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Transcurrieron tres siglos y cinco años desde el nacimiento de las carreras de Ascot, la cita más afamada del Reino Unido, conocida también como Garden party –Fiesta de jardín–, de la que participan los mejores jinetes y purasangres del mundo. Reúne, además, a toda la socialité británica, incluyendo a los miembros de la familia real, quienes se trasladan a bordo de carruajes tirados a caballos durante la procesión real diaria que antecede al comienzo de la competencia.
La primera edición de este encuentro de equitación se registró oficialmente el 11 de agosto de 1711, cuando se disputó el denominado Placa de su Majestad y la fundadora fue la reina Ana, última monarca de la Casa de Estuardo.
Desde entonces, la moda también desempeña un destacado rol en el escenario hípico, conservando el estilo tradicional de sus orígenes. Los asistentes deben observar el protocolo que exige la ocasión, siempre con estricta elegancia. Los hombres han de vestir trajes de día, con chaleco gris o negro y sombreros de copa alta sin adornos. Por su parte, las mujeres irán enfundadas en vestidos con breteles de una pulgada de ancho y moderada longitud, justo por encima de las rodillas o más largos, inclusive. Asimismo, el código de vestimenta impone confecciones en el mismo tejido y color. Se pueden llevar abrigos o pashminas y los trajes con pantalón son bienvenidos, aunque anteriormente eran inadmisibles.
Complementos exclusivos
Está permitido añadir al outfit las populares pamelas desmesuradas, extravagantes, estilosas, glamorosas, delicadas o clásicas; en distintos tamaños, colores y accesorios para crear estas verdaderas obras de arte –cuyas bases medirán, necesariamente, 10 cm más de diámetro– que se exhibirán durante el llamado Día de las Damas. Entre los materiales empleados encontramos rafia, sinamay, plumas, flores liofilizadas, mariposas artesanales, toppings, porcelanas, espigas naturales, entre otros. Si los asistentes incumplen el reglamento, discretamente se les solicita que abandonen el hipódromo de Ascot. En 2012, a raíz de que el público no respetaba las medidas establecidas, los organizadores se vieron obligados a reescribir las normas de estilo para acceder y disfrutar de la competición.
Ascot es una de las pocas celebraciones sociales que obliga el uso de sombreros. Inicialmente, era considerado irrespetuoso presentarse ante un monarca con la cabeza descubierta.
dbattilana@abc.com.py
Fotos Agencias EFE y AFP