La imagen personal en la esfera laboral (I)

El actual mundo de los negocios exige dar una buena imagen, credibilidad y seguridad; piezas cruciales para generar confianza, liderazgo y poder.

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Una mala imagen puede cerrar muchas puertas. Así, nuestra imagen se convierte en tarjeta de presentación.

Vivimos en una época en la que todo se vende y se compra, y hay que aprender a quererse y saber vender la imagen de gran profesional, que permite que el lenguaje verbal, la apariencia y vestimenta hablen apropiadamente de nuestro profesionalismo y compromiso laboral.

Un activo muy importante

Cuando abrimos una empresa nos ocupamos de dotarla de una imagen para que sea reconocida y sustentable. También buscamos a las mejores personas adecuadas para cada función, pero ¿preparamos a nuestros colaboradores de cara a que sean capaces de transmitir una buena imagen personal a clientes, proveedores, entidades financieras, colaboradores, como deseamos?

Marcar un estilo y una forma de actuar no siempre es un concepto fácil de comunicar o incorporar.

Decir a alguien que no le gusta cómo viste, que ciertos modales no son los mejores o no se comunica como deseamos dentro de la empresa es una tarea poco agradable y puede producir rechazo.

La breve guía práctica que presentaremos en dos ediciones sucesivas para mejorar la imagen podrá servir como entrenamiento.

- Es fundamental preservar una higiene personal adecuada: ser aseados; cuidar las manos, el cabello, las uñas, el vestuario diario (limpio de manchas, planchado, sin arrugas ni descosidos). Asimismo, el atuendo debe ir acorde con la edad, pues entrada la madurez, no resulta pertinente ir luciendo prendas juveniles. La imagen que otras personas reciben de nosotros responde a muchos aspectos, y lógicamente el primero es nuestro aspecto exterior.

- Una vez salvadas las presentaciones, entran en acción otros elementos. La comunicación verbal, el lenguaje corporal, la educación y el comportamiento, la seguridad personal a la hora de plantear los temas sugeridos ante una reunión, finalmente conforman nuestra personalidad.

Y recordá siempre:

“El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”, Henry Ford.

Hasta la próxima entrega…

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