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“La leishmaniasis –o leishmaniosis– visceral canina es una zoonosis causada por el parásito Leishmania infantum en la que el perro es el principal reservorio en zonas rurales y urbanas. El diagnóstico se basa en el examen físico y laboratorial. Solamente un médico veterinario puede hacer la prueba de esta enfermedad”, explica la doctora Rosmary Rodríguez Valinotti.
La leishmaniasis es una enfermedad zoonótica que ataca a los animales y al hombre, que se transmite a través de la picadura de mosquitos y puede causar la muerte de su can y, a su vez, transmitirse a los seres humanos. El mosquito vector –que a través de su picadura inocula el parásito a los animales y al hombre– es un phlebotomo y es la hembra la picadora, cuya característica es que activa entre el atardecer y la madrugada. El periodo de incubación varía entre tres y siete meses.
La doctora Rosmary dice que “la respuesta inmune es la que condiciona toda la evolución del proceso patológico, ya que se trata de una enfermedad inmunomediada. La triada diagnóstica es el pilar fundamental para llegar a una prueba y está compuesta por el diagnóstico serológico (detección de anticuerpos), el parasitológico (observación o detección del parásito) y el complementario (hemograma, perfil hepático, renal, proteinograma, orina, etc.)”.
En la piel
Las lesiones de la piel son las que aparecen con más frecuencia y se presentan en áreas depiladas con descamación purpúrea, de preferencia en las regiones articulares y en pliegues de la piel. A veces hay ulceraciones sin costra y otras cubiertas de costras en la nariz, pabellón de las orejas y en el dorso. Se observan úlceras en la mucosa nasal y en la bucal, también conjuntivitis y queratitis. Se suele también notar un crecimiento exagerado de uñas.
Foto archivo de ABC Color/ AFP