El placer de observar aves

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Al simple sonido de un ave ya se pone en máxima alerta, reconoce en milisegundos de qué ave se trata y se pone a identificar. Claramente, Marisol puede distinguir entre un martín pescador, lo que denomina un caracolero; los famosos mbiguá, garzas y especies más exóticas.

Con una sonrisa de oreja a oreja, se desentiende del lente de la cámara del fotógrafo, gira, mira, salta y expresa su alegría, porque los plumíferos amigos le pasan por encima en una soleada mañana de este frío invierno. También trajo el equipo con el cual, junto a su marido, Alejandro González —otro fanático de la observación de aves—, lograron captar centenares de imágenes en los más diversos lugares del Paraguay y el extranjero. Tampoco falta el libro donde están registrados las observaciones, sitios y especies con sus nombres científicos. Una publicación que valora infinitamente y que muestra el paso de los años.

Inspiración en la naturaleza

Al preguntarle qué relación puede encontrar entre la danza y observar aves, enfáticamente Pecci dice "muchísimo". Cita el ejemplo de su coreografía de 1991 "Grito de vida" —a la cual define como un manifiesto sobre la defensa de la naturaleza—, que fue inspirada luego de ver cómo los pingüinos y otros animales se vieron afectados por el derrame de petróleo en uno de los tantos accidentes que ocurren alrededor del mundo. Ese trabajo mereció el primer premio del concurso coreográfico de Pro Ballet y el Ballet Nacional. También menciona "Buscando una flor", con movimientos del picaflor (mainumby), que fue creada recientemente para la bailarina Paulina Argaña y con la cual mereció importantes premios a nivel internacional. Es un baile clásico libre, con zapatillas de punta.

El inicio de la pasión

El observar aves es una opción de Marisol que comenzó a inicios de los años 90, como consecuencia lógica de su deseo de explorar la naturaleza. Paseaba por lugares prefiriendo la menor presencia humana o vestigio de civilización. Luego se enteró de la existencia de un grupo de personas amantes de las aves, Guyra Paraguay.

En una publicación de ABC Color leyó una entrevista que todavía conserva con el español Alberto Madroño, que realizó las primeras reuniones. A su primer paseo no llevó binoculares. Con algo de picardía sostiene que había llevado uno de tan mala calidad, que lo dejó en el vehículo y le prestaron uno mejor. La visita fue a la zona del río Salado, cerca de San Bernardino, donde el ave que más le impresionó fue el que llaman poncho pytã. También es conocido en otros sitios como federal. Es impresionante el brillo del color rojo de su cabeza cuando se lo ve a plena luz del sol.

Canto de pájaros campana

Pecci dice recordar también una experiencia irrepetible. Hace unos años, antes de que comenzaran los conflictos en la zona de Jaguarete Forrest, en la zona de San Pedro, el bosque estaba todavía en su apogeo, sin tanta destrucción. De repente, en medio de la floresta, se comenzó a escuchar el canto de un pájaro campana, al que se le sumó otro y otro… Entre los tres formaban como una orquesta sinfónica. Los árboles daban el marco de una catedral. Define ese momento como algo maravilloso y fruto de la casualidad, porque, en medio del bosque, comenzaron a cantar estos pájaros campana, como respondiéndose entre ellos.

Más de 300 variedades distintas

Cuando le preguntamos cuántas aves diferentes en el Paraguay tuvo ocasión de observar, Pecci considera que más de 300 sobre un total de 700 a 800 que deben existir en nuestro país. En su libro tiene perfectamente indicado dónde y cuándo observó cada animal. En un primer momento tenía alguna preferencia, por ejemplo el gran tucán; ahora le da lo mismo. Cuando tiene ocasión de mirar algún pájaro de muchos colores, piensa en su amigo Ricardo Migliorisi y se pregunta si los diseños que él plasma en sus obras estarán inspirados en la naturaleza. Otro de los momentos de gran emoción se dio cuando pudo admirar a un pájaro carpintero de cabeza roja por primera vez; jamás se imaginó que sería tan parecido al célebre Pájaro Loco del dibujo animado. La oportunidad se le dio en Itabó Rivas, en el Alto Paraná.

Los nombres científicos

Viajó a diferentes países de América para poder observar aves que son comunes a nuestros países, aunque se declara un poco con dificultad para memorizar los nombres en su denominación científica. Los conoce más por sus nombres genéricos o en guaraní, y eso a veces dificulta para que le puedan entender en el extranjero.

Sobre la cantidad de personas que en Paraguay se dedican a esta afición, dijo que no llegarían ni a las 100. Sus hijos dicen que es una obsesiva con el tema de observar las aves, y ella concuerda, pues ni siquiera en la ciudad deja de mirar a su alrededor; incluso cuando cruza una calle, se detiene para observarlos. Es que, con ello, Marisol Pecci logra recargar baterías, encontrar nuevas inspiraciones, encontrar una paz difícil de definir.

Sus hijos dicen que es una obsesiva con el tema de observar las aves, y ella concuerda, pues ni siquiera en la ciudad deja de mirar a su alrededor; incluso cuando cruza una calle.

Cuando tiene ocasión de mirar algún pájaro de muchos colores, piensa en su amigo Ricardo Migliorisi y se pregunta si los diseños que él plasma en sus obras estarán inspirados en la naturaleza.

Datos biográficos

Nació en Asunción. Tiene cuatro hijos y dos nietos.

Estudió con Tala Ern de Retivof.

Se especializó en San Pablo, Brasil, en Danza Moderna y Contemporánea, con los maestros Ismael Guiser y Yoko Okada.

Creó su escuela de danza en 1981, siendo pionera en la incorporación de la corriente del jazz y la danza moderna.

Autora de más de 80 coreografías.

Ganadora de varios concursos nacionales e internacionales.

Galardonada con el título de Maestra del Arte por el Congreso Nacional.

Su más reciente logro es el ser ganadora del concurso "Por amor a la patria" organizado por la Comisión Bicentenario, con la coreografía "Py’a guasu (Coraje)".

Instantáneas captadas por Marisol Pecci.

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