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“Practicar alguna disciplina o caminar es mucho mejor hacerlo cuando el calor es menos intenso, en las primeras horas de la mañana o al final de la tarde. Es requisito indispensable usar ropa adecuada, fresca, de algodón, de colores claros y zapatos deportivos cómodos. Además, ayuda el ingerir suficiente líquido antes de iniciar, como también durante y al terminar la actividad física; así como también tener una botella de agua cerca e ingerirla con frecuencia ayuda a prevenir la deshidratación. Y si realizás ejercicios físicos en horas de mucho sol, no olvides aplicarte el protector solar 30 minutos antes de la exposición, reforzando cada dos horas. Cubrir la cabeza es buena idea”, si la actividad lo permite. Estos son algunos tips de la doctora Estela Torres de Taboada, presidenta de la Sociedad Paraguaya de Medicina Interna y directora médica del Hospital Nacional de Itauguá.
Preferí la comida liviana
La facultativa dice que “el 60% del ser humano es agua, de ahí la importancia de ingerirla además de otros nutrientes que se encuentran en frutas y verduras”. Resalta también: “Cuando las temperaturas son altas, las pérdidas a través de la piel (sudoración) y la respiración más rápida se atribuyen a mecanismos compensatorios para disminuir la temperatura corporal. El sudor está compuesto por agua, sodio, potasio, elementos indispensables para muchas reacciones del cuerpo, por citar algunas: función cerebral, cardiaca, muscular, regulada por aquellos. Por eso es prioritario ingerir alimentos que aportan agua, minerales como el sodio, potasio u otros oligoelementos con el fin de reponer las pérdidas a causa de las altas temperaturas”, expone.
No está demás recordar que “las bebidas alcohólicas y los refrescos azucarados no deben ser ingeridos como medio de hidratación. La cerveza tiene un efecto diurético que puede agravar un estado de deshidratación. El agua, las frutas naturales, los vegetales constituyen los alimentos indispensables para hacer frente a las altas temperaturas”, culmina.
Sin exponerse a un infarto
El paciente que puede sufrir infarto de corazón o de cerebro tiene factores de riesgos cardiovasculares, como la diabetes, la hipertensión, sobrepeso o ser obeso, ser fumador o tener colesterol alto. Para evitar una complicación cardiaca o cerebral, parte del tratamiento constituye hacer ejercicios aeróbicos, como caminata, trote y ciclismo. El paciente con hipertensión o diabetes debe consultar previamente con su médico, quien certificará que se encuentra en condiciones de realizar ejercicios físicos o caminatas, según la doctora Torres de Taboada.
Mantenerse hidratados
Se recomienda ingerir 4 a 8 vasos de agua por día, insiste la profesional. En verano, con temperaturas tan elevadas, la necesidad es aun mayor. “Cuidado especial se debe tener con los niños y ancianos. Recordar que las bebidas alcohólicas, así como las azucaradas, no hidratan. Mención especial para nuestro tereré, que si bien es una bebida refrescante, la yerba mate tiene efecto diurético; es decir, la persona orina con frecuencia y en mayor cantidad”, sostiene la doctora.
Fotos Pedro González, archivo de ABC Color