Educar para la paz

Tiene 33 años. Licenciada en Análisis de Sistemas y Pedagogía, culmina Ingeniería Social en la universidad Belgrano de Buenos Aires. Es propietaria y directora del Centro Educativo y Técnico San Agustín, donde hace una década implementa con éxito un programa educativo basado en la no violencia, creación suya y de su staff, el cual ofrecerá al MEC voluntariamente.

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Oriunda de la ciudad de San Estanislao, vivió luego en Coronel Oviedo y reside en Luque actualmente.

Tenía solo 16 años cuando terminó el bachillerato comercial en el Colegio Nacional de Luque y fue medalla de oro de su promoción. Habla italiano, inglés y algo de francés.

En una charla íntima con Nosotras, Bella Rosa declara que tenía nada más que 17 años cuando se inició como directora del Centro Educativo y Técnico San Agustín (CETSA), institución privada con casi 500 alumnos, de los cuales 120 son completamente becados. Ofrece bachilleratos en Informática, Contabilidad, Diseño Gráfico y Publicidad, Administración de Negocios y Ciencias Sociales y Ciencias Básicas Humanísticas, desde el nivel inicial hasta el último curso de escolaridad. Este año incorporó el maternal, con chicos desde los dos años y medio de edad. Bella se graduó en la Universidad Católica en Informática. Dos años después, concluyó Pedagogía y asumió el cargo de directora académica. En el 2006 comenzó el proyecto No a la Violencia, Amor, Verdad, Acción Correcta y Paz (NAVAP), iniciativa suya y del equipo institucional, adaptado a la realidad, y que será la base de su tesis de grado de Ingeniería Social. Lo define como un aporte social y un apéndice de lo que hizo como educadora.

¿De qué se trata este proyecto? De cambiar aspectos de la formación académica. En 1994 comenzamos con un cambio de mentalidad sobre la apariencia personal, los hábitos de estudio y sobre cómo educar. En el 2002 hubo circunstancias que nos golpearon.

¿Como cuáles? Madres que dejaban a sus empleadas el seguimiento de tareas escolares, familias erosionadas por la emigración. Replanteamos la educación y elaboramos un programa no dictatorial; nos etiquetaban como un colegio dictatorial.

¿Por qué? Esperábamos a que los niños cruzaran la calle y subieran al colectivo, siempre estábamos pendientes de ellos. Necesitábamos un ropaje pedagógico. Venían padres con ímpetus de “¿qué les molesta ya fuera de la institución?”. El NAVAP surge con objetivos específicos y estructura sostenible.

¿Cómo se concretó? Ideamos un programa bien estructurado; los padres vieron que la forma de educar es en conjunto para revivir el respeto a las instituciones, como la familia y la escuela, hasta entonces muy divorciadas. Un organismo internacional nos contrató, fuimos al Guairá y lo implementamos en escuelas públicas de 17 comunidades; trabajamos con niños de hogares agrietados, donde la violencia doméstica era diaria.
¿Otras instituciones implementan NAVAP? Creemos que sí. El MEC incorporó fuertemente la educación en valores, no podría cuantificar los resultados; pero hay hechos que indican un fracaso. Deseamos apoyar voluntariamente al MEC u otro organismo sensibilizado. Tras un grave problema en una institución asuncena, unos alumnos me preguntaron: “¿No podríamos hacer un voluntariado y llevar nuestros talleres?”. Eso me motivó a acercarme a este órgano estatal.

¿Qué talleres? Dictamos talleres de inicio a fin del año lectivo, cada uno con un objetivo mensual y evaluamos conjuntamente. Desde el 2002, creamos un ambiente donde se frenó la violencia verbal en el receso, la discriminación.

¿Son talleres extracurriculares? Los incorporamos a nuestro horario a nivel ministerial. Al principio, el MEC disintió en algunas áreas, pero respondimos tan seguros a las inquietudes que convencimos.

¿Cómo verifican? Grupalmente. Cuidamos el medioambiente, asignamos responsabilidades, premiamos las buenas acciones y también los padres participan una vez al mes del taller.

¿Qué le preocupa de la infancia y la adolescencia? La falta de respeto, obediencia, autoestima, el amor propio.

Ya no hay ese amor a la vida y si hay, es superficial. Me preocupa que los chicos quieran todo precipitadamente; no se respeta el crecimiento cronológico (permitir ciertas ropas o alimentos según la edad), madres adolescentes, padres que dan motocicletas a hijos de 14 años.

¿Cómo ve el futuro país? Creo que un sector trabaja duro, pero los actores deben mostrar coherencia en la aplicación de políticas. Hay gente muy preparada que no ocupa espacios, y si los ocupa, está opacada. Me alienta que la juventud ya distingue lo que debe defender y lo hace correctamente. También se agrupa para cosas buenas, no solo para las malas.

¿Intereses particulares? Represento a una consultora nacional de recursos humanos, desarrollo proyectos en los sectores rural, agrícola y ganadero; con el componente social, vía los gobiernos municipales, departamentales o nacionales. Manejo cuatro consultoras de gestión empresarial, inversión e importación y exportación. Estamos a un paso de habilitar la primera universidad de gestión privada y gratuita en el departamento Central; apuntamos a instalarla este año (2012).

¿Cuáles son las carreras que ofrecerán? Ingeniería Industrial, Metalúrgica y Electrónica, y Nutrición.

Apuntamos a generar gente profesional, capaz de satisfacer la demanda existente en el mercado con el fin de evitar que se sigan enviando productos paraguayos en bruto, industrializados y etiquetados en otro lado. Formar para la agricultura, motivar la valoración de la producción y crear riqueza desde allí.

¿Tiene nombre la universidad? Universidad Técnica San Agustín. Una frase del santo encierra qué implica impulsar un emprendimiento: “Fe es creer en lo que no vemos y la recompensa de esta fe es ver lo que creemos”, pero no imponemos el catolicismo.

¿Simpatiza con algún sector político? Provengo de familia colorada, no estoy afiliada a ningún partido. Aunque las ideas de los ilustres pensadores fuesen maravillosas, en cualquier país del mundo la política lo define todo.

Lo vi en Alemania, Singapur y Rusia. Comparto con aquellos que me dejan colaborar. No hay inclinación ni exclusión, trabajo indistintamente con el Partido Liberal, el Demócrata Cristiano u otros.

¿Visitó esos países? En cursos del área comercial compartí con profesionales para traer políticas, conocimientos y tecnología, y hablar con propiedad de qué se puede y qué no.

¿Una reflexión a sus colegas? Si asumimos la responsabilidad de transferir conocimientos, hagámoslo con el mayor empeño y el ejemplo de que se puede cambiar personal, familiar y socialmente.

¿Tiene tiempo para sí? Me administro, cumplo el rol de hija, tía, pareja. Voy a la peluquería, camino en el Parque de la Salud.

Bella Rosa admite ser de poco dormir y planificar incluso sus vacaciones. Confiesa, además, su deseo de ser madre y que este año se casará.

APRENDIENDO DISTINTO

Es el programa ejecutado por el CETSA para alumnos con dificultades de aprendizaje, con quienes se va labrando la conducta individual. “Tienen atención dispersa, utilizan vocabulario muy fuerte, pero se instalan en nuestra filosofía y nuestro programa de nivelación conductual y de comportamiento. Luego, avanzamos en las dificultades específicas de lectoescritura con psicopedagogas y docentes específicamente preparados en arte, expresión artística despertando el interés y la motivación; generalmente estos niños son muy introvertidos y violentos”, indica Bella Rosa. Abordan deporte, teatro, expresión lingüística y celebran concursos de talentos, buscando identificar la situación para que los chicos se corrijan y sostengan lo proporcionado durante el proceso. La infraestructura posee canchas, salón auditorio, herramientas audiovisuales para filmar los trabajos y luego presentarlos, así ellos mismos son actores de su aprendizaje.

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