Acordes sublimes

El compositor Antonio Vivaldi, reconocido por su creación musical enmarcada en el estilo antiguo, durante su estadía en Viena dedicó varias obras, entre ellas, conciertos para violín a niñas del orfanato de La Caridad.

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Eran en su mayoría conciertos cortos, en los cuales el protagonismo del intérprete solista rozaba lo divino.

Tiempo después, Johann Sebastian Bach, célebre representante del barroco, transcribió varias piezas de Vivaldi al clavecín.

De alguna manera, estos genios, de un estilo musical muy ligado a la existencia de un ser divino, recrearon el gusto y la línea artística de la violinista Sara Arana (26).

Sarita –como la llaman sus amigos– comenzó su instrucción musical en 1998, en el Conservatorio Municipal de Asunción, de la mano del profesor José María Calvo.

Fue becada para estudiar con el profesor José Bondari, en La Plata, Argentina. Años más tarde, hizo una especialización en violín barroco dentro del marco de la organización Caminos del Barroco, en París. Integró el ensamble Paraguay Barroco dirigido por el joven franco-paraguayo Alexandre Chauffaud, emprendiendo giras por Europa, África y Sudamérica. Participó en festivales como el de Música Antigua y Renacentista de Chiquitos, Bolivia. En el 2013 grabó con esta agrupación su primer disco, bajo el sello francés K617.

Actualmente, integra el Bach Collegium de Asunción, abocada en la música del insigne compositor, así como la Orquesta Sinfónica del Congreso de la Nación, ocupando el cargo de concertino; en ambos bajo la dirección del maestro Diego Sánchez Haase. También es docente del Conservatorio Municipal de Música e imparte clases a niños desde los dos años.

Afianzada en sus conquistas musicales, sigue desarrollando nuevas formas de transmitir su pasión por el arte. Conozcamos más de su carrera y proyectos.

¿Cómo te sentís siendo la única concertino en el país, más aún en tan destacada orquesta? Primero que nada, agradezco al maestro Diego Sánchez Haase por su confianza para el puesto. Me siento desafiada, privilegiada y feliz. Esto me impulsa a mejorar cada día y encarar con responsabilidad cada obra. El trabajo es arduo, pero es llevadero cuando trabajás codo a codo con músicos de primer nivel. El compañerismo, la amistad y la buena música hacen la combinación perfecta.

¿Cuál es la función o las funciones de una concertino? Es la persona de mayor jerarquía luego del director. Toma decisiones referentes a la técnica de ejecución de las cuerdas, así como determinaciones interpretativas para el resto de las secciones. En ocasiones, ayuda a la dirección con gestos, que habitualmente consisten en un movimiento con la cabeza.

De todos los géneros que abordás en tu carrera, ¿cuál te gusta más y por qué? Siento pasión por la música antigua. Esta fue escrita entre los siglos XVII y XVIII. Me cautiva el poder descriptivo de sus elementos: melodía, armonía, contrapunto y retórica. Cada nota, frase e intervalo tienen su porqué y nos transmiten algo. Por ejemplo, la forma más clara de sentir la voz de Dios es escuchando y analizando las obras de Johann Sebastian Bach. Eso eleva mi espíritu hasta el mismo trono celestial.

¿Cuál fue el momento en lo que llevás de carrera que te haya dado mayor satisfacción y por qué? La gira con la Capilla Panamericana, bajo la dirección del maestro Gabriel Garrido. Recorrimos Colombia, Chile, Argentina, Ecuador, Perú y el Paraguay. Fue mi primera experiencia como concertino, un gran reto personal: 25 conciertos en un mes y medio.

¿Cómo ves la percepción del público ante las manifestaciones artísticas cultas de la música? Hay más apoyo e interés hacia este tipo de manifestaciones culturales. La gente descubrió que puede valorar un concierto culto y otro popular. Eso me pone muy feliz, me alegra ver niños en las salas de conciertos, curiosos y concentrados, mirando cada instrumento.

¿Cómo ves el desarrollo de la cultura musical en nuestros días, especialmente en el país? En los últimos años, el nivel e interés cultural aumentaron gratamente. Veo más jóvenes y niños interesados en el arte, en todas sus formas. Un país próspero necesita crecer en cultura.

¿Qué proyectos en puerta tenés actualmente? Seguimos con los conciertos de temporada con la orquesta del Congreso. Una particularidad es que este año la línea artística es más clásica y ejecutamos alguna pieza de Mozart, generalmente. A mediados de julio, con los compañeros del Paraguay Barroco participaremos en un festival en el nordeste del Brasil, para el que ajustamos detalles.

Cuando estás tocando y haciendo música, ¿qué sentís? Es difícil de explicar, ya que depende mucho de lo que esté ejecutando. La música transmite un sinfín de emociones que consumen al intérprete, pero podría decir que, al hacer música, me siento agradecida con Dios por haberme regalado esta vocación.

Como diría el musicólogo británico Eliot Gardiner en el prólogo de su libro La música en el castillo del cielo: “La voz de Dios se hace humana a través de la música de Johann Sebastian Bach”. La convicción y entrega con las que Sara demuestra su talento en cada interpretación, haciendo gala de su exquisita y constante formación nos hablan de una artista con ideales sólidos, mediante los cuales busca potenciar no solo para ella, sino para todo aquel que tenga ganas de escuchar y sentir el genuino amor a la música, los espacios y las oportunidades culturales para todos.

Sara Arana

Descollando triunfos y ubicada en un sitial envidiable, como la concertino más joven del país, frente a una prestigiosa orquesta, esta exquisita y multifacética violinista cosecha el fruto de una extraordinaria formación artística.

carlos.canete@abc.com.py

Fotos Gustavo Báez, David Quiroga y gentileza.

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