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En sociedad con Soledad Acuña y Francisco de Narváez, da título a la conocida firma argentina de indumentaria Rapsodia, que desembarcó con mucha ilusión en nuestro país la semana pasada. La socia fundadora y diseñadora Josefina Helguera nos recibió en su exclusiva tienda establecida en el recientemente inaugurado centro comercial Paseo La Galería. En el espacio, donde conviven piezas artesanales de distintos rincones de la Tierra, la marca plantea un lifestyle concebido especialmente para el público femenino, que toma forma a través de diseños de estilo bohemio, romántico y “rocanrrolero” confeccionados en tejidos nobles, cuyo resultado es una suerte de mix galáctico en el que se conexionan innumerables estampados y varias gamas de tonos y tipos de texturas.
Las chicas –hoy enfocadas en consolidarse comercialmente en suelo paraguayo– llevan más de 15 años involucradas en la industria textil, y sus nombres se convirtieron en símbolos de los valores traducidos en respeto, liderazgo, visión, creatividad, exclusividad y trabajo en conjunto.
Esta historia se inició cuando Josefina y Soledad –compañeras desde la infancia– finalizaron sus estudios secundarios y empezaron a desempeñarse como vendedoras en la boutique de Via Vai. Al cabo de unos años, ambas renunciaron y siguieron sus vidas tomando caminos diferentes, hasta que en 1999 se encontraron casualmente para no volver a desvincularse. Un día conversaron acerca de una eventual alianza entre sí, y esta posibilidad les quedó resonando en la mente. Una vez decididas, no dudaron en asumir inmediatamente el desafío, cuya concreción requería del respaldo de una figura avezada dentro del ámbito de los negocios.
En esa aventura se encontraban cuando se cruzaron con Francisco de Narváez, un empresario colombiano nacionalizado argentino que, coincidentemente, analizaba invertir en un buen proyecto. Durante una reunión, el ejecutivo las instó a elaborar un plan estratégico que lo interiorizase respecto a la iniciativa que ellas manejaban y, a la vez, le permitiese resolver si sería de provecho apostar todas sus fichas. Fue así como estas “gitanas de alma” –como se definen– concibieron el Libro violeta, en el que describieron sus sueños, gustos y necesidades. Después de esa compilación de utopías, el ejemplar tomó forma: bocetaron 10 páginas que, hasta la actualidad, se mantienen intactas. Finalmente, presentaron la propuesta a Francisco, quien les respondió: “Me gusta, háganlo”, y sellaron un pacto. Ínterin, también idearon un prototipo de mujer inspiradora a la que llamaron Azucena. “Ella nos ayudó a concebir y fusionar nuestros estilos, porque son parecidos, pero a la vez distintos. Con Sol –como le decimos sus amigas– nos preguntábamos siempre qué ropa le quedaría bien a Azucena y cómo la convenceríamos de vestir nuestras prendas. Llegamos a la conclusión de que ella es bohemia, gitana, nómada, amante de los paisajes y del sabor de la libertad que ofrece el mundo. Siempre dijimos ‘donde encontremos un núcleo de Azucena, ahí estaremos’”, cuenta Josefina, quien asegura que los detalles del corazón son los elementos indispensables en su producción. “Disfruto del proceso de creación y edición. También de los viajes a lugares exóticos que realizo durante el año en busca de nuevos conocimientos y tejidos. Creo que, con el tiempo, las prendas también hacen su propio recorrido; tiene que ver con una evolución. El Paraguay me parece un país muy afín a nuestras raíces, por eso decidimos instalarnos aquí. Tuve la oportunidad de visitar una tienda de ñandutí y quedé encantada con ese encaje; lo observé fijamente y me imaginé aplicarlo sobre una túnica de bambula cruda, para lucirla en la playa. Es fascinante encontrarme con un arte tan novedoso”, comenta Helguera.
Además de la incursión en nuestro país, la marca está presente en Argentina, Uruguay, Chile, México, Colombia, Venezuela y Perú. En estos momentos, las autoras profundizan su línea Home, que en octubre saldrá a la luz en Argentina.
dbattilana@abc.com.py
Fotos Gustavo Báez