Despierta, princesa

Las emulaciones a los cuentos de hadas en las casas reales cambiaron con el tiempo. Sin embargo, todavía se habla de princesas tristes. Masako, esposa de Naruhito ­–heredero de la Corona nipona– y exdiplomática de floreciente carrera, terminó encerrada en un palacio tras su boda. La entronización de Guillermo de Holanda fue motivo para que saliera de su país tras siete años.

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Fue una novedad el anuncio de la participación de Masako en los actos que tuvieron lugar en Ámsterdam, ya que la princesa no sale de Japón hace años y no participa en actos oficiales. El último viaje junto a su esposo Naruhito (53) y su hija Aiko (11) fue justamente a Holanda, en 2006, invitados por la ahora exrreina Beatriz para pasar dos semanas de vacaciones. En dicha ocasión, los herederos del trono del crisantemo y los de la casa de Orange, hoy reyes de Holanda, Guillermo Alejandro y Máxima, habían compartido algunas actividades y fueron fotografiados con sus respectivas hijas. En aquellas fotos se notaba a una Masako sonriente y relajada. Este paso de acompañar a su marido es visto como una posibilidad de retomar actividades y dejar la soledad del palacio, mostrar una nueva cara de la monarquía, dejando atrás arcaicos mandatos. A Masako le sobran condiciones para representar a su país por su vasta formación académica y experiencia diplomática.

Masako Owada, nombre de soltera, de 49 años, lleva una vida totalmente distinta a la de las princesas europeas. Su biógrafo, Ben Hills, indica que su caso es el choque de una mujer moderna con una institución anclada en otro tiempo.

La princesa se mantiene alejada de la vida pública desde hace unos diez años. El palacio hizo a un lado su mutismo y, mediante comunicado, informó que Masako padece una fatiga emocional y física. “De alguna manera su carrera y su personalidad fueron negadas”, declaró su esposo, el príncipe Naruhito.

Otros hablan del caso de Masako como de una depresión inducida por estrés. Expresaron funcionarios del palacio que sigue recibiendo terapia y medicación y está mejorando.

Tras recibir la invitación de la familia real holandesa, la pareja decidió viajar. Los médicos de la princesa Masako consideran que está lo suficientemente fuerte para viajar.

La mujer, hija de un importante diplomático, trabajó en el Ministerio de Asuntos Exteriores de su país. Graduada como economista con honores en Harvard, en Tokio estudió Derecho y cursó un posgrado en Relaciones Internacionales en Oxford. Tiene dominio del inglés, francés, ruso, alemán y español.

Renuente al matrimonio

Conoció al príncipe heredero Naruhito, hijo del actual emperador de Japón Akihito. Mantuvieron un noviazgo de siete años, pero se negó al matrimonio, pues conocía los rigores y el protocolo en la casa real y no quería echar a perder su brillante carrera. Según algunas publicaciones, el príncipe tuvo que pedirle matrimonio como diez veces; finalmente aceptó, algunos dicen que por la insistencia de Naruhito y sin ser totalmente consciente del mandato inherente a su boda: concebir un hijo varón para conservar la dinastía.

Caminar tres pasos detrás de su esposo, no hablar a menos que se le dirija la palabra, sonreír poco fueron algunas de las condiciones para una mujer moderna que empezó a desmoronarse emocionalmente. Lo más duro fue la presión para que diera a luz. Después de ocho años de contraer matrimonio, y tras varios tratamientos de fertilidad, nació una niña, Aiko, hoy de 11 años.

La angustia de la mujer creció con la imposibilidad de concebir un hijo varón. Y tanto ella como su esposo dijeron que ya no desean tener más hijos. Aiko nació luego de un largo y difícil tratamiento de años.

En junio de 2013 se recuerda el vigésimo aniversario de boda de Masako y Naruhito. Así que este puede ser un buen año para que la princesa despierte de su letargo. Una mujer de orígenes y formación modernos e independiente como ella es capaz de entender que traer un hijo varón al mundo no es una responsabilidad únicamente suya.

“Aunque la japonesa sea la más antigua de las monarquías, es apropiado que se adecue a los nuevos tiempos, dejando atrás unas extenuantes reglas que invaden la libertad de sus miembros como el caso de Masako, que no puede salir sin permiso del palacio, no tiene tarjeta de crédito y no cuenta con comunicación ilimitada hasta con sus familiares cercanos”, según cita su biógrafo Hills. Incluso le relegaron la lectura de ciertos autores críticos al funcionamiento de la casa real.

Princesa sonriente

Las últimas imágenes de Masako y Naruhito, captadas por las agencias internacionales, mostraron a la princesa triste, como se la conoce, muy sonriente junto a su marido. Entre la comitiva que acompañó en Holanda a los príncipes, se encontró el jefe del Centro Nacional de Psiquiatría y Neurología, Yutaka Ono, habitual doctor del palacio imperial nipón. La princesa ha limitado sus apariciones públicas y compromisos oficiales desde que en 2003 la casa imperial reveló que la princesa sufría de estrés, algo que algunos medios nipones achacan a la rigidez del protocolo de la casa imperial y a las fuertes presiones que ha soportado por no traer al mundo a un hijo varón que perpetúe la línea imperial nipona.

Ley sálica

El trono del crisantemo está reservado solo para los varones, rige la ley sálica. Aiko, por ser mujer, no tiene derecho de ser emperatriz cuando su padre muera o abdique. El que sigue en la línea de sucesión es su tío, el príncipe Akishino (47), hermano menor de Naruhito, y tras él está el primo de Aiko, el pequeño Hisahito, de seis años, a quien ya llaman el futuro emperador de Japón e inició su formación en una escuela de élite. Antes del nacimiento de Hisahito, la falta de heredero llevó a promover la abolición de la ley sálica.

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