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Un gran desafío. Por un lado, tenemos al niño que comienza una larga carrera en busca de conocimientos y, por el otro camino, se asoma la falta de fluidez, comprensión y lectura. Sin dudas, un problema que hay que considerar es la dislexia, dificultad en el aprendizaje de origen neurobiológico, causada por una alteración de las zonas cerebrales que controlan el lenguaje. Un duro escollo que debe ser superado.
La dificultad para distinguir y memorizar las letras o grupos de letras, unida al desorden, la lentitud y mala estructuración de frases son, sin duda, problemas que no faltan a clases, haciendo que los chicos se pierdan totalmente a la hora de aprender una nueva lección; en este caso, estamos hablando de dislexia: un síndrome cuyas causas pueden ser varias, como los factores neurofisiológicos, por una maduración más lenta del sistema nervioso o los conflictos psíquicos, provocados por las presiones y tensiones del ambiente en que se desenvuelve un niño.
"La dislexia no es una enfermedad, sino la incapacidad de algunas personas para leer y escribir correctamente, sin tener por otro lado, una deficiencia intelectual, motriz, visual o en cualquier otro ámbito que explique mejor dicho trastorno. La característica fundamental es una dificultad para la adquisición y uso de la lectura y la escritura", afirma la Lic. Natalia Mongelós, además de informar más sobre el tema y ofrecer algunas indicaciones que debemos tener en cuenta.
Cuando existe dislexia, no necesariamente debemos asegurar que una parte del cuerpo esté dañada, sino áreas en el desarrollo de la persona. Deficiencias significativas en el lenguaje, la motricidad, la percepción y la falta de madurez en general. Como no es una enfermedad, no es algo que se cure con el paso del tiempo, sino que el problema se agrava al no recibir ayuda adecuada.
Una persona disléxica lo será para toda su vida. La dislexia es una dificultad que se trata; lo que se hace es intervenir, y cuanto antes mejor, de modo que se requiere un diagnóstico temprano para ayudar al niño oportunamente. El verdadero problema se manifiesta cuando no hay un diagnóstico adecuado o a tiempo y, por ende, cuando el niño no recibe un tratamiento específico para superar esta dificultad.
¡No debemos olvidar!
La dislexia, de no ser atendida desde el inicio del aprendizaje (primeros años de escolaridad), lleva como consecuencia dificultades que, más tarde, se complican, generando sentimientos de inseguridad y frustración.
Es posible diagnosticar "signos de riesgo para el aprendizaje de la lectura y la escritura" (posible dislexia), desde los cinco años de edad. Esto permite iniciar el trabajo de estimulación sobre la transición natural de la expresión oral (el habla), a la lectura y escritura llamada "conciencia fonológica", y adecuar este aprendizaje, atendiendo las necesidades en el momento oportuno.
No obstante, hay que tener en cuenta que tampoco es bueno tener un comportamiento sobreprotector hacia los hijos, ya que estos deben aprender a afrontar su problema. Así, el papel más importante que tienen que cumplir los padres de niños disléxicos es el del apoyo emocional, que entiendan la naturaleza de su problema de aprendizaje y que hagan todo lo que puedan por ayudarlo.
¿La timidez sería un llamado de atención para esta dificultad?
La timidez, concretamente, no sería uno de sus síntomas. Lo que sí podemos destacar es que los problemas de aprendizaje (sobre todo si no son tratados) suelen generar en el/la niño/a sentimientos de mucha frustración, ansiedad o baja autoestima a raíz de los fracasos escolares ya vividos; esto a su vez suele traer consigo en algunos casos problemas de conducta o de socialización para el escolar.
"La dislexia no se cura, sino que se aprende a manejar". Aunque suene directo y frío, debemos decir que la dislexia no se cura, sino que se aprende a manejar recursos que compensan esta falta de habilidad. Se nace y se muere con dislexia. Con tratamiento psicopedagógico se puede mejorar y aprender a vivir con ella. Es importante destacar que, de acuerdo al diagnóstico que arroje la evaluación que se le haga al niño o niña, muchas veces es necesario también afrontar el problema con un tratamiento multidisciplinar.
¿Paraguay cuenta con entidades encargadas de este tipo de problemas?
En el país no contamos con una entidad que se encargue netamente de la dislexia, pero sí existen centros y clínicas de aprendizajes (de trabajo multidisciplinar) o consultorios psicopedagógicos y/o neuropsicológicos privados, a más de los que se pueden contactar a través de los servicios de salud pública, que ofrecen tratamiento para la dislexia. Los profesionales que hacen este trabajo son los especialistas del aprendizaje: los psicopedagogos y neuropsicólogos, que pueden hacer el diagnóstico de esta dificultad y planificar un tratamiento ajustado a la necesidad de la persona.
Cómo ayudar a tu hijo
Mientras tengas la nube negra encima de tu cabeza, no lograrás resolver ningún problema; pintar un arcoíris en el ambiente que te rodea hará que veas la solución. Aquí te damos algunos consejos que podés tener en cuenta para ayudar a tu hijo o hija a superar su dificultad.
Ayuda profesional, siempre necesaria: La actitud de los padres es fundamental en el tratamiento de la dislexia. Es importante que acudan a un especialista para que determine la causa de la dificultad en el aprendizaje de su hijo y que se tomen, cuanto antes, medidas para superarla.
Con onda positiva, se respira mejor: Vos, como mamá o papá, podés pintar una sonrisa en el rostro de tu peque; no hace falta que subrayes por todos lados que sufre de dislexia. Hacelo diferente y usá la técnica de la distracción. Hay que tener en cuenta que el principal apoyo para los niños con esta dificultad es y será siempre la familia. Es muy importante que se sientan queridos y entendidos por sus seres más cercanos y que estos no les reprochen su rendimiento escolar.
Realizar otras actividades le hará sentirse mejor: Mientras buscan mejorar su aprendizaje, es recomendable que los niños que sufren de dislexia traten de expresar sus habilidades en otras actividades como los deportes, la música o el dibujo.