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Moderna, aunque con algunos toques vintage, para no perder la conexión con un tiempo valioso, la casa sufrió modificaciones e integró los ambientes. Los muebles son contemporáneos, pero necesitaban levantar el interés, y de un todo beige se pasó a una combinación con el retapizado turquesa en dos poltronas. La chimenea enmarcada en granito negro confiere la solemnidad que es equilibrada por otras terminaciones como el ladrillo refractario y la pared amarilla, base ideal para un cuadro de Ricardo Migliorisi, que se aprecia con iluminación led en apliques. Los sofás se adornan con almohadones, que también intervienen en este rejuvenecimiento. La obra es de la arquitecta Lyda Goretta.
En el comedor la mesa de vidrio biselado de 20 mm de espesor se rodea con sillas forradas en los asientos y patas de metal, al igual que el marco de espejo. Dentro de este espacio se sitúan dos vitrinas vintage, que fueron roperos de la familia y que ahora tienen vidrio y espejo para lucir la vajilla de plata. Sin mediar muros se pasa al estar donde se ve la escalera con pasamanos cromado, que conduce a los dormitorios, y debajo está el mueble empotrado de madera maciza que organiza el sector dedicado a los adornos. Sobre los sofás de cuerpo hay almohadones con fundas diseñadas por Koki Ruiz. “La residencia, de estilo chalet americano, mantiene una deco de líneas rectas con pocas piezas”, asegura la arquitecta. Las alfombras son de Alhambra en tono champagne y la otra es negra con esferas. Los cambios introdujeron vida nueva, sin cambiar su esencia.
Granito y ladrillo
Al final del corredor se halla el quincho, allí la propietaria tiene una colección de minibotellas de bebidas y letreros retro. Las paredes de ladrillo a la vista con techos de tejuelas y maderamen en las vigas acogen a la parrilla. Una larga mesa de madera y sillas de rejillas de madera y metal resulta lo más práctico. En la cocina, los muebles de Achón tienen mesada de granito, campana de acero en el área de trabajo, y una isla central, que anima a acercarse y tomar un té mirando a través de las aberturas la tarde gris.
Fotos Silvio Rojas