La imagen personal en la esfera laboral (II)

Dando cierre al tema que nos convocaba en la edición previa, continuamos con nuevos consejos para fortalecer y optimizar el mensaje que nuestro aspecto externo transmite.

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En los negocios es importante adquirir una postura elegante, fina y mantenerse constantemente atentos. De manera coloquial, dicen que en ese ámbito “el primero que habla, pierde”. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es escuchar, escuchar y escuchar.

Para que un negocio triunfe es necesario que tengas muy en claro algo: ¡una sonrisa y buenos modales!

De acuerdo con los consejos de Actitud e imagen, la imagen personal debe corresponder a lo que sos, hacés y al puesto que ocupás, atendiendo siempre el nivel de la empresa para la que trabajás.

Tu comportamiento profesional refleja cómo querés ser tratado por los demás y el lugar que merecés. Y la regla de oro: comportarte de acuerdo al lugar donde estés.

¿Buscás obtener respeto, autoridad, verte formal y lucir elegante? Optá por las prendas oscuras.

¿Querés verte accesible, amigable, cercano y servicial? Volcate hacia la ropa clara.

Ante una cita, lo recomendable es apagar el celular o silenciarlo. Si acaso necesitás recibir una llamada urgente o muy importante, informale acerca de esa situación a la otra persona y cuidá mucho el ringtone, porque indicará tu nivel de profesionalismo y confiabilidad.

Hay diferentes formas de fracasar en una cita de negocios, pero las más comunes son: iniciar con una queja, saludar débilmente con la mano, llegar tarde, olvidar el nombre de quien será nuestro interlocutor y dejar ver un lenguaje corporal cerrado.

Caspa, mal aliento, olores desagradables, medias rotas, cabello grasoso, zapatos sin lustrar son algunos aspectos que pueden restarte puntos en segundos. La loción o el perfume escogidos para el desempeño en el ámbito profesional debe emplearse con moderación para evitar que provoque migrañas o rechazo de los demás.

Una postura correcta refleja seguridad y éxito; en cambio, una postura jorobada refleja baja autoestima.

Las enfermedades, los problemas maritales, chismes, comentarios negativos respecto a algo o alguien son temas incómodos dentro de una conversación profesional y deben eludirse.

En lo laboral, cuando un hombre no conoce a una mujer, nunca debe saludarla con besos. Es un exceso de confianza que puede ser interpretado como acoso e, incluso, desencadenar repercusiones negativas.

Ahora, ¡a disfrutar de los éxitos!

Hasta la próxima entrega…

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