Férreo impulso

Desde muy pequeña, Antonella Zaldívar (31) visualizó su futuro como actriz. En aquel entonces, la idea de encarnar papales en cine, teatro o televisión era tomada por su familia como fantasías infantiles; sin embargo, nunca dejó de lado sus aspiraciones. Inició su carrera actoral a los 15 años, tomando pequeños cursos con reconocidos directores nacionales, como Agustín Núñez, Tana Schémbori, William Valverde (+), entre otros, hasta que finalmente fue admitida como alumna regular en El Estudio. Su carrera como actriz despuntó aquel año, luego de su incursión en la televisión mediante la ficción nacional González vs. Bonetti. No obstante, sus ganas de seguir formándose la llevaron a emprender viaje en busca de nuevas experiencias. Así, durante un año, se capacitó en la Accademia Cinema e Televisione (ACT Multimedia), de Cinecitta, en Roma, Italia, para posteriormente realizar dos años de estudios en la Lee Strasberg Theatre & Film Institute, en Nueva York, Estados Unidos.

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Retornó al Paraguay segura de un buen porvenir, pero varios fueron los obstáculos que encontró a su paso antes de finalmente posicionarse como actriz en un mercado que poco a poco, y gracias a las grandes producciones cinematográficas desarrolladas en los últimos años, va adquiriendo notoriedad en nuestro país. Antonella no bajó los brazos y, tras un año de gran éxito en el teatro nacional, nos cuenta no solo sobre sus proyectos, sino también sobre la difícil tarea de ser actriz en el Paraguay.

¿Tenés recuerdos del momento en el que decidiste ser actriz?

No recuerdo cuándo fue; las primeras memorias que tengo sobre mi interés en la actuación son de cuando mis tías me preguntaban: “¿Vos qué querés ser cuándo seas grande?” y mi respuesta siempre fue “actriz”. Recuerdo que me decían que debía pensar en una profesión real y que la actuación era un simple pasatiempo. A medida que fui creciendo vi otras opciones, como diseño de modas, que incluso me tomé el tiempo de estudiar un poquito, pero no me convenció. En mi cabeza siempre titilaba la idea de ser actriz.

¿Cuándo iniciaste tus estudios?

Tenía 15 años cuando una amiga me comentó que se encontraba estudiando en una escuela de actuación y resultó que se trataba de El Estudio, de Agustín Núñez. Cuando llamé, me encontré con la traba que podía ingresar recién a partir de los 18 años como alumna regular, pero que existía la posibilidad de ser parte de los pequeños talleres realizados en el año. Así empecé, y siempre digo que como mi primer maestro, Agustín Núñez, podía haberme hecho desistir, pero siempre fue inspiración. No existe un calificativo para expresar lo genial que fue como maestro.

¿En qué momento la actuación fue algo más real?

Tras varios módulos más, que realicé también con Tana Schémbori y William Valverde (+), y a poco de cumplir los 18 años, finalmente, aceptaron mi inscripción en El Estudio. Luego de ese primer año como alumna, Tana me llamó para ser parte del elenco de González vs. Bonetti.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con la ficción?

No podía creer lo que me estaba pasando. Fue una producción muy bien realizada y hasta hoy en día la gente recuerda con cariño esa ficción nacional.

¿Se puede decir entonces que ese fue el momento en el que despuntó tu carrera?

Al finalizar ese proyecto, decidí ir a estudiar afuera. Dejé mis estudios en el segundo año y emprendí viaje a Roma, Italia, para profundizar en actuación en la ACT Mutimedia (Accademia Cinema e Televisione), de Cinecitta, un famoso estudio italiano que en su momento gozó de fama. Fue una experiencia muy buena, pero como no llenaba mis expectativas, al año me trasladé a Nueva York, Estados Unidos. Allí realicé los dos años académicos en la Lee Strasberg Theatre & Film Institute, además de tomar clases privadas y talleres particulares. Tras un periodo de tres años afuera regresé al Paraguay.

¿Tu regreso fue lo que esperabas profesionalmente?

Volví porque quería empezar a hacer cosas; no me fue fácil, por numerosos factores que me encontré al llegar. Allá me encontraba en un mercado saturado; era pelearla sin descanso y muchos “no” de por medio. Con el tiempo me di cuenta de que tenía más oportunidad de sobresalir estando en mi país. A mi regreso decidí finalizar mi formación en El Estudio, así como producir mis propias obras de teatro. No fue fácil; tuve que pelearla mucho.

¿Cuál fue el principal obstáculo que te encontraste al volver?

La verdad es que pensé que sería más fácil. La actuación en el Paraguay sigue siendo un ambiente pequeño, todos somos competencia y, a pesar de los grandes avances logrados en los últimos años, todavía todo es muy cerrado. Con el tiempo, las escuelas de actuación tomaron notoriedad y, actualmente, la cantidad de actores se masificó enormemente. Hoy ya no existe ese prejuicio hacia el actor y ese gran paso se logró después de grandes producciones nacionales que llamaron la atención del público internacional. A mi regreso, si teníamos dos fines de semana seguidas de funciones, era un logro enorme, ya que la cantidad de gente que iba a los teatros era muy reducida. En el Paraguay nadie se hace millonario siendo actor, pero creo que ese prejuicio que se tenía antes se va superando notoriamente.

¿En el Paraguay no existe la posibilidad de vivir de la actuación?

Esa es una gran problemática. Lastimosamente, en el Paraguay uno todavía no puede dedicarse exclusivamente a ser actor. Además de ser difícil seguir creciendo y formarse, también es irreal pensar que uno va a poder vivir de la actuación. La plata no alcanza. Pero no todo es negativo; poco a poco vamos evolucionando y elevando el mercado nacional del cine para el mundo. Solo este año, numerosas productoras se encuentran trabajando en filmes de gran envergadura y varios más están proyectados para el año que viene. Poco a poco, el Paraguay está creando mercado y trabajo para los actores.

En tu caso, ¿siempre te inclinaste más al teatro?

Siempre me enfoqué más al teatro; me encanta y es adictivo para mí. Si me dieran a elegir entre teatro o cine, sin dudarlo, muero en el escenario. No existe manera de explicar la esencia del teatro. Pero esto no quiere decir que no desee hacer cine. Aún no me llegó el gran momento, pero cada vez son más las oportunidades; es solo cuestión de estar en el lugar indicado. En cuanto a televisión, siempre estoy en espera del regreso de la ficción nacional, ya que desde mi regreso al Paraguay han sido escasas las producciones en esta área.

El actor no solo se enfrenta al “prejuicio” de ser actor, sino que durante los últimos años también debe hacer frente a la competencia sin formación… Hace unos años me molestaba mucho la situación de encontrarme con gente sin preparación encarnando un personaje para el que no estaba preparada. Pero después aprendí que es así acá y en cualquier parte del mundo. La única diferencia es que en otros países la producción tiene los medios para formar a esa persona mínimamente en lo más básico. Acá, sin embargo, las productoras se tiran al vacío y es muy notorio. Hasta el actor no hace un buen papel si no tiene una buena dirección. Hoy ya no importa cómo llegaste al set. Si no tomaste años y años de estudio, hay que prepararse mínimamente, porque la actuación no es tan fácil como parece.

Este año fue muy exitoso para vos. ¿Estás con nuevos proyectos?

Sí, con Pili Ortiz y Karina Schaerer estamos trabajando en un proyecto denominado Más Público (www.maspublicopy.com), con el que deseamos difundir el trabajo actoral, ya que una de las problemáticas en el Paraguay es la difusión de los eventos actorales. En esta web no solo propagamos sobre las obras a realizarse, sino también sobre los actores y detalles que hacen de una puesta algo real. Además, estamos sacando para principios del 2018 una serie web a través de las redes sociales. Se trata de un proyecto del cual no quiero adelantar tanto, pero que se va a llamar Desesperadamente Sara.

Su entusiasmo por la actuación, encantadora personalidad y alegre sonrisa la proyectan no solo como una gran actriz nacional, sino también como un gran legado para el teatro paraguayo.

Antonella Zaldívar

Actriz y productora de teatro, cine y televisión, se formó en El Estudio, así como en Italia y Estados Unidos. Durante el 2017 llevó al escenario cuatro obras teatrales y anuncia, además, una serie web y otros proyectos para el teatro nacional.

Otros proyectos

Además de los cuatro éxitos teatrales de los que fue parte este año, en el currículum de Antonella se puede leer la personificación realizada en numerosas obras de teatro, como La plata me quema, Rosita, Anna Cappelli, Yerma, La más fuerte, entre otras. 

Así también, se destacó por su participación en cortos y largometrajes, como Las herederas, Hospital de pobres, Tormenta, Lectura según Justino y otros.

nadia.cano@abc.com.py 

Fotos: Claudio Ocampo, gentileza

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