Acuarela de sonidos

Toquinho fue parte de la celebración por las bodas de brillante de un club de nuestro país. Por dos horas y media, presentó sus mejores temas y canciones clásicas, creando un mar de sensaciones inolvidables.

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Antonio Pecci Filho figura en la lista de reconocidos músicos que hicieron sonar sus acordes para el público paraguayo en el memorable mes de abril de 2012. Poco se supo del show relámpago que dio este gran artista brasilero en el Club Centenario ni que lo acompañó la cantante Anna Setton (28). Más conocido como Toquinho, logró erizar la piel de un selecto público que llenó la sala del emblemático club social de la capital.

Nosotras llegó hasta el lobby del Crowne Plaza para conversar con el renombrado músico. Tras una breve espera, apareció Toquinho, guitarra en mano, acompañado por Anna. Siempre locuaz y bromista, hizo gala en todo momento de su característica simpatía.

Antes de empezar a hablar de su vida y trayectoria, cuenta que acaba de llegar de una presentación en el reality show Amicy en Italia, con Sharon Stone como jurado, donde cantó sus canciones clásicas junto a una participante.

Toquinho comenzó en la música tomando clases de guitarra con Paulinho Nogueira. Muy pronto quedó cautivado por el estilo de Baden Powel, fue acompañante de Elis Regina, Zimbo Trío y Chico Buarque, con quien cultiva una gran amistad iniciada a los 17 años; juntos compusieron Luna llena (1967), su primera melodía en recibir una letra. A este le seguirían O violão do Toquinho, Boca da noite, con participaciones en festivales y programas musicales y shows en Italia. En 1970 grabó su segundo elepé Qué maravilha, realizado junto a Jorge Bem Jor. Fue entonces cuando Vinicius de Moraes lo invitó a seguirlo en una relación musical que duraría diez años.

“Soy un instrumentista básicamente, empecé como solista de la guitarra tocando siempre música brasilera o canciones típicas de ciertas partes de Brasil. Han pasado 45 años, grabé más de 80 discos, hice más de 450 composiciones y di cerca de 7500 shows en Brasil y en el exterior”, comenta y una sonrisa se dibuja en su rostro; siempre sonríe mientras habla. Toma su guitarra, entresaca unas notas que le dan énfasis a las palabras recién vertidas. Resuenan en el ambiente acordes de la bossa y cuenta que este estilo musical nació cuando él tenía 13 años.

“La bossa nova es João Gilberto; para mí, él es la bossa nova, que es la forma de conducir una canción, es una atmósfera musical; se puede cantar una canción napolitana y transformarla en bossa. Esa atmósfera la inventó João Gilberto, la forma de tocar la guitarra, la samba y poner todo en esa atmósfera. La forma de armonizar una canción. No existe una canción hecha como bossa nova,
es una forma de ejecutarla”, y responde a la pregunta ¿qué es la bossa para Toquinho?

Su generación se siente hija de los creadores de este movimiento, como João Gilberto, Tom Jobim, Vinicius de Morães, Carlos Lyra, “nosotros nacimos con esa atmósfera bossanovista. Cada uno hace su canción brasilera, con cierta influencia siempre, pero seguimos caminos distintos de la bossa nova”, explica.

Toquinho tenía 23 años cuando conoció a Vinicius de Moraes y cinco de trayectoria. Él considera que fue una relación muy productiva, porque Vinicius encontró en él deseos de hacer cosas, una música más joven, su guitarra, su juventud y, en contrapartida, Toquinho absorbió de Moraes su vasta experiencia. “Estuve con él durante diez años, tuve una gran influencia de la bossa, porque trabajé muchos años con Vinicius, un gran poeta; cuando los de mi generación surgimos, era la música de moda, de la juventud brasilera; llegó con la emergencia de la capital, con todos los ecos del cine nuevo brasilero, llegó con Óscar Niemeyer”, dice y continúa contando que Vinicius le invitó a acompañarlo en unos shows en La Fusa en Buenos Aires en 1970, al lado de María Creuza. Además, destacó el show del Canecão en Río de Janeiro con Tom Jobim, Vinicius, Toquinho y Miúcha, en cartelera durante siete meses y el show Diez años de Toquinho y Vinicius, en 1979.

Canciones de hoy

La bossa se hizo muy popular luego del estreno de Orfeo negro o con las músicas grabadas en inglés por los grandes nombres, especialmente por Stan Getz, Astrud y João Gilberto en los sesenta; “la música brasileña siempre ganó mucha fuerza fuera de Brasil, porque tuvimos también una canción que fue adoptada por los músicos americanos, por los jazzistas; la gran ventana del mundo siempre fue EE. UU.”, refiere y agrega que “Brasil tuvo esa gran facilidad, que tiene ahora el carnaval, y con internet se fue difundiendo aún más todo esto”, comenta.

Internet cambió el hábito del mundo y la música no es una excepción. La descarga gratuita de música disminuyó las ventas. Toquinho señala que las casas discográficas perdieron ese sentido paternalista que tenían antes, que viven un momento pésimo en el que ya no existen más condiciones de ventas. Paradójicamente, la red logró un acercamiento entre los países, “excepto Brasil, que tiene una dificultad muy grande para introducirse totalmente en la cultura hispana”.

En la actualidad, Toquinho hace música popular brasilera (MPB) como tantos otros de la talla de Gilberto Gill, Caetano Veloso, Paulinho Viola, Milton Nascimento. “Son todos artistas que surgieron conmigo”. El cantante tiene un gran número de compañeros musicales, está siempre abierto a interpretar nuevos estilos con nuevas generaciones. Su último cedé se llama Quen viver, verá, acompañado por Ivete Sangalo, Zeca Pagodinho, entre otros. Junto a Anna Setton interpreta dos canciones y proyectan lanzar juntos un disco este año, con temas inéditos.

La bossa nova fue una referencia indiscutible en su vida, por la época que le tocó convivir con los grandes referentes de este movimiento musical. El show es una continuación de su vida, se divierte mucho en sus espectáculos y eso se nota; no arma sus espectáculos ni los estructura, “yo siento lo que el público desea, canto las canciones clásicas por considerarlas eternas y la eternidad es la madre de la juventud. Las cosas no se acaban, se quedan siempre jóvenes; cantarlas es hacer una oda a la eternidad, y son partes de mi vida; el espectáculo es una mezcla”.

El show debe continuar

Ante un gran público, Toquinho arrancó con fuerza su espectáculo, rasgando las cuerdas de su guitarra, haciendo vibrar a los amantes de la bossa nova que se reunieron para disfrutar de una velada musical inolvidable cargada de samba y bossa, coronando con aplausos y vítores cada interpretación. El cantante logró que los presentes rememoren su vasta trayectoria musical, con temas como Eu sei que vou te amar, Tarde em Itãpoa, Samba de bençao, Garota de Ipanema, Se todos fossem iguais a você, Como dizia o poeta, un popurrí con temas de música popular brasileña (MPB), con solos de guitarra y temas propios. Pero el show no terminó ahí, junto a la dulce y melodiosa voz de Anna Setton (bastante parecida a la de Elis Regina), interpretó Chega de saudade, Romeu e Julieta, Regra de três, Berimbau, entre otros clásicos. En esta atmósfera musical sonaron con fuerza Acuarela y Atonga da mironga do kabuletê, en un espectacular cierre para una mágica noche “cheia de graça”.

Anécdota

Quisimos saber quién era Catalano, un nombre que Vinicius menciona en la grabación de un disco y Toquinho cuenta la historia, muerto de risa: “Ese es el disco más vendido de nuestra historia. Lo hicimos en cuatro horas, en Nápoles. Caminando por ahí, Vinicius y yo nos perdimos con Catalano, que era nuestro director. Eran las tres de la tarde y no sabíamos dónde comer. Una flechita bastante precaria decía ‘restaurante’, entramos en un camino de tierra y encontramos una casa con cuatro mesitas. Era una familia que hacía comida buenísima.

Almorzamos allí y tomamos vino. Tocamos la guitarra y cantamos para esa gente que no sabía ni dónde estaba Brasil, ni quién era Vinicius. Escuchaban sin saber nada de Garota de Ipanema. Catalano propuso que hiciéramos un disco así, con nosotros dos cantando de forma improvisada. Fuimos al estudio, y cantamos horas y horas. Vinicius hablaba y conversaba con nosotros durante la grabación, todo en vivo. El disco fue el resultado de algo ocasional y hasta hoy es el que más vende en nuestro catálogo. ¡Cosa extraña! Lo hicimos sin ninguna preparación y tiene muchos defectos”. La vida está llena de defectos. Quizá por eso sea tan buen disco.

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