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El doctor Labauge trabaja en Montpellier, la séptima ciudad de Francia, país donde hay 130.000 pacientes con esclerosis múltiple o en placas. “Tenemos unas mil fichas de pacientes con enfermedades de la sustancia blanca, y nos llegan tres fichas clínicas por semana, de distintas partes de Francia para diagnóstico o tratamiento”, especifica.
El mecanismo es la afectación de la mielina que envuelve el nervio, dice para explicar lo que sucede en la esclerosis múltiple o de placas. “Hay diferentes formas de dañar esa mielina por enfermedades inflamatorias, como la esclerosis múltiple; por enfermedades genéticas, como la leucodistrofia, y las genéticas inflamatorias. La esclerosis múltiple es una enfermedad inflamatoria autoinmune, debido a la activación de los linfocitos, que hacen parte de las enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide, lupus, enfermedad de Crohn y los problemas autoinmunes de la tiroides. En función del objetivo de los linfocitos vamos a tener enfermedades diferentes, pero el mecanismo de inicio es el mismo: la activación de los linfocitos que explican que muchos tratamientos van a ser comunes a todas estas enfermedades”, explica el especialista.
“En la escleroris múltiple, los linfocitos activados van a destruir la mielina. Es una enfermedad de la persona joven que evoluciona por crisis y el riesgo es la discapacidad motora, dificultad para caminar, cognitiva –pérdida de memoria– y una discapacidad social con pérdida del empleo. El objetivo hoy del tratamiento es evitar la discapacidad”, insiste.
El doctor Labauge declara que “hay varias líneas de tratamientos antiinmunidad, una línea de interferon o inmunomoduladores, en comprimidos (la droga solo modula la inflamación, no tiene riesgos), que antes eran indicados en tratamientos de artritis reumatoides y psoriasis. El objetivo es llegar a la remisión, es decir, ausencia de nuevas crisis y ausencia de nuevas lesiones en la resonancia magnética”. Pero si no se logra esto, el facultativo recomienda “aumentar la intensidad del tratamiento con inmunosupresores, que van a disminuir los linfocitos, pero ya con más riesgos, sobre todo, infecciosos. Estos tratamientos más agresivos –de segunda línea– son dos veces más eficaces que los de primera línea, pero tienen sus riesgos”, finaliza.
Novedad en tratamientos
El doctor Labauge habla de “las nuevas líneas de tratamientos: los anticuerpos monoclonales, como el ocrelizumab, medicamentos que tienen una acción selectiva sobre ciertos linfocitos, son más específicos, sobre todo, en el linfocito CD20. El ocrelizumab se da desde hace seis meses, es muy nuevo y unas moléculas que estamos probando en un protocolo, siempre en el rol antiinflamatorio. El objetivo es producir medicamentos no para detener la enfermedad, sino que favorezcan la remielinización. Esto están probando en etapa 1, en animales”.
Diagnóstico
El diagnóstico de la esclerosis múltiple se basa en una sola crisis (episorio neurológico) de más de 24 h, y en la resonancia donde se observan por lo menos dos lesiones, cerebral y medular. El diagnóstico se hace rápido porque sabemos que hay que tratar rápido a los pacientes dentro del primer año del inicio de los síntomas. Es importante la remisión en los cinco primeros años y evitar los trastornos de la marcha. La edad de aparición precoz, 12, 13 o 18, años tiene el pronóstico y el riesgo parecidos a los adultos, excepto por los problemas en la escuela.
Fotos Virgilio Vera/ Pixabay