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El pensamiento lateral (PL) es un método que nos permite solucionar los problemas de manera práctica y creativa. El término fue acuñado por el escritor y psicólogo Edward De Bono en sus libros El uso del pensamiento lateral (1967), Pensamiento lateral (1970) y Seis sombreros para pensar (1985), además de otros materiales, incluso para medios específicos como el empresarial. Los mismos tratan acerca de cómo resolver problemas por medio de la creatividad. A través de una prolífica colección de manuales, De Bono aborda cómo aprender a desarrollar el PL. En un pantallazo, veamos de qué se trata.
¿Cuántas veces nos damos por vencidos cuando queremos conseguir algo, evaluamos lógicamente y llegamos a la conclusión de que no podremos? Esto es así porque el pensamiento humano se caracteriza por su lógica, que es unilateral. Sin embargo, el PL presenta infinitos caminos para llegar a determinado deseo u objetivo porque está vinculado con la creatividad. La historia no estaría llena de personas exitosas si ellas no hubieran buscado, positivamente, “otra vuelta de tuerca” a sus metas.
Es bueno aclarar que ninguno de los dos pensamientos es mejor que el otro, ambos son necesarios y se complementan: mediante el lateral creamos las ideas y mediante el lógico las desarrollamos. El PL aumenta la eficacia del pensamiento vertical, al ofrecerle nuevas ideas para su elaboración lógica.
Cuando hablamos de creatividad no debe bastarnos con llegar a resultados creativos, eso puede darse fortuitamente; lo central es aprender un proceso creativo y usarlo conscientemente. De Bono explica: “El método más eficaz para transformar ideas no es externo, como la contraposición de nuevas ideas, sino interno, mediante la reestructuración de la información disponible a la luz de la perspicacia” (entendida como la comprensión profunda y clara del problema a tratar). El autor hace especial mención a la creatividad, el ingenio y la perspicacia como pilares del PL. Comúnmente, estas tres características suelen ser consideradas dones privilegiados de los que algunas personas gozan, por ejemplo los artistas, por ser sensibles y expresivos. Pero en la actualidad, el PL es estimado como un factor de cambio y progreso, y se le confiere un valor superior al conocimiento técnico. La creatividad es un modo de utilizar la mente y manejar la información. Entonces, la finalidad del PL es la creación de nuevas ideas en diversos campos: desde la ciencia, el arte, la política hasta la felicidad personal. “El pensamiento lateral tiene como función, además, la liberación del efecto restrictivo de las ideas anticuadas”, es decir, nos conduce a abandonar actitudes y enfoques que manteníamos inmutables. Mediante la comprensión de las técnicas y práctica, el PL se convierte en una actitud mental.
Respecto a si estamos “viejos” para aprender, el PL –resumidamente: la reestructuración de modelos conceptuales– puede enseñarse a partir de los siete años hasta la fase universitaria.
Aplicándolo
Para enseñar el PL hay que evitar dos errores: (i) suponer que es un proceso obvio, común y que todo el mundo ya lo aplica; (ii) suponer que es un tema especial que no es útil o de interés para todo el mundo, y podríamos agregar un tercero: si es empleado directamente en referencia a algo que sucedió, no se logrará buen desenlace, porque el PL necesita ser impartido con ejercicios específicos. Muchos parecen ingenuos; son visuales, con frecuencia en forma geométrica. Los ejercicios, sean visuales, verbales o auditivos, pueden ser extraídos de cuestiones universales o inmediatas. A criterio de De Bono, enseñarlo una vez por semana durante todo el periodo escolar sería suficiente para desarrollar la actividad creativa en los niños.
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