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Hablar de la imagen personal es un tema que nos obliga a pensar cómo y qué sentimos respecto a nosotros mismos. “Siempre me sentí acomplejada por el sobrepeso, principalmente por el volumen de mis piernas y caderas”, revela Claudia Lombardi (50), iniciando la conversación que sostuvimos al margen de los seminarios de autoestima e imagen que la experta argentina dio en el país.
Desde hace casi siete años es directora de la consultora que lleva su nombre, cuyo amplio porfolio de servicios ganó la confianza, incluso, de compañías multinacionales.
Cuando tenía 40 años, como periodista que escribía sobre belleza, salud y nutrición, tuvo acceso a un curso de belleza y autoestima. Durante este, la capacitadora dijo cosas que la hicieron reflexionar sobre sí misma, en momentos en que atravesaba la muerte de su madre y su hermano, y se separaba tras 17 años de matrimonio. Con posterioridad a aquel curso, “la oruga comenzó su transformación”: bajó 10 kg con un nutricionista, hizo terapia psicológica, y estudió asesoramiento de imagen personal y profesional con la diseñadora Carolina Aubele. “Descubrí que tenía un talento especial para subir a un escenario, y decirles a las mujeres que se quieran y se acepten”, confiesa.
En tu visión, ¿qué es la imagen personal? Es el reflejo de lo interno y externo que uno irradia visualmente. Una combinación de carisma, actitud, comunicación verbal y no verbal, indumentaria, maquillaje, accesorios y, por supuesto, belleza física, que la pongo al final porque no es lo más importante.
Las mujeres somos derrotistas respecto al cuerpo, nunca estamos conformes. Es esencial aceptar nuestro cuerpo y nuestra edad, porque, pese a lo que publicitan y fomentan los medios de comunicación sobre la belleza, por más cirugías que nos hagamos, los años van a pasar. En los seminarios, mi mensaje principal es que aprendamos a amarnos; si no guardamos una buena impresión de nosotras mismas, los otros no la tendrán.
Es común escuchar: “Yo no me arreglo para los demás, sino para mí misma”. Lo coherente hoy es vestirse para ser y parecer. Vivimos en una época muy visual. La gente no tiene tiempo de ver el contenido si no le gustó el envase. Por lo tanto, habrá que trabajar en el estilo, en el mensaje que doy cuando me visto para que el otro lea rápidamente quién y cómo soy en lo profesional o personal.
¿Cómo reconocemos nuestro propio estilo? Existe un estilo innato que va con nuestra personalidad. Algunas personas lo tienen muy claro y otras cambian permanentemente. Pero siempre la persona con un estilo genuino se ve segura y confiada. El principio de todo es conocerse y aceptarse, trabajar partes de nuestro cuerpo o rostro que pueden no gustarnos. Luego está el animarse a jugar con los colores, cortes y demás propuestas de la moda.
¿Vale la pena arreglarse para estar en casa, sin visitas? Algo que siempre recalco es por qué vamos a trabajar muy arregladas, pero al llegar a casa, donde están nuestros afectos, parecemos unas brujas. Por favor no hagamos eso. Tengamos un buen equipo casual; unos jeans y alguna remera colorida, nos recogernos el cabello con una hermosa vincha. No es mucho, y estamos lindas para nosotras y para quienes amamos.
El mercado de la belleza nos ofrece mucho. ¿Cuál es la clave para comprar bien? El gran secreto es comprar con inteligencia.
Aunque suele ser una gran tentación, no compro lo que ya tengo. Es esencial comprar prendas que combinen y ayuden a armar distintos outfits con poca ropa. Recuerden que no siempre lo más caro es de calidad; prioricen la calidad, no la marca.
Personalmente, ¿qué descubriste tras afianzar tu imagen? Descubrí que detrás de la ropa, el maquillaje y los accesorios hay mucho más de nosotros que lo que creemos. Me descubrí creativa, segura y apasionada. Todo estaba dentro de mí y no lo sabía. Próximamente voy a lanzar un libro: La profundidad de la superficie.
¿Qué produce en una mujer el atreverse a cambiar? Siempre cuento que no sé si les cambié tanto el look, pero sí sé que modificaron algo interno; empezaron a quererse, a caminar y mirarse al espejo de otro modo, a sonreír.
Hay científicas, intelectuales, amas de casa que obvian el look. Creo que no se ocupan ni preocupan porque no tienen las herramientas. Entre mis clientas hay médicas de 60 años y amas de casa que quieren un cambio. ¿Quién no ansía verse bien, sentirse saludable y confortable?
Ante una reunión importante, sin nada que nos guste ni cómo nos queda, ¿qué hacemos? Usar la monocromía. Vestir de un solo tono te deja ver más alta y delgada. Dar un toque de plata o dorado en los aros o el collar, y calzar zapatos de diseño y calidad.
¿Qué te pareció el estilo de las paraguayas? Bellas, con unos ojos muy brillantes. Eso es lo que veo en alguien para trabajar: su luz, la pasión, sus ganas de aprender. Creo que es muy clásica; aunque vi jóvenes muy arriesgadas. La mayor de 40 debe animarse a cambiar, verse más moderna y flexible. Esa sonrisa maravillosa me encantó en todas.
Como consejo final, Claudia alienta a amarse, a saber llevar luces y sombras, a sentir confianza y seguridad. Cierra con la que considera su mejor frase: “Invertí en vos, salvo que te consideres un mal negocio”.
Maison Aubele
Bajo la dirección de la diseñadora y empresaria bonaerense de origen franco-alemán Carolina Aubele, es un instituto con base en Buenos Aires, Argentina, que apunta a todos los países de habla hispana a través de una comunidad y cursos online. Su particular visión de la belleza y la autoestima lo posicionó como el centro de preparación más importante de América Latina. Brinda capacitaciones, principalmente, en asesoramiento de imagen, colorimetría e imagen personal. Además de ofrecer cursos y seminarios, cuenta con la única boutique especializada en Asesoría de Imagen de América Latina, donde los instructores y diseñadores pueden encontrar libros, devedés con capacitaciones y las herramientas necesarias para su desempeño profesional.
Fuente: www.maisonaubele.com
Texto lperalta@abc.com.py
Imágenes Pedro González y www.claudialombardi.com.ar