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La pediatra de 62 años, madre de tres hijos, fue electa para ocupar la presidencia de su país por segunda vez. Ahora para el periodo 2014-2017; anteriormente fue entre el 2006-2010.
La socialista nacida en Santiago, capital del país, es separada y desde el inicio de su primer mandato abrazó un estilo de vestir moderado. Casi nunca escapa del saco y la falda y, en algunas ocasiones, la chaqueta combina con pantalones rectos y, para los pies, prefiere el tacón medio. Durante su campaña electoral, el debate se desató incluso en torno a su vestuario. En las redes sociales no estuvieron ausentes preguntas como: “¿Bachelet continuará con el mismo estilo? ¿Quién la asesora? Se viste horrible”, entre otros comentarios que surgieron luego de su aparición en el último debate antes de los comicios del 15 de diciembre, al que asistió con un blazer y una falda estampados en tonos negro, marrón y salmón. Según se comenta en la redes, la tela tenía referencias étnicas. La diseñadora chilena Kika Neumann, destacada por la revista Vogue en su versión para Latinoamérica, tiene su taller en el mismo barrio en el que Bachelet instaló su puesto de comando. Medios digitales chilenos le pidieron que analice el look de la presidenciable en aquel entonces y la diseñadora dijo que no coincidió personalmente con Michelle, pero la observa. Concluyó que es importante entender que el vestuario es un lenguaje no verbal y que el suyo le parece acorde a lo que comunica en su discurso. “Le agregaría unas telas más flexibles para que se sienta más cómoda y terminaciones más modernas. Por ejemplo, cambiaría los botones de sus ropas, porque le parecen anticuados”, dijo la joven diseñadora. Por otro lado, el diseñador peruano José Miguel Valdivia analizó que Bachelet es fanática de las telas tornasoladas para la confección de sus sacos sastre y ese puede ser uno de sus excesos. Es sobria y clásica y, consciente de su figura, sabe que los sacos rectos no llaman la atención sobre esta.
Algunas de las ocasiones en que visitó Paraguay, Michelle Bachelet lo hizo vestida con trajes mangas largas con faldas negras, fucsias tornasoladas o chaquetas de media manga en tonos verde agua, lila brilloso, con terminaciones naranjas y cuello militar. Sus joyas son discretas: un broce y frecuentemente un collar corto de perlas.
La madre
En su discurso, ya como presidenta electa, Bachelet le dedicó unas palabras a su madre, Ángela Jeria, quien la acompañó desde los inicios de su carrera política. “Me siento agradecida de que seas mi referente”, le dijo emocionada. “No voy a tener ningún trabajo en concreto, siempre seré la mamá de Michelle y, como dicen los militares, estaré en la retaguardia”, aseguró Jeria a la agencia AFP. Con 87 años, acompañó a su hija durante toda su campaña electoral y mientras ella estuvo fuera del país, a cargo de la oficina ONU-Mujer de las Naciones Unidas, fue su voz ante los medios de comunicación. Sin un marido o una pareja estable conocida de Bachelet, Jeria acompaña a su hija en la mayoría de los actos oficiales. Antes de su vida política, su madre la ayudó en las tareas de casa y a cuidar a sus tres hijos. En el discurso de triunfo de Bachelet, Jeria se ubicó justo detrás de su hija, quien le agradeció profundamente su apoyo y compañía. “Gracias a mi madre, que ha sido mi aliada y mi guía en la vocación social, en la disciplina, en la responsabilidad”, dijo Bachelet. Luego giró y la miró directamente para decirle: “Mamá, ¡no sabes lo agradecida que me siento de tenerte como referente, y de que la gente de mi patria te valore y te quiera como te quiero yo!”.
La dupla
Bachelet y su madre han conformado una dupla casi inseparable, la que se hizo más fuerte después de la muerte de su esposo y padre de la candidata, el exgeneral de la Fuerza Aérea de Chile Alberto Bachelet, a los 51 años, después de ser detenido y torturado tras la instalación de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Su muerte las marcó profundamente. Ambas fueron detenidas, torturadas y enviadas al exilio. Partieron primero a Australia, donde vivía el otro hijo de Jeria y hermano de Bachelet, Alberto, quien había emigrado temprano de casa. Luego, las dos se radicaron en la República Democrática Alemana (RDA). En 1979, ambas regresaron a Chile y decidieron desafiar al régimen uniéndose a grupos de oposición.
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Fotos AFP/EFE