El culto y la buena costumbre

Los devotos de cualquier religión deben comprender y obedecer los modales esenciales de las buenas costumbres. Mantener la compostura es esencial a la hora de asistir a un culto religioso.

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Aunque las instancias determinadas de protocolo difieren según la religión o, incluso, entre las distintas iglesias de una misma religión, la buena costumbre y algunas normas se mantienen, sin importar la creencia religiosa o elección de iglesia. Mantener la compostura y demostrar las buenas costumbres también es un modo de relacionarnos con Dios, mostrarle nuestra fe, reverencia y amor.

- El silencio en las iglesias. El silencio no es solo mantenerse sin proferir palabra alguna, sino también ayudar a que los demás puedan hablar con Dios. El silencio es una forma de culto ante la eucaristía. Las personas que van a la iglesia quieren entrar en una mayor armonía con Dios, y esperan encontrar en la iglesia un espacio silencioso para orar y reflexionar. El silencio expresa respeto, recogimiento, meditación y reflexión, considerados aspectos necesarios para descubrir a Dios y poder escucharlo.

- Normas de participación. Cada religión tiene su propia serie de normas y reglas de participación. Normalmente, cualquiera que acuda a un culto religioso debe participar respondiendo verbalmente, parándose y cantando cuando sea requerido.

- La puntualidad. Indispensable para no distraer a quien preside la ceremonia ni a los concurrentes presentes, preferentemente se debe llegar de cinco a diez minutos antes de iniciar la ceremonia religiosa y tomar con discreción nuestros lugares.

- Educar a los niños. Se debe enseñar a los niños a comportarse, a no correr, sino caminar despacio en cualquier recinto sagrado. Está mal visto llevarles juguetes con los que puedan estar distrayendo a los demás fieles; más bien, enseñémosles la manera adecuada de actuar dentro de un lugar tan solemne, pidiéndoles que observen el buen comportamiento de todos los allí presentes y mostrándoles el buen ejemplo.

- El teléfono celular. Se debe mantener apagado o traerlo en modo de silencio, y solo revisarlo al salir del templo.

- Evitar distracciones. No comer ni mascar chicle; no realizar guiños, muecas, gestos o bromas. Evitar la curiosidad de mirar quién entra o sale, o quién estornudó o alzó la voz sin darse cuenta. No se debe cruzar las piernas dentro de la iglesia.

- Fotografías. Si se debe tomar fotografías, es apropiado quitar el flash y guardar la cámara en cuanto se termine. Una cámara representa un elemento de distracción para el clérigo y los feligreses.

- Al finalizar. Como respeto al sacerdote, ministro o rabino, se debe esperar su descenso del altar ceremonial; no movernos o salir antes de ese momento.

Con nuestras conductas de comportamiento nos mostramos a nosotros mismos. Con el cumplimiento de los modales y normas de buena educación se muestra la calidad humana de una persona.

Recuerda: en la religión también hay unos modos de relacionarnos con Dios, mostrarle nuestra fe, reverencia y amor. ¡Practiquémoslos!

Hasta la próxima entrega.

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