Cargando...
Movilidad: las tablets se ofrecen en una amplia gama de diseños elegantes, finos y ligeros. De hecho, uno de sus atractivos fundamentales es su movilidad. Deberíamos asegurarnos de elegir un tamaño que resulte práctico y adecuado para el uso que le vayamos a dar al dispositivo. Deberemos tener en consideración el tamaño de la pantalla y cómo papá lo transportará consigo: en un bolso o en un bolsillo, en un maletín...
Procesador: es el “cerebro” de la tablet. Aunque las tablets no difieren mucho entre sí en el exterior, son sus componentes internos los que determinarán el rendimiento general del dispositivo. Los procesadores más potentes permiten gozar de un rendimiento más alto y experiencias más fluidas en el uso de las aplicaciones (vídeos, navegación web, etc.), mientras que los procesadores menos potentes presentarán tiempos de respuesta menos inmediatos.
Autonomía de la batería: en las tablets convencionales, la batería suele ofrecer una autonomía media de entre 8 y 10 horas, dependiendo del uso que se haga del dispositivo.
Almacenamiento: es el espacio en el que guardar el trabajo, los informes, las fotos, la música y los vídeos. Las tablets suelen presentar más restricciones de espacio de almacenamiento que las computadoras portátiles convencionales. Si se requiere de más espacio, es recomendable buscar modelos que ofrezcan la posibilidad de ampliar el almacenamiento, como lectores de tarjetas microSD o puertos USB.
Compatibilidad: Algunas tabletas son capaces de ejecutar Windows 8 Professional, que ofrece a su vez compatibilidad total con aplicaciones y periféricos Windows ya existentes y que los profesionales pueden necesitar a diario, como impresoras o webcams.