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Oriunda de Encarnación, donde finalizó sus estudios de Medicina en la Universidad Nacional de Itapúa (UNI), se trasladó a Madrid en el 2007. No obstante, el trayecto la condujo inicialmente a vender helados, asistir a ancianos y ser camarera, pero tras un año y dos meses de gestiones y estudios pudo tomar la férrea prueba académica –con la que validó su titulación– para ingresar en la especialización. Así, y tras varias penurias, se graduó en Oftalmología en el madrileño Hospital Universitario Ramón y Cajal, y alcanzó el máster en Vítreo-Retina en el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) barcelonés.
Desde la Madre Patria, Andrea nos habla de sus proyectos y ambiciones, así como de sus intenciones de regresar al Paraguay para apoyar la medicina local con sus conocimientos.
No cualquiera obtiene la calificación máxima... El resultado fue sorprendente y me tiene muy animada a seguir con las investigaciones. De hecho, los primeros resultados ya fueron publicados en diferentes revistas internacionales oftalmológicas de alto impacto. La defensa versó sobre la “Influencia de los ácidos grasos Omega 3 en la superficie ocular, disfunción de las glándulas de Meibomio, el ojo seco evaporativo y su impacto en la calidad de vida de las personas”. Brindé una disertación respecto a la disfunción de las glándulas de Meibomio y su tratamiento a través de las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias de los ácidos grasos Omega 3. Para esta investigación se emprendieron diferentes análisis aleatorizados, doble ciego y multicéntricos que exhibieron una mejora objetiva en la calidad de vida y tratamiento del ojo seco evaporativo.
¿Qué te impulsó a optar por esta profesión? Empecé a interesarme en la Medicina a los 15 años, y a los 17 ya tenía muy claro qué carrera seguiría, motivada por el trato asiduo con las personas, por un lado; y el aspecto científico, por el otro. Me dedico a la profesión hace 10 años.
¿Dejaste algo atrás para abocarte a la Medicina? La verdad es que no, pero a veces, me siento lejos de mi país y me ataca la añoranza, siempre lo siento muy cerca, aunque no lamento haber tomado las decisiones que tomé. A pesar de las exigencias del área, el trabajo me deja tiempo para otros proyectos, sin embargo la organización es imperiosa. Mi pasatiempo preferido es viajar y conocer lugares, su gente, comida, cultura; por lo que tengo la maleta lista para cuando se puede. Además de eso, permanentemente intento caminar y, en la actualidad, practico gimnasia con electroestimulación activa.
¿Hace cuánto tiempo residís en España? Llegué el 26 de enero de 2007, sin el título de médica aún convalidado, que recibí en diciembre de 2006 en la UNI. Apenas arribé ya planteé los trámites, pero me los concedieron recién 14 meses más tarde. Entretanto, me mantuve ocupada vendiendo helados, cuidando ancianos en enfermería y como camarera en un restaurante. Mientras, me preparaba para el duro examen –al que se presentaron más de 6000 personas– que me permitió acceder a la plaza de especialista.
¿Cómo es tu día a día? El despertador suena a las 6:30, desayuno con Marco, mi marido; llevo a mi hijo, Telmo (3), al colegio. Después me dirijo a las consultas oftalmológicas para destinar también algo de tiempo a la investigación, antes de la comida que hago en el hospital. La tarde atañe a la jornada quirúrgica, de la que salgo corriendo rumbo a la casa para jugar con mi hijo, hacer la cena y disfrutar de un momento en familia. Todo eso siempre en medio de lecturas, redacción de artículos y corrección de publicaciones, pero los fines de semana son exclusividad de la familia y los amigos.
¿Tenés intenciones de volver al Paraguay? Por supuesto, creo que todos los que partimos de nuestra tierra siempre queremos volver. Estoy segura de que las circunstancias se darán, pero aún desconozco cuándo. Ojalá sea pronto. Mi idea es constituir una fundación oftalmológica en el Paraguay, a través de la cual pueda dar con personas de escasos recursos.
¿Cómo afrontás la nostalgia? Es difícil, sobre todo al principio. La familia y los amigos de toda la vida son irreemplazables; y lo único que resta es acostumbrarse a ello. Pero en cada ocasión que surge, me doy una escapada a mi querida Encarnación. Para mí fue muy duro abandonar el Paraguay. Pese a que me habían ofrecido muchas oportunidades, había que proseguir en procura del objetivo establecido en ese entonces.
En materia de Medicina, ¿cómo ves el adelanto oftalmológico en el Paraguay? Creo que nuestro país progresó en los últimos años, adquirió tecnología, pero persiste la necesidad de fomentar la investigación, que es primordial para el desarrollo, tanto local como internacional. El Paraguay que dejé me dio una formación excelente, pero mi anhelo siempre fue ir un poco más allá y debutar en la investigación, y para eso era fundamental salir del Paraguay. La oftalmología avanzó, sin duda, pero siempre se puede mejorar, y sé que la Sociedad Paraguaya de Oftalmología trabaja arduamente en ello, exigiendo a sus afiliados la participación en congresos internacionales, así como capacitación permanente.
Perseguir con perseverancia la excelencia la encauzó a tierras remotas, donde a pulso ganó sus méritos. Aspira a reintegrarse al Paraguay y entregar sus conocimientos a personas en situación de vulnerabilidad económica.
Andrea Oleñik Memmel
Egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Itapúa (UNI), y máster en Vítreo-Retina por el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) de Barcelona, ahora se doctoró en Investigación en Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
MENCIONES
Ciertos países establecen tres grados.
Cum laude: locución latina referida al nivel de desempeño con el que se obtuvo un grado académico universitario. “Con alabanza” o “laureado”, en español, es la máxima calificación a un cumplimiento destacado, con promedio de entre 3.5 y 4.0. Es reservado solo a doctorados con nota sobresaliente, tras voto secreto, individual y unánime de un tribunal.
Magna cum laude: “Con grandes alabanzas”, es asignado a una práctica muy destacada, con promedio mayor a 3.7/4.0 y menor a 3.9/4.0. Summa cum laude: “Con máximas alabanzas” es exclusivo de empeños sumamente destacados, con promedio mayor a 4.0.
Fuente: internet
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