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La imagen personal es la carta de presentación que tienes hacia tu entorno de amigos, clientes, etc. La manera de vestir, tus modales y comportamiento son el reflejo que proyectas de tu imagen y la empresa o institución a la que representas. Todo ello incorpora cosas imperceptibles, como saber relacionarse, la actitud, el prestigio, la reputación, pero también implica referencias perceptibles, como la higiene personal, ropa y accesorios, que son igualmente significativos.
Existen algunos que consideran que lo único importante de las personas es ver lo de adentro y no deberíamos prejuzgar un libro solamente por su portada. Es cierto que la esencia de cada persona está en su interior, pero también es verdadero que los seres humanos nos comunicamos visualmente.
Mantener una buena imagen no significa poseer un cuerpo perfecto, ser esbelta o tener mucho dinero. Es poder reconocer y usar prendas que te favorezcan, saber elegir los colores que mejor te sientan, y descubrir cuál es tu estilo personal para definir qué tipo de ropa o accesorios elegir. El punto sería conocerte, ser consciente de tus puntos fuertes y acentuarlos.
Tampoco se trata de vestir el último grito de la moda, seguir a ciegas cada nueva tendencia o quedarse estancada en el pasado.
Para tener una buena imagen profesional es importante que haya un equilibrio dentro de una imagen real, auténtica, basada en el estilo personal del trabajo que realices y el ambiente en el que te mueves.
Tu imagen personal en el área laboral es tu tarjeta de presentación, ya que la primera impresión es primordial. Esta primera impresión es la que, generalmente, perdura y te puede abrir o cerrar las puertas hacia nuevas oportunidades. Una buena imagen, tal vez, no abra “todas” las puertas del éxito, pero lo cierto es que una imagen desordenada puede cerrar muchas oportunidades.
Cuando se habla de imagen personal, no se describe simplemente la vestimenta que se lleva; es mucho más que eso, pues engloba posturas en la manera de sentarse o caminar, al saludar, etc. Es un modo de vida, la forma de ser y proceder y, en derivación, cada persona tiene la suya.
Finalmente, conservar hoy en día una imagen positiva exige intensos cuidados, ya que vivimos en una sociedad en la cual cada persona tiene un teléfono celular que, a la vez, es cámara fotográfica y video; cualquier hecho fuera de lugar puede ser registrado y subido en segundos a las redes sociales, devastando para siempre una imagen y reputación construidas a lo largo de los años.
Recuerda: “El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen”, Goethe.
Hasta la próxima entrega.