algo, emitir un mensaje. Mediante la creatividad hay muchas posibilidades.
¿Existe la creatividad en una carrera en la que los estilos, muchas veces, marcan los pasos?
Sí, la danza no es sencillamente ponerse a copiar; hay que hacer trabajar la mente. Lastimosamente, hoy hay mucha gente que simplemente copia el trabajo de otros; es más fácil no tener que pensar tanto. Sin embargo, no es ese el camino del éxito. Todo bailarín debe analizar, consultar e investigar a la hora de aplicar sus conocimientos en la enseñanza.
Tomando en cuenta tu vasta experiencia, ¿se puede hablar de cambios favorables en la enseñanza?
Desde 1980, el programa para las escuelas de danza fue unificado, pues, anteriormente, cada academia tenía su título y propio programa. Ese documento sigue vigente hasta hoy y, aunque hay un intento de modificación, nada todavía está garantizado. El propósito sería justamente valorar los resultados que se han logrado con relación a la enseñanza aplicada todos estos años; ver qué suprimir o añadir a la enseñanza. No obstante, no se puede negar que se ha logrado un mejor desarrollo de la danza en el Paraguay a partir de la firma del tratado del Mercosur, que nos abrió el camino a los concursos en los países que forman parte de este y brindan la oportunidad de ir a medirse en el exterior. Hoy, el bailarín paraguayo puede soñar con las mejores compañías a nivel mundial.
¿La danza sigue siendo un tabú?
Hasta hoy la danza acarrea muchos tabúes y sigue estigmatizada, pues es muy recurrente escuchar que estudiar baile no sirve para hacerte de un futuro profesional. Sin embargo, son sumamente amplias las posibilidades que ofrece la danza para lograr una carrera exitosa.
¿El alto costo del vestuario es todavía un impedimento para muchos?
Es un freno importante. La danza es, sin lugar a dudas, uno de los estudios más costosos y, aunque existen muchas escuelas municipales en todo el país, de igual modo, el bailarín se frena mucho con el costo del vestuario. Con la danza hay que ser muy creativos, para así utilizar recursos no muy costosos. Es trabajo duro, pero muy bello cuando se logra cumplir el sueño.
Llevás adelante tu academia en el mismo lugar hace más de 30 años...
Así es. Nos mudamos a esta casa en 1983 y, unos cinco años después, decidí que lo mejor sería tener la academia anexada a la casa. Es así que contamos con cuatro salones de baile y un quincho que utilizamos como lugar de reunión para padres y docentes. Actualmente, necesito dos salones más, por lo que estamos viendo cómo resolver el inconveniente de espacio. Contamos con clases todos los días, modalidades que incluyen clásica, preclásica, tango, milonga, danza paraguaya, española, contemporánea, jazz, street jazz, de salón y zumba. Así también, tenemos clases de ritmos tropicales, como cumbia, merengue, chachachá y otros, a las que llamamos clases de terapia y a las que pueden asistir personas de cualquier edad.
Con 50 años en el rubro, ¿todavía quedan proyectos por concretar?
Sí, muchos. Me encantaría poder tener un complejo cultural con shows permanentes; mostrar a los turistas el arte del Paraguay.
Destacada bailarina desde muy joven, su labor como docente no solo la hizo brillar a modo personal, sino que, además, iluminó el camino de numerosos bailarines.
Sussy Sacco
Profesora de danza y coreógrafa desde hace 50 años, es también directora de Sussy Sacco La Academia, estudio de danza por el que ya han pasado un sinfín de niños, jóvenes y adultos, profesionales bailarines que se destacan en el mundo.
Ballet Mimbipa
Dirigido por Sussy Sacco desde 1969, está compuesto por profesionales y estudiantes de danza paraguaya, y es una extensión de Sussy Sacco La Academia.
Su nombre Mimbipa tiene como propósito hacer brillar la cultura y tradición paraguayas alrededor del mundo. El ballet es parte de numerosas presentaciones en festivales folclóricos y concursos internacionales, y logra conquistar al público extranjero en cada presentación.
Fotos: Diego Peralbo