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“La toxina botulínica es conocida comercialmente con el nombre de bótox y es producida naturalmente por una bacteria llamada clostridium botulinum, que habita generalmente en la tierra. Esta especie posee la capacidad de relajar o paralizar los músculos mediante el ‘bloqueo’ de la señal que llega a través de las terminaciones nerviosas. Se sintetiza en el laboratorio y se emplea hace más de 40 años de forma segura en dosis ínfimas, con la intención de inhibir la contracción temporal y selectiva de ciertos músculos que se desean relajar”, explica la Prof. Dra. Fátima Agüero de Zaputovich, médica dermatóloga, especializada en Dermatología Estética y Láser.
Según aclara la profesional, se aplica por medio de mínimas inyecciones; es decir, agujas muy finitas igual a las de insulina, exactamente a nivel del músculo sobre el que se desea actuar, ya sean entrecejo, frente, zona periocular –más conocida como patas de gallo–, axilas, palmas de manos y pies –esta última, como opción para tratar la hiperhidrosis, el exceso de sudoración–. También se pueden suavizar las líneas del mentón, cuello y escote. No solo se utiliza en la medicina estética, sino también es considerada para otros usos médicos, como en niños que sufren parálisis cerebral y músculos espásticos o pacientes con estrabismo. “En estética no existe una edad mínima o máxima para su aplicación, ya que depende de varios factores, como la fuerza con que la persona gesticula, la frecuencia de las contracciones, el tipo de piel y la calidad de la misma. Personalmente recomiendo iniciar el tratamiento cuando empiezan a marcarse las líneas de expresión estando en reposo”, sugiere la especialista. El efecto dura entre cuatro a cinco meses y, conforme con la dosis aplicada y la fuerza del músculo tratado, se recomienda consultar cada seis meses. Los primeros efectos se observan a los tres días y completamente a los 12. Al comienzo no se debe masajear la zona, acostarse, agacharse o hacer esfuerzos físicos por cuatro horas. Posteriormente, ya no es necesario otro cuidado, salvo evitar la contaminación del área durante 48 a 72 h.
Ácido hialurónico
En los últimos tiempos aparecieron varios productos de belleza para el rejuvenecimiento facial. Uno de ellos es el ácido hialurónico, un polisacárido constituyente de la dermis formada por una capa media de la piel en la que se encuentran las células que producen colágeno y los vasos sanguíneos. Parecida a una gelatina, tiene la capacidad de retener agua, hidratar y mantener tersa la piel. “Con el paso del tiempo ocurren varios cambios, tales como la disminución de la cantidad de ácido hialurónico, el descenso de la producción de colágeno, la deshidratación, entre otros. Existen productos que contienen este componente enriquecido con vitaminas y minerales para inyectarlos de forma superficial en la piel, gracias a la técnica de mesoterapia”, cita la profesional.
Comúnmente denominada skinboosters, se emplea para desprofundizar el surco nasogeniano y las líneas de marioneta. Se administra también en las orejas, el mentón, los labios y la nariz. Asimismo, se usa para rellenar otras zonas del cuerpo, como el dorso de las manos, pubis, hoyuelo, glúteos, y es efectivo en el tratamiento contra la celulitis. Su duración varía dependiendo de la calidad del mismo y la densidad, aunque, actualmente, todas las elaboraciones son de buena calidad y su efecto se extiende durante un año o más.
“Ambos procedimientos son muy solicitados en mi práctica diaria e, incluso, se utilizan en simultáneo. Se debe tener en cuenta qué se desea tratar, ya que así podemos combinar las técnicas de acuerdo a cada caso específico”, refiere la dermatóloga.
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