Inclusión deportiva

Promoviendo una disciplina deportiva creada especialmente para las personas con discapacidad visual, esta comprometida entrenadora visualiza los desafíos y el alcance de las prácticas inclusivas. Trabaja en conjunto para el desarrollo social con el goalball, para personas con capacidades diferentes.

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Determinar a grandes rasgos qué implica atribuirle a un sistema social el beneficio cualitativo de la inclusión podría parecer sencillo, pero en la práctica no lo es. Al menos, las incipientes ejecuciones que buscan materializar la ideología de los discursos –porque es el Estado el que debe ceñir esta cuestión– encuentran respaldo en personalidades loables y contagiantes de convicción. Tal es el caso de Leticia Báez Houdín, quien desde hace tiempo contempla potenciar las virtudes deportivas de un sector emblemático. Es profesora de Educación Física, licenciada en Ciencias del Deporte, árbitra de rugby en silla de ruedas, entrenadora de goalball y básquetbol para deportistas de olimpiadas especiales.

Realiza gran parte de sus labores en la Secretaría Nacional de Deportes (SND). Convocada por el comité organizador de Río 2016 como oficiala técnica nacional (oficiala de mesa), materializó uno de los mayores sueños en su carrera deportiva y se convirtió en la primera paraguaya en participar en unas olimpiadas paralímpicas. Coordinó el evento IWRF Americas Championship 2017, en el que cinco países de Sudamérica y dos de Norteamérica disputaron dos sitios para el Mundial de Sydney 2018, primer evento internacional para personas con discapacidad llevado a cabo en nuestro país. Con todo ese bagaje, nos cuenta más acerca de la práctica de goalball y sus implicancias en una sociedad que debe mirar más allá de lo convencional.

¿Cómo llegaste al goalball o cómo llegó este deporte a tu vida profesional y qué cambios produjo en tu biorritmo cotidiano? Desde el 2013, cuando llegó a nuestro país Maximus Project, con el rugby en silla de ruedas, estuve como voluntaria en un programa denominado Gladiators. En ese espacio se busca establecer una red internacional de gladiadores en silla de ruedas, quienes actuarían como mentores, líderes, educadores, formadores y orientadores para el desarrollo del proyecto y la comunidad del deporte en general.

Posteriormente, en el 2015, hubo una convocatoria para liderar un nuevo proceso en la organización. Después de conversar con mi familia y analizar –teniendo en cuenta el gran desafío que implicaba, a pesar de mi experiencia entrenando deportes colectivos–, no tenía un bagaje específico preparando a personas con discapacidad visual; además de que la disciplina sería una novedad en nuestro país. Me postulé y me seleccionaron. Hoy, desde la SND, coordino el emprendimiento y por las tardes entreno con el equipo.

¿Cuál fue la sensación de realizar tu primera práctica con ellos, y cuáles fueron tus expectativas o ansias al involucrarte con jóvenes deportistas ciegos o con discapacidad visual? En marzo del 2015 fui a Bogotá (Colombia) para realizar una clínica de goalball con excelentes disertantes. Con ayuda del director técnico de proyecto, David Gómez, quien también entrena a la selección colombiana, aprendí bastante. Armar mi programa de entrenamientos fue algo complicado al principio, ya que había poca información al respecto. Con el tiempo, la tarea se volvió más sencilla. El primer entrenamiento fue en mayo del año pasado. Estaba con Víctor Duarte, quien es voluntario y mi compañero de trabajo, más cinco colaboradores interesados. Fue muy constructivo. Desde el principio señalé que era mi primera experiencia con personas que poseen discapacidad visual. Tenía mucho que aprender con ellos, intercambiando conocimiento y sensaciones. Con la promoción de la iniciativa fueron sumándose más personas al grupo.

Ahora que llevás tiempo realizando las prácticas, los conocés y a través de sus experiencias ves el mundo de otra forma. ¿Cómo cambió tu relación con el entorno inclusivo, y cómo afecta tu sensibilidad la escasa estructura para la accesibilidad física, recreativa y cultural que se potencia desde los estadios del Gobierno? Como siempre les digo a los chicos y chicas del equipo: “Ustedes son deportistas”. Recalco que la diferencia entre el deporte olímpico y el paralímpico es que el segundo cuenta con una clasificación funcional, de acuerdo a la disciplina que practican. En ambos casos hay que entrenar, alimentarse bien, contar con un equipo multidisciplinario, etc. A lo que voy es que, al prepararlos, no los veo como personas con discapacidad visual, sino como deportistas. 

Desde que empecé con el rugby en silla de ruedas cambió totalmente mi punto de vista, mi modo de ver el mundo, y eso lo contagié a toda mi familia. Espero haberlo hecho también con la gente que nos acompaña cotidianamente. Se debería concienciar a la ciudadanía sobre la importancia, desde el trato hasta la accesibilidad. Hay mucha discriminación en todos los sentidos y eso te hace sentir impotente. ¿De qué sirve tener espacios accesibles si no hay empatía? Por más que el pasaje en bus es gratis para las personas con discapacidad y un acompañante, la mayoría de los choferes no los sube y, aún peor, algunos hacen gestos inadecuados. Eso lo vivimos día a día. Nuestro trabajo no termina en la cancha. Acompañamos a los chicos a las paradas y a los que viven cerca los llevamos a sus casas, entre otras cosas. Me encantaría que existan veredas en las que las personas en sillas de rueda puedan transitar libremente y se incorporen cruces táctiles para aquellos con discapacidad visual. Que no sea necesario llamar a los restaurantes para consultar si el espacio es accesible, o sea adaptado a las normas universales, y pueda sentarme allí y contar con un menú escrito en braille o sistemas digitales de lectura. Por sobre todo eso, que la ciudadanía no discrimine y sea consciente de que una discapacidad no es sinónimo de pena o lástima, y que realmente contemplemos las potencialidades que tienen y se vean reforzadas si la estructura social no los subestima con su desidia.

¿Cómo es la rutina básica de goalball?, ¿es un deporte creado especialmente para personas con discapacidad visual? Es un deporte paralímpico creado específicamente para personas con discapacidad visual. Es muy dinámico; reúne capacidades como la velocidad de reacción, potencia, fuerza, etc. La ubicación espacial es muy importante y trabajamos mucho en ello, así como en los desplazamientos. Es un gran desafío explicárselo a una persona con ceguera total que nunca practicó deportes, pero con paciencia y entrenamiento permanente logramos el objetivo. Recientemente se sumaron varios voluntarios y eso nos ayuda mucho; primeramente a que los profesores nos enfoquemos más en el entrenamiento, táctica y técnica, y también nos ayudan en el arbitraje. Para un juego oficial de goalball necesitamos un total de 12 jueces. Entrenamos los martes y jueves, a partir de las 15:30, y los sábados, desde las 13:30. Empezamos la jornada con el preparador físico, el profesor Manuel Gill Morlis. Luego pasamos a lo técnico-táctico y el arbitraje, con los profes Víctor Duarte y Liliana Ledezma, quienes son voluntarios del proyecto. Entre todos enriquecemos cada práctica y aprendemos mutuamente.

Se están preparando para rankear a nivel regional con el equipo. ¿Qué implica eso a nivel de los espacios deportivos para nuestro país, cómo se visualiza este deporte a nivel internacional y qué conseguiríamos más allá de posicionarnos como una fuerza psicofísica en la sociedad? Atendiendo a que el sudamericano es avalado por la federación internacional, debemos estar inscritos ante la IBSA (Federación Internacional de Deportes para Ciegos). Realizamos las gestiones para eso y, al participar de este evento, estaremos dentro del ranking internacional por primera vez.

Queremos captar más jugadores y, a través de esto, promocionar aún más la disciplina, concienciar sobre la importancia de la práctica deportiva y tener en cuenta que es una de las mejores herramientas para lograr la inclusión.

¿Cuáles son los principales desafíos que atravesás tanto a nivel personal como entrenadora, así como cuestiones propias del equipo, más allá de los de índole físico o estructural? El goalball no es muy conocido en nuestro país y eso fue muy complicado al principio; además de ser los primeros en practicarlo. En los partidos oficiales nos cuesta mucho quedarnos callados (risas). Debemos cumplir las reglas. Hay momentos en los que no podemos hablar durante el partido y eso es difícil, porque si lo hacemos, cometeremos una infracción. Sin embargo, como cuerpo técnico mejoramos muchísimo.

Hablanos de tus proyectos en puerta, así como los del equipo también. En diciembre tendremos nuestra última competencia del año, en Lima (Perú). Tras eso retomaremos las actividades en la temporada 2018, buscando potenciar aún más el deporte, realizando torneos regionales y nacionales, continuando también la capacitación a entrenadores y jueces para que más personas se sumen al ejercicio.

En cuanto al rugby en silla de ruedas, estoy cumpliendo metas que en su momento fueron grandes desafíos. Tengo la tarea de formar árbitros y oficiales de mesa, a través de clínicas. El año que viene pelearé por obtener mi licencia internacional de réferi y, por supuesto, seguir formándolos aquí en el Paraguay.

Trazando brechas que aportan una mirada amplia que no se limita solo a sus logros deportivos y profesionales, Leticia conjuga su carisma con la convicción de romper paradigmas y destrabar conciencias: “Se necesita mucha voluntad, compromiso, determinación y coraje para permanecer en el mundo del deporte paralímpico y todo lo que se genera desde él. No es fácil, pero no hay nada más satisfactorio que ver los logros del deportista y, por supuesto, los de una misma”, reflexiona esta referente de la inclusión deportiva.

Gestión pública

“El goalball llegó a nuestro país mediante la gestión realizada con la Fundación Arcángeles (Colombia). Esta firmó un convenio con la Secretaría Nacional de Deportes (SND) y se creó Maximus Project II. Desde la SND nos brindan el espacio para entrenar”, comenta Leticia en relación con los tempranos antecedentes de esta práctica.

“Apoyando en la difusión, promoción, capacitaciones nacionales e internacionales se contribuye también”, agrega.

“El año pasado organizamos el primer campamento internacional de goalball en Asunción, en el polideportivo de la SND. También participamos, por primera vez, en un evento regional en Santiago de Chile. Sabemos que aún queda mucho por hacer; no obstante, tenemos a disposición el hotel Deportista Róga y el gimnasio de la Asociación Paraguaya de Fisicoculturismo, en los que nuestros jugadores acceden gratuitamente y acuden con mayor frecuencia durante la pretemporada”, enfatiza la entrenadora.

Estos avances de la administración pública en relación con la inclusión cultural que deviene de una expresión social como el deporte conllevan esfuerzos. Lo ideal sería, también, que ingrese al presupuesto general de gastos, con mayores concesiones y proyectando mejoras estructurales de acceso a la movilidad física en las instalaciones de la SND.

Texto carlos.canete@abc.com.py

Fotos Claudio Ocampo, Diego Peralbo

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