El poder de los detalles

Sobre la imagen individual hay diferencias claras: estilo formal, informal, relajado, elegante, moderno, vintage, etc. Pero, a veces, nos preguntamos, ¿cuál es su secreto para verse siempre bien? El margen entre normal y espléndido radica en una sola cosa: la atención a los detalles.

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Embellecé tus pasos. El calzado es crucial en la imagen personal. Ahorrá en el guardarropa, pero estos deben ser de buena calidad. Invertí, cuidalos, mantenelos lustrados y en condiciones. Un distinguido look masculino o femenino se desmerece automáticamente con malos zapatos o unos muy gastados. Por eso es recomendable comprarse, al menos, dos pares clásicos, de esos que van con todo, como unos stilettos negros o nude.

Medias. Muchas veces subestimadas por estar ocultas, las incorrectas arruinan todo buen conjunto. Aunque no lo creas, las medias sí se ven al sentarnos o movemos. Para él: descartá el mix de medias deportivas o informales con pantalones de vestir. Contá con algunos pares de medias de nailon, azul marino, negro y gris. También están los calcetines de hilo peruano, un algodón sumamente confortable, suave y fino.

Para ella: si vas a usar medias largas o pantys, que no brillen. Las negras opacas quedan espectaculares en invierno y estilizan las piernas. Ahora bien, las medias color piel deben ser del mismo tono de tu piel; no busques aparentar bronceada con unas oscuras, ya que evidenciarías el contraste con el resto de tu cuerpo.

En verano. Sandalias o zapatos altos con tiras u otro tipo de calzados abiertos son ideales para los días cálidos. Elegí a gusto, pero si vas a mostrar los pies, procurá que luzcan impecables, y que tus talones exhiban suavidad y humectación.

Arreglos. A veces, no se trata de comprarse ropa todo el tiempo, sino de hacer que la que ya tenemos nos quede a medida y con la caída adecuada.

Ruedos. Probate todos tus pantalones y sacos, y medítelos. Si hace falta, ajustá el largo de puños y botamangas. Lo correcto es que el pantalón clásico apenas roce la zona superior de los calzados y que las mangas del traje dejen ver 1 cm de la camisa que lleves abajo. Las prendas a medida nos estilizan y dan un porte más elegante.

Cuellos. El roce y sudor suelen ajarlos. Ocupate de que los cuellos de las camisas se limpien y planchen impecablemente. Si subiste unos kilos y te negás a comprar pantalones más grandes, podés correr el botón de la cintura unos centímetros para evitar que te ajuste y marque tus rollitos.

Accesorios que suman. Estrategia y moderación. No nos vemos mejor porque nos encimemos más cosas, sino porque escojamos ciertas piezas clave que hacen grandes diferencias.

Reloj. Además de transmitir una imagen de control sobre el tiempo y mayor eficiencia, bien seleccionado, aporta prestancia y estilo.

Pañuelo. Accesorio versátil que imprime color a un atuendo muy neutral. Al cuello o anudado a la cartera, es un toque chic.

Lentes de sol. Unos clásicos clippers Ray-Ban no pasan de moda, y combinan con estilos informales y atuendos de oficina.

Joyería. Inclinate hacia una joya en destaque, y otras lo más discretas posible. Por ejemplo: si se trata de un collar muy llamativo, que tus aros sean pequeños y circunspectos, o directamente, no te pongas nada más. El exceso de joyería es opuesto al buen gusto.

Siempre una sonrisa, en tu mirada y voz. Así dediquemos horas a la imagen y a los detalles, ningún diseño resultará si no te sentís cómoda. Quienes te rodeen actuarán como reflejo de cómo te sentís y actuás. No se trata de andar con una sonrisa dibujada a la cara, sino de agregar una al hablar, al tono de voz, a la mirada. Esa aparente nimiedad, la más valiosa, dibuja la brecha entre: "¡Qué lindo lo que te pusiste!" y "¡qué linda que estás!".

@tieffemberg

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