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La primera colección de la marca vio la luz en el 2005, cuando de manera tímida, pero decidida presentó sus diseños en un improvisado desfile ante sus amigas. De un estilo bien urbano en sus inicios, la creatividad y el entusiasmo por la moda de Rocío fueron creciendo a la par que sus bocetos.
Hace unas semanas, la joven representó al Paraguay en el Mercado de Industrias Culturales del Sur (Micsur), encuentro realizado a finales de octubre en Bogotá, Colombia. Allí, sus trazos audaces y modernos confeccionados en ñandutí brillaron en la pasarela. Rocío nos cuenta de esa experiencia y la alta aceptación que generó Ocre, al tiempo de remontarse en el tiempo y rememorar sus primeros pasos como diseñadora.
Fuiste parte de los embajadores de moda que representaron al Paraguay en Micsur. ¿Cómo lo viviste?Fue realmente increíble representar al Paraguay en Colombia, donde expuse una colección de cinco vestidos de alta costura completamente hechos a mano, en ñandutí. La reacción fue sumamente positiva; muchos no podían creer que las prendas se borden a mano.
¿El ñandutí es una constante en las colecciones de la marca?
La marca fue creciendo desde mi primera colección y me tocó vivir esa evolución, ya que recién ahora encontré mi nicho con el prêt-à-couture y la inclusión de ñandutí en nuestras prendas. Empecé a trabajar con este bordado nacional en el 2007. En aquel entonces utilizaba el ñandutí en bruto, es decir, cortaba el tejido para aplicarlo a las prendas. Hoy en día, le entregamos la moldería a la artesana ya con la forma y el tamaño que requerimos, por lo que el bordado así como la prenda son completamente hechos a medida.
¿Existe la intención de exportar en algún momento?
Deseamos exportar, pero a un mercado de lujo; no obstante, nos limita bastante el hecho de que no podemos competir en precios. Nuestra intención no es exportar cantidad, sino calidad. En el Paraguay existe mercado para la moda, tanto para marcas multinacionales como para las firmas nacionales, como Ocre. Considero que solo es necesario escuchar al cliente para conocer su necesidad.
Para adentrarnos en tus comienzos, ¿cómo empezó tu tendencia hacia el diseño?
Provengo de una familia de confeccionistas; mi abuela Isabel era modista y mi mamá, Marlene, diseñadora; lo que me permitió crecer rodeada de tejidos en una tienda que mi madre emprendió hace 30 años y también acompañarla a desfiles de moda. Mi historia con el diseño empezó ya desde pequeña, aunque al finalizar mi educación secundaria me perfilé hacia otra carrera y, finalmente, el destino me empujó nuevamente hacia el desafío de crear. Que mi madre decidiera cerrar su tienda fue el tirón que necesitaba para empezar a experimentar con el oficio y abrir una nueva marca con el nombre de Ocre.
¿Cómo fue ese primer paso?
Fue todo de manera muy casual. Mis primeros diseños se los vendí por completo a mis amigas, pero el proyecto fue creciendo de a poco. Durante aquel año en el que comenzamos, en el 2005, contratamos a una diseñadora, ya que estaba empezando la universidad y no tenía intenciones de involucrarme tanto; pero, como compradoras finales, sus propuestas no nos convencieron, por lo que tomé las riendas y empecé a bocetar mis primeras creaciones. Fue muy gratificante para mí y me empujó a comenzar (en paralelo con la universidad) los cursos de costura, moldería y dibujo.
¿Quiere decir que no ejercés tu carrera universitaria?
Dentro de la empresa, además de diseñar, estoy enfocada al área de marketing. Así como preparo cada colección, también me encargo del plan de marketing, como comunicación, campañas, desfiles y redes sociales.
¿La responsabilidad de diseñar recae totalmente sobre tus hombros?
No. Actualmente contamos con otras dos diseñadoras trabajando para la marca, Karina Ovando y mi hermana, Mellisa Achucarro, encargadas de la línea office de Ocre, que está tomando cada vez más fuerza y va creciendo. Cada línea de la marca es trabajada de forma independiente, con su propio equipo: diseñadora, cortador y modista.
El estilo de la marca, ¿cómo lo definís?
Contamos con varias líneas, pero por el momento estamos muy enfocados en el prêt-à-couture. Consiste en prendas de alta costura listas para comprar y más accesibles que una a medida, aunque del mismo modo hacemos pequeños ajustes si son necesarios. Asimismo, desde hace cuatro años estamos orientados hacia los diseños de atelier o alta costura, es decir, exclusivos. En Ocre no hacemos copias de otros diseñadores o marcas; son creaciones propias, que se bocetan de acuerdo a la fisonomía, el evento y el gusto de cada clienta.
¿Cómo ves el futuro de la moda en el Paraguay?
Aunque se puede decir que yo me hice diseñadora a mí misma en estos años –ya que el contacto permanente con el sector y trabajar de forma diaria en el taller me brindaron todo el conocimiento necesario para poder avanzar–, considero que la falta de práctica constante es justamente una de las principales falencias que tiene la carrera de Diseño de Moda en el Paraguay. Se ahonda mucho en la historia del diseño, se profundiza demasiado en lo teórico, pero la vida real es otra. El trabajo en un taller de costura, en medio de las modistas, telas y tijeras es muy diferente. Son muchos los procesos que se deben aprender y se abordan en la carrera de forma extensa, pero considero que la experiencia es mucho más valiosa.
Hablaste de numerosos cursos dirigidos a mejorar tu labor como diseñadora. ¿Pensás seguir preparándote?
Estoy con la determinación de salir del país para especializarme; es un deseo a futuro. Si todo marcha sobre ruedas, el próximo año me estaría especializando en fashion marketing. Se tratarían de cursos no muy extensos, de dos o tres meses, ya que dejar por un año el taller es imposible.
El azar la incitó a emprender camino como diseñadora y en el trayecto no solo dio vida a un magnífico enlace entre lo moderno y lo clásico, sino también al despunte del tradicional ñandutí.
Rocío Achucarro
Egresada de Marketing de la Universidad Americana, en el 2005 fundó la marca Ocre, cuando la casualidad la acercó al diseño de modas. Con trabajos en ñandutí, recientemente representó al Paraguay en el Mercado de Industrias Culturales del Sur (Micsur), celebrado en Colombia.
MICSUR
Conforme lo explica la página web micsur.org, el Mercado de Industrias Culturales del Sur tiene como fin crear y consolidar plataformas para la difusión, promoción y comercialización de servicios generados por las industrias culturales y creativas de la región.
Integrado por Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay, Venezuela y Paraguay, además del diseño, Micsur trabaja con otros sectores de las industrias culturales, como artes escénicas, audiovisuales, editoriales, música, animación y videojuegos.
nadia.cano@abc.com.py
Fotos Heber Carballo, gentileza