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Nació en Asunción y culminó sus estudios en el colegio San José. Es el hermano menor junto a su melliza Gisselle, de la familia Friedmann Bastos, compuesta por sus padres Mirtha y Egon, y su hermano mayor, tocayo de su progenitor.
Al finalizar la secundaria, inició dos carreras: Diseño Gráfico y Diseño Textil e Indumentaria, pero las abandonó rápidamente, y halló en el maquillaje una respuesta a la pregunta de hacia dónde inclinar su vida laboral, teniendo en cuenta su espíritu libre. “La vida de trabajador esclavo no es para mí”, sentencia.
Sus trabajos expelen arte por donde se los mire y ese don se lo atribuye a sus pasatiempos de niño, transformando objetos, pintando, pegando, ideando y recortando. “Vivía haciendo cosas manuales”, dice. También tuvieron una influencia las mujeres de su familia, en especial su abuela Ofelia de Friedmann, que, según recuerda, pintaba y maquillaba como ninguna. “Ella era dueña de un estilo propio y asumió desde que era un baby que iba a ser pintor. De niño ya me gustaban las brochas, los colores, siempre fue mi catarsis”.
David (24) es del signo de los gemelos y asegura ser un “ejemplo de geminiano”. “Asumo mi doble naturaleza, frío, calor, lluvia, sol, todo en un mismo cuerpo; soy una persona multitareas y hago un esfuerzo sobrenatural para terminar lo que comienzo. Leo muchas informaciones al mismo tiempo, escucho varios estilos de música, me comunico fácilmente y aprendo, todo con la misma facilidad. Hago un esfuerzo para ser más organizado y terminar mis tareas, canalizar mis actos hacia un foco determinado. Procuro leer, estudiar, instruirme siempre y continuamente y, sobre todo, busco de modo constante utilizar mis conocimientos. Los de Géminis me entienden”.
Friedmann ama viajar y ya estuvo físicamente por varias ciudades de Argentina, Brasil, y añade que también realiza viajes astrales a Londres, Berlín, Nueva York, Tokio..., donde le dé la gana.
Estilismo
A David siempre le interesó la moda, pero mucho más el estilo personal. “La moda está presente en todo, el estilo no, porque es el resultado de tus vivencias, de lo que cargás contigo.
La traducción más exacta es aquello que sos, una sintonía con la forma en la que pensás, actuás, te vestís y hablás. Hay personas que se visten 'superfashion' o 'superlookeados', que para mí siguen sin estilo. Me parece que el estilo tiene que ver con el alma. Eso siempre me llamó la atención, desde niño, la forma en la que las personas usan el estilo para expresarse, comunicarse y demostrar lo que son. Es ahí el placer de vivir el estilo y la moda, además está muy relacionado con mi trabajo como maquillador. La moda me inspira y permite dedicarme a aquello en lo que creo que tengo potencial”.
Friedmann sabe que permanentemente llama la atención adonde vaya y eso no le desagrada, al tiempo de señalar que es un curioso introvertido. “La forma en la que me presento en sociedad es simplemente mi realidad y convivo con eso tranquilamente”. El tiempo que le lleva a David crear sus looks, depende del que posee para prestarles. “Puedo estar con un look listo en 15 minutos como también en una hora”, añade.
Al maquillaje lo toma por su lado terapéutico y artístico. “Tiene un poder gigantesco sobre las personas y en mi vida es el inicio de un todo”.