El 10 perfecto

Ni tableros electrónicos, ni jueces ni auditorio estaban preparados para lo que sucedió el 18 de julio de 1976, cuando, con apenas 14 años, la gimnasta rumana Nadia Comaneci dibujó la grandiosidad.

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Nadie esperaba ni imaginó lo que sucedió hace 40 años en los Juegos Olímpicos de Montreal, Canadá, cuando una pequeña niña voló y se inmortalizó en la historia del deporte. Era el final de una ejecución impecable, cuando su último movimiento en las barras asimétricas –ante 18.000 personas presentes en el Forum de Montreal– le concedió a Nadia Comaneci la calificación nunca antes vista: un 10 perfecto.

Los tableros electrónicos no estaban listos para indicar aquella cifra, por lo que reinó una confusión general cuando en el marcador se vio un 1.00. “En ese momento, no estaba segura de lo que estaba pasando, porque el marcador solo tenía tres dígitos. No había espacio para un 10”, recordó Comaneci en una entrevista concedida a la BBC sobre aquella travesía.

A 40 años de aquella fecha, la gimnasta asegura que su corta edad fue la llave que le permitió practicar una rutina en la que combinó su gracia corporal con una técnica entonces sin precedentes. “Cuando salí de Rumania, dije que esperaba ganar una medalla y, si era posible, una de oro. Sabía que tenía la capacidad de lograr una rutina perfecta, pero prepararte para ello en un entrenamiento y hacerlo enfrente de 15.000 personas son dos cosas diferentes”, agregó.

Aunque, posteriormente, otras atletas han logrado la misma calificación, en la actualidad, el puntaje perfecto es una meta imposible. La Federación Internacional de Gimnasia (FIG) modificó el sistema de puntuación en el 2006, dividiendo la decisión de los jueces entre dificultad de la rutina y el nivel de la ejecución.

Duró menos de 20 s, pero aquel instante seguirá siendo recordado como el día en el que el deporte alcanzó la perfección.

nadia.cano@abc.com.py

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