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El escritor irlandés Oscar Wilde dijo: “La mejor forma de hacer buenos a los niños, es hacerlos felices”. Hoy en día, los cambios en los pasatiempos infantiles son palpables; algunos a su corta edad manejan la tecnología, incluso mejor que muchos adultos.
Sin dejar de lado las ventajas de la digitalización del ser, recordemos las aventuras de jugar con los amiguitos del barrio, los compañeros en la escuela; imaginando mundos fantásticos solo con una pelota, un camioncito; las carreras en bicicletas o conversaciones señoriales sobre las mascotas, mientras se servía el té en tacitas de plástico.
Recuperar la infinita imaginación de esos primeros años es lo que propone la puesta Alegría en los barrios. “La idea surgió hace poco más de un año, para retomar los encuentros en las plazas, la interacción y dinámica de la diversión, entre todos, dejando un ratito de lado los juegos de video, la compu o el celular, mediante relatos e historias que unos tres duendecitos proponen”, comenta la directora de la obra, Laura Ferreira.
Hadas, cuentos y rondas
Durante dos semanas de febrero, el elenco recorrió varias plazas de Asunción y Gran Asunción, y contagió a grandes y pequeños de la chispa de la alegría. “Ahora, el desafío es llegar a las escuelas, enseñando que existen varias formas de interacción, promoviendo el compañerismo, la amistad y métodos diversos para la imaginación”, resalta Antonio Canet, que junto al títere del pescado recoge pueriles risas.
“Queremos agradecer al Fondec por el apoyo e invitar a maestros, directivos y, por sobre todo, a los alumnos a transitar con nosotros esta aventura llena de risas, colores y mucha diversión”, finaliza Annia Sánchez, para resaltar que Alegría en los barrios se enfoca en la esencia de la fantasía, para redescubrir esos momentos llenos de sana energía y aprendizaje.
carlos.canete@abc.com.py