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Todos los dispositivos que hoy son comunes, como las PCs ultracompactas, los smartphones, las tablets y hasta los vestibles (wereables), existen gracias a esta ley formulada por Gordon Moore, que revolucionó la industria tecnológica, la economía y la sociedad.
El efecto de su ley va más allá: el procesamiento de los chips aumenta 100%, es decir, la tecnología se vuelve doblemente más eficaz a cada generación. Sin embargo, la relación costo es inversamente proporcional y como resultado la industria puede desarrollar nuevos productos y servicios. “Un error frecuente es pensar en la Ley de Moore como una aplicación exclusiva del mercado de computadoras. Los procesadores se aplican a una gran variedad de productos: smartphones, relojes, anteojos, joyas y prendas de vestir inteligentes, electrodomésticos, videojuegos y automóviles. Hasta el cajero automático, que es la tecnología en su forma más habitual, requiere poder de procesamiento”, explicó Leandro Cino, gerente general de Bolivia, Paraguay y Uruguay.
“La observación de Moore transformó la computación de algo raro, caro y de acceso para unos pocos en una fuerza transformadora de bajo costo para toda la sociedad. En la dinámica establecida por Moore está fundado el motor de la innovación que llevó a la creación de internet, las redes sociales y la internet de las cosas”, aseguró Leandro Cino.