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No muy alejada de esa línea de pensamiento, Soledad Acosta (35) busca concienciar respecto al valor de mantener una alimentación saludable y adoptar nuevas costumbres que conduzcan a gozar de una vida placentera. Prana – Frutos de la Tierra es la manera que encontró de difundir y compartir los cientos de beneficios que aporta una buena comida, y educar sobre las pequeñas variaciones que pueden marcar una gran diferencia.
Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y máster en Filología Hispánica por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, España, enseñaba Lengua, Literatura y Lingüística. No obstante, abandonó la docencia e investigación para adentrarse a la consecución de su propósito.
Soledad nos habla de sus razones, los inicios de Prana y sus metas.
¿Qué es Prana - Frutos de la Tierra?
Es un emprendimiento que ofrece productos orgánicos, agroecológicos y naturales, con el objetivo de concienciar acerca de la importancia de la alimentación y el cambio de hábitos, para llevar una vida saludable y aprovecharla óptimamente.
Te dedicabas a la docencia e investigación. ¿Cómo fue que dejaste todo eso de lado y te embarcaste en esto?
Este proyecto cumple dos años este mes y surgió en un momento crítico de mi vida, en un tiempo en el que no le encontraba sentido a muchas cosas. A veces, nos toca atravesar situaciones muy duras y tocamos fondo. Pero como dicen que la crisis es sinónimo de oportunidad, Prana (que en sánscrito significa “energía vital”) fue el sueño que empezó a gestarse en medio de la crisis. Ya venía de una serie de cambios en mi vida, fui dejando trabajos con los que ya no me sentía a gusto, hacía yoga, había empezado a modificar mi alimentación y vi que a través de Prana podía compartir con otras personas lo que iba cobrando sentido para mí.
¿Con qué tipo de productos trabajás?
Ofrecemos semillas, cereales, aceites, frutos secos, miel, harinas y legumbres. Elaboramos, también, otras cosas, como leches vegetales. Además, como alternativa original para hacer regalos de cumpleaños, aniversarios u ocasiones especiales, incursionamos en el campo de las canastas con productos orgánicos o naturales. Asimismo, disponemos de presentes más pequeños, como potes de miel, mix de frutos secos, dátiles en potecitos, entre otros.
Colaborás, también, con la venta de producción ajena...
Sí, Prana es como un canal de comercialización de varios emprendimientos. Trabajamos muy de cerca con una organización del Chaco denominada MonteArte, que nos provee miel pura. También, nos envían las cestas indígenas en las que presentamos y entregamos las canastas de desayuno. Otros emprendedores que nos otorgan los frutos de sus elaboraciones para la venta son, por ejemplo, Amrit (premezclas veganas para la receta de los bizcochuelos), Rekopave (productos indígenas, como maní, poroto o yerba), Rancho Alegre (frutas deshidratadas), Héva Especias (café especiado) y Origen Ka’aite (yerba del monte). Del mismo modo, la organización campesina AOSSI nos suministra sus productos; Pyteas nos provee de variedad de tés y stevia orgánica, y contamos con el servicio de distribución de Prorgánica, empresa que produce semillas, legumbres, aceites prensados en frío de sésamo y girasol.
Además de una dieta, ¿qué otros aspectos abordás a través de este proyecto?
Desde sus comienzos concedí a Prana un enfoque educativo. Es más que una transacción comercial; es un servicio, es ganas de crear conciencia. Con ese objetivo, y mediante una iniciativa a la que llamé Luciérnagas, es que, hace unos meses, empecé la línea educativa de Prana, a través de la cual impartimos talleres de alimentación sana para niños en las escuelas. La finalidad es que los pequeños incorporen más frutas y hortalizas a su dieta, y aprovechen lo que les provee la huerta escolar (en caso de que haya una en la institución). También, incentivar el hábito de cultivar y elaborar nuestros propios alimentos. Considero que el ejemplo es fundamental para educar, por lo que también dictamos talleres para los padres.
¿Qué virtudes remarcarías de comer sano?
A través de la alimentación podemos acercarnos a muchos aspectos de la vida. El cuerpo es nuestro vehículo; si lo cuidamos, tendremos salud y energía para aprovechar al máximo cada minuto de nuestra vida. Si tomamos conciencia de que la industria alimentaria genera un impacto negativo sobre el medioambiente, podemos elegir mejor lo que comemos, optar por lo más amigable para el ecosistema y nuestro organismo. Es un camino lento y largo, pero los pequeños hábitos diarios pueden marcar la diferencia. Podemos empezar a dejar de lado los pensamientos negativos, la programación violenta de la tevé, los vínculos tóxicos; y cuidar del entorno natural, respetar nuestros momentos de descanso y ejercicio físico, ser conscientes de lo que ingerimos, meditar y disfrutar de la naturaleza. Para mí, todo esto es alimentación; cuidado integral de nuestro ser y nuestro lugar en el mundo. Es lo que busco transmitir a través de Prana y Luciérnagas.
Con la visión de extender conocimientos en materia alimentaria y la necesidad de establecer un quiebre entre ciertas costumbres en provecho del cuerpo, también pretende estimular la educación para transformar al ser.
Soledad Acosta
Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Asunción y máster en Filología Hispánica por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, dejó la docencia para concienciar sobre la alimentación sana a través de un proyecto propio.
Dieta ayurveda
El ritmo de vida, las rutinas insalubres, el estrés y los excesos, regularmente, ocasionan una mala digestión y desequilibrios. Así, es esencial adoptar aquellas costumbres alimenticias que promoverán un buen estado de salud. En tal sentido, la dietética ayurveda ayuda a conocer la nutrición adecuada y motiva a sostener un régimen fortalecedor del que se desprende un estilo de vida más armónico.
Ayurveda es un sistema de medicina tradicional con más de 5000 años de antigüedad, cuyo objetivo es contribuir a que una persona entienda lo que es correcto para sí, ya que –según sus principios– las bondades que arroja alimentarse conforme el tipo de cuerpo repercuten no solo en este, sino también en el bienestar mental y emocional.
nadia.cano@abc.com.py
Fotos Arcenio Acuña, gentileza