Código de vestimenta

En esta segunda entrega sobre vestimenta para el trabajo, les propongo responder qué conviene transmitir a su empresa en términos de imagen con el tipo de atuendo.

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¿Las tendencias business casual (áreas de finanzas, ministerios públicos, bufete de abogados, entre otros) o “los íconos de la informalidad”, como Zuckerberg (Facebook) y Steve Jobs (Apple)? ¿Qué importancia pueden tener en una organización?

En primer lugar, podemos afirmar que todas las compañías deben contar con un código de vestimenta adecuada. En gran medida, la productividad, aceptación y sensatez de la organización dependen de ello. El concepto de que la productividad y eficiencia estén indicadas o representadas en la formalidad y seriedad puede ser hoy totalmente desacertado. Durante las últimas décadas, un gran número de empresas ha demostrado que las grandes ideas no suelen venir acompañadas de corbatas, sacos, trajes sastres, entre otros; muchas de las grandes ideas también pueden estar acompañadas de jeans, remeras, zapatos deportivos y alpargatas.

Si bien es cierto que la formalidad no necesariamente es la respuesta, también hay reglas para ser informales. “Es importante no caer en la informalidad total, un ejemplo claro es Google, una firma sumamente condescendiente en estos términos, que, sin embargo, nunca cae en la informalidad y mucho menos en lo desaliñado”, ilustra Humberto Gutiérrez, coordinador de community manager del Grupo Imagen Pública.

Uno de los errores catastróficos que suelen implementar las empresas es aplicar reglas o códigos de vestimenta sin atender las necesidades básicas de la organización.

Qué se comunica con la vestimenta laboral

Esta expresa el mensaje que se quiere manifestar del interior al exterior de la organización y es crucial, porque a través de él se transmite la imagen pública de la empresa.

Antes de introducir códigos de vestimenta, también se debe considerar que los requerimientos sean coherentes para cada trabajador; no se puede exigir la misma formalidad para los directivos, ejecutivos y líderes, que a los demás colaboradores.

Para marcar la tendencia de la vestimenta de los empleados, se debe diferenciar el sector al que pertenece cada uno; no es lo mismo pertenecer al sector financiero, que al tecnológico o creativo. Para esto, el rango y poder adquisitivo también deben ser observados.

Es sumamente significativo buscar que la empresa siempre proyecte un perfil de seriedad y formalidad, y no olvidar que la imagen es importante para causar una primera buena impresión. Se debe evitar caer en fallos, debido a temas como la vestimenta de sus colaboradores.

La informalidad puede tener puntos positivos cuando se habla de creatividad, sin embargo, también puede desatar la inconformidad, irresponsabilidad y caos, porque cuando existe un código relajado, la interacción con los clientes suele limitarse, por lo que los trabajadores suelen evitar en días informales, pasando los negocios al siguiente día hábil. Para suprimir estos percances, la recomendación acertada sería vestir dentro de los estilos business casual o formal.

Muchas empresas que dan libertad de atuendo a sus empleados tienen verdaderos problemas a la hora de establecer normas de vestir razonables sin coartar esta libertad personal. Aunque suene anticuado, estas normas se tienen presentes. La dificultad de llevar a cabo las normas de vestimenta radica en estar de acuerdo con las reglas de la empresa y con la libertad del personal, pero es esencial para la mayoría de las organizaciones fijar un vestuario.

Hasta la próxima entrega…

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