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Suele ocurrir los fines de semanas, cuando nos acabamos de levantar de la cama y nuestro cuerpo nos pide alimentos; sin embargo, es demasiado tarde para desayunar y demasiado temprano para almorzar. ¿La solución? El brunch: una costumbre extendida en los países anglosajones.
Esta tradición procede de Inglaterra y ofrece la dulzura del desayuno y el sabor del almuerzo. Disfrutar del tiempo al sol con un grupo de amigos o con la familia durante un relajante brunch puede ser una ocasión alegre, sociable y divertida que puede ayudarnos a poner a un lado las preocupaciones de la pesada semana.
Esta costumbre, que se hizo popular los fines de semana, cuenta cada vez con más adeptos, ya que permite ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo. Se reúne a los amigos en casa y se disfruta en compañía de la última moda gastronómica.
La ceremonia
La ceremonia del brunch es sencilla y divertida. Los niños lo pasarán en grande porque es una reunión informal que pueden disfrutarla tanto sentados como de pie, a modo de un bufé tradicional. Y el menú siempre está abierto a las sugerencias de los comensales, como también de los pequeños de la casa.
Menú recomendable
Por la hora en que se sirve, su composición es muy similar a la de un desayuno, aunque se suele optar por incluir algunos alimentos más consistentes.
En el brunch, los productos de sabor dulce se combinan con los salados, y los alimentos frescos y nutritivos (frutas, verduras, cereales y lácteos) deben copar buena parte del menú.
Las bebidas
Jugos naturales, infusiones, café, leche y agua. Para los adultos, se puede servir un cóctel.
Los más tradicionales son el bloody mary (combinado de vodka, jugo de tomate y limón, salsa Worcestershire y tabasco) y la “mimosa” (licor Grand Marnier, jugo de naranja y champán).
También se permite descorchar alguna que otra botella de buen vino. Reunir a amigos y familiares en torno a una mesa es una ocasión especial que merece un brindis.
Panes
Es recomendable disponer de diferentes tipos de panes para combinar los distintos alimentos.
Bollería
No pueden faltar cruasanes, bollos, tortas, tartas o medialunas, y es mucho mejor servirlos calientes y recién salidos del horno.
Para untar
Miel, mantequilla y mermeladas naturales de sabores variados.
Frutas fresca
Manzanas, frutillas, peras, mamones, melones, bananas, piñas, sandías se pueden servir. Lo ideal es presentar en la mesa alguna fruta de temporada, que siempre resulta más sabrosa y nutritiva. Se puede optar por presentarla en macedonia o sorprender a los invitados con brochetas de frutas combinadas con queso, jamón o verduras...
Ensaladas
Se debe comenzar con distintos tipos de ensaladas, combinadas con todo.
Huevos
En el brunch tradicional no pueden faltar los huevos benedict pochados y servidos sobre pan tostado con bacón y salsa holandesa.
Embutidos y quesos
Una tabla variada de quesos es indispensable, al igual que las tradicionales salchichas fritas. Para los canapés, jamón de York, pavo, salmón y jamón ibérico.
Condimentos
Aceite de oliva, vinagre, sal, azúcar blanca y morena, sacarina, pimienta y especias son los condimentos que no faltan en una meza de brunch.
Recuerda: los buenos ratos hay que fabricarlos, porque los malos llegan solos.