Cargando...
En la tradición hindú se afirma: “Nada brahman (el cosmos es sonido)”. Todo lo que es manifiesto, incluyendo los seres humanos, está resonando acorde a una vibración que se mantiene desde el inicio de los tiempos.
Generar un estado de silencio mental y abrirse a la escucha de este sonido cósmico es uno de los objetivos del nada yoga. “Hablamos del yoga de las vibraciones sutiles, en el que movilizamos energías delicadas mediante la oscilación y los sonidos, utilizando técnicas específicas que dinamizan la fuerza, proporcionando así el beneficio de un estado de mayor autoconocimiento y equilibrio”, explica el instructor de yoga del sonido e integral José Tomás Roa, coordinador del proyecto colectivo Creer para crear.
“El universo puede definirse como una infinita caja de resonancia. Somos, junto con toda la naturaleza, expresiones de diversos grados de vibración y a distintos niveles”, profundiza Natalia González Rahi, coordinadora ejecutiva de la organización, en la que se ofrecen distintas terapias alternativas, cursos, clases y sesiones de diferentes disciplinas, colectiva o individualmente.
Voces y sonido
“Las sesiones propuestas se estructuran con el fin de facilitar la experiencia individual, ya sea en las posturas corporales, así como en las variaciones de intensidad, entonación, velocidad, y volumen de los sonidos y ejercicios”, comenta José. Con el flujo constante, quienes participan adquieren técnicas para la entonación vocal a través de ejercicios de respiración, que incluyen, básicamente, cuatro tipos de actividad. “Las asanas (posturas corporales características del yoga integral), los pranayanas y otros ejercicios de respiración específicos, la recitación mántrica y, por último, la relajación y meditación”, señala el instructor.
La alineación del cuerpo, la respiración y la mente en esta práctica favorecen el aprovechamiento máximo del potencial. “El nada yoga integra las diferentes ramas de la disciplina en una sola propuesta, otorgando mayor flexibilidad y tonificación de las cadenas musculares principales. Mejora el funcionamiento de los órganos por las presiones realizadas, revitaliza el sistema endócrino, fortalece el sistema inmunológico, reduce la hipertensión y el ritmo cardíaco, y brinda energía, altos niveles de concentración y empatía”, suma Natalia, citando los beneficios de las prácticas regulares.
Como varias terapias alternativas, la buena alimentación –que en el caso particular del yoga resulta un complemento esencial– y la constancia otorgan beneficios. Además, los niveles de estrés cotidianos pueden reducirse en la segunda o tercera sesión sonora.
Buscar la concentración inmersa en uno mismo y proyectarla es uno de los fines que el nada yoga busca generar, afinando así la mente y el cuerpo.
Sepa más de esta y otras prácticas en las redes sociales de Iniciativa creer para crearpy.
carlos.canete@abc.com.py